La refinanciación de la deuda con el Club de París y la obtención de un crédito del Banco Mundial por U$S 600 millones para la renovación y electrificación de la línea ferroviaria Belgrano Sur fueron los anuncios gracias a los que Sergio Massa terminó la semana con una sonrisa de satisfacción. Ambos apuntan a ordenar y mantener el flujo de divisas desde el exterior, uno de los puntos débiles del gobierno en los últimos tiempos.

Siguiendo la figura que utilizó para referirse a la negociación con el FMI («es como ir al banco cuando te endeudaste mal con la tarjeta y decir ‘te tengo que pagar de otra manera'»), podría pensarse que Massa logró con el Club de París un Ahora 12, a juzgar por las características del arreglo. El acuerdo para solucionar la deuda de arrastre con el organismo, que el macrismo había dejado de abonar en 2019, contempla el reconocimiento de los pagos a cuenta realizados en julio de 2021 y en febrero pasado, por lo cual el total adeudado se redujo a U$S 1972 millones. Habrá un pago inicial en diciembre de U$S 150 millones y el saldo se abonará en 12 cuotas semestrales, la última en 2028. Además se redujo la tasa de interés que estaba en 9% anual a un promedio de 4,5%, lo que implicará un alivio en el monto total de U$S 238 millones.

Aunque los montos en juego pueden parecer reducidos en comparación con otras gestiones (el préstamo con el FMI es por una cifra 20 veces mayor), en el equipo económico se le asigna gran importancia al acuerdo con el Club de París. En ese consorcio se agrupan gobiernos, organismos de crédito y agencias de exportación de una veintena de países. Estar al día con las obligaciones desbloqueará eventuales trabas burocráticas para futuros créditos, obras de infraestructura y convenios de asesoría técnica por parte de ellos.

La clave para despejar el camino hacia el acuerdo fue la aprobación de la revisión de la economía local por parte del FMI, cuyos dictámenes favorables son una condición sine qua non para el Club. Hace dos semanas, en su reciente viaje a Washington, Massa había dado un gran paso hacia el acuerdo con el titular del organismo, el francés Emmanuel Moulin. Si bien pensaba viajar esta semana a París para cerrar el acuerdo, finalmente se quedó en Buenos Aires por una importante razón: la llegada de funcionarios estadounidenses para avanzar en el convenio por el cual Argentina tendrá acceso a las bases de datos del IRS, el ente recaudador de Estados Unidos, para hallar cuentas en entidades financieras de ese país que no estén declaradas ante la AFIP.

De todas maneras, el ministro siguió paso a paso las reuniones de sus enviados Leonardo Madcur y Marco Lavagna, hasta llegar al cierre de la negociación. El anuncio del viernes, además, le permite a Massa diferenciarse de su antecesor Martín Guzmán, quien el año pasado había logrado que el Club le tendiera un «puente de tiempo» para no caer en default. Parecía que el arreglo llegaría en julio, pero la gestión quedó inconclusa: dos días antes de viajar a París, Guzmán prefirió renunciar y dejar una carta en Twitter.

Entradas y salidas

El acuerdo también establece que el gobierno argentino «se compromete a obtener la provisión por parte de sus otros acreedores bilaterales oficiales de nuevos desembolsos en línea con los supuestos de su programa financiero» y que «trabajará periódicamente con el Club de París sobre los avances en dicho frente».

Al respecto, en el Palacio de Hacienda son optimistas y esperan que después de ese aval y el del Fondo Monetario, para el trienio 2023-2025 fructifiquen las gestiones con el BIRF (brazo financiero del Banco Mundial), la Corporación Financiera Internacional, la Corporación Andina de Fomento y varios otros organismos internacionales de crédito. Algunos, como el BID, ya empezaron a girar fondos.

La contracara de eso son los pagos en divisas por diferentes compromisos, que el Presupuesto 2023 estimó en U$S 2045 millones para ese ejercicio. En esa suma no se encuentra el programa con el Fondo Monetario Internacional, cuyas amortizaciones son compensadas por los envíos de esa propia entidad. Pero están incluidos, por ejemplo, los pagos a realizar  en concepto de intereses por los bonos en moneda extranjera reestructurados en 2020, que solo en enero insumirán unos U$S 1.000 millones. En particular, algunos de esos instrumentos ya prevén amortizaciones de capital en julio de 2024 por casi U$S 1200 millones. Sin embargo, todavía faltan dos años para tales obligaciones y eso en Argentina es un montón de tiempo. «