Eric Verhoogen, profesor de Economía y Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia, Nueva York, considera que la confiscación o la aplicación de una tasa a las remesas que los inmigrantes mexicanos envían a su país podría ser el mayor daño para la economía azteca si Donald Trump cumple sus promesas de campaña. En esta entrevista con Tiempo Argentino, el académico en cambio relativiza el efecto que podría causar una modificación del Tratado de Libre Comercio que México comparte con Estados Unidos y Canadá. La preocupación de Verhoogen radica en que los miles de deportados que ingresen a México sean absorbidos por el narcotráfico al no conseguir empleo en su país.
¿Cuál sería el mayor efecto de una eventual deportación de inmigrantes para la economía mexicana?
-Creo que el mayor efecto de una deportación de mexicanos desde Estados Unidos estaría en los ingresos por remesas. Las remesas de los mexicanos en el exterior, que en su mayoría están en Estados Unidos, han sobrepasado recientemente a las exportaciones de petróleo. Si de repente las personas no ganaran ese dinero y no lo mandaran de vuelta al país, eso será un gran shock para muchos hogares en México y tendría un impacto negativo en la demanda agregada.
¿Qué pasaría con el mercado de trabajo?
-Está bastante claro que el mercado de trabajo mexicano no podrá absorber toda la gente que vuelva a casa. Habrá desempleo y subempleo. La gente se desempeñará en puestos de trabajo, muchos de ellos dentro de la economía informal, en los que no usará las cualidades que realmente tiene. Me preocupa que esto provoque un crecimiento del narcotráfico, debido a que más y más personas que no encuentren empleo legal se vean atraídas hacia ese punto.
¿En qué sectores impactaría esto?
-Una baja en las remesas tendrá un amplio impacto negativo en la economía mexicana. Pienso que afectará a todos los sectores que venden sus productos directamente a los consumidores mexicanos. Los hogares que reciben estas remesas tienden a no ser los más ricos, por lo que los sectores de bienes de alta gama probablemente no se vean muy afectados. Pero las compañías que venden a los sectores medios y bajos pueden sentir el golpe. Ese efecto se multiplicará: la gente que trabaje en esos sectores tendrán menores ingresos, etcétera.
Trump también ha criticado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés). ¿Qué consecuencias podría tener su eliminación?
-Es importante darse cuenta de que los cambios de aranceles bajo el Nafta fueron pequeños, porque los aranceles estadounidenses a los bienes mexicanos eran bajos desde antes del tratado. Si EE UU se retirara del Nafta, todavía estaría atado por su membresía a la Organización Mundial del Comercio (OMC) a no imponer aranceles a México por encima de los que ponen otros miembros, que también ya son bajos. Si de todas formas lo hiciera, la corte de la OMC fallaría contra EE UU, pero tiene un poder limitado. El recurso más fuerte que tiene es darle a México el derecho de imponer aranceles sobre los bienes estadounidenses como represalia.
Aunque una guerra comercial con México es posible, es muy poco probable. Es más probable que Trump trate de renegociarlo y que aumente un poco los aranceles sobre los bienes mexicanos, pero no espero que eso sea desastroso para México. Las deportaciones, así como el abuso y el acoso de los mexicanos y otras minorías en Estados Unidos, probablemente sean los problemas mayores.
¿Qué consecuencias traería una deportación masiva para la propia economía de Estados Unidos?
-En Estados Unidos se incrementarían probablemente los salarios de los puestos más básicos, especialmente en los que están mayormente ocupados por inmigrantes: choferes de colectivos, lavaplatos en restaurantes, trabajadores de la construcción, niñeras. No estoy seguro de que tenga un gran efecto en la economía estadounidense agregada. Pero Trump tiene otras ideas locas, peligrosas, que seguramente tendrán sus propias consecuencias negativas.