El próximo jueves en Parque Norte se llevará a cabo el Congreso del Frente Renovador en el cual se le dará mandato a Sergio Massa para llevar adelante las alianzas electorales de cara a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias que se realizarán el 11 de agosto. Una vez conocida la decisión se despejará una de las principales incógnitas de la política nacional: ¿dónde jugará Sergio Massa?
El anuncio de la fórmula del Frente Patriótico compuesta por Alberto Fernández y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, más las idas y vueltas de Alternativa Federal y Roberto Lavagna, hicieron que Massa ocupara el centro de la escena. El promedio de 12 puntos con el que lo muestran las encuestas y el discurso cuidado para mantener todas las negociaciones en pie hacen que la expectativa sobre su determinación crezca al compás del paso de las horas.
Los rumores, las especulaciones y las operaciones dibujan la escena en la que se mueve el exintendente de Tigre. Desde el PJ aseguran que las ofertas para que Massa se sume de cara a las PASO son amplias y generosas. «Todo está sobre la mesa, lo que te imagines. La prioridad es negociar», le confesó a Tiempo uno de los intendentes peronistas con más peso en el Conurbano. La arquitectura es compleja. Un buen acuerdo con Massa puede provocar una ruptura entre los intendentes. La tensión existe y tiene como eje la fórmula del peronismo para la provincia de Buenos Aires.
Massa tuvo una semana de alta exposición. Disfruta de la centralidad que por un rato le concedió CFK. Fue cuidadoso. No se salió de su discurso y no mostró todas sus cartas. En ese marco repite su rezo laico: «Démosle a la Argentina un gobierno de unidad y de mayoría». Lo dijo en la decena de entrevista que brindó en la semana. Pero también lo dijo ante las autoridades de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). Además ahí, ante la atenta mirada del extriunviro, Juan Carlos Schimd, dijo: «Yo estoy para discutir el quién pero también el para qué».
Mientras el tiempo pasa, Massa sigue aferrado al manual de la política, arranca a negociar de lo más alto, total para bajar hay tiempo y tensiona hasta el final. No sólo se trata de conseguir la mejor negociación posible con sus aliados sino también de que su estructura no sufra fisuras una vez decidida la estrategia electoral.
Sucede que en el Frente Renovador tampoco hay unanimidad de criterio respecto de cuál es el camino a seguir. En ese contexto uno de los históricos operadores de Massa en la provincia de Buenos Aires le explicó a Tiempo su posición personal: «Estamos cansados de perder». Y con ese solo argumento trabaja para que la balanza se incline a cerrar filas con PJ kirchnerista. Pero esa posición no es la única. Los dirigentes que el Frente Renovador tiene regados por el interior de la provincia aseguran: «Nos fuimos hace más de diez años, construimos de la nada. No vamos a volver al mismo lugar que estábamos a convivir con La Cámpora y el PJ». Sobre estas diferencias internas también tendrá que mediar Massa.
En ese marco, el diputado provincial Jorge D’Onofrio, precandidato a gobernador y una de las personas más influyentes en la toma de decisiones de esa fuerza política, ayer durante una recorrida por el interior de la bonaerense volvió a hacer pública su postura: «Este es el momento en el que tenemos que asumir el desafío histórico de juntarnos para que este gobierno se termine».
Los sectores del FR que se ecolumnan tras la posición de D’Onofrio confían en el peso de las encuestas que se realizaron la última semana. El diagnóstico es claro: la grieta se distorsionó pero la polarización aumentó. El sector del medio cayó a la mitad en su intención de voto. «
El día D del Frente Renovador
El espacio político liderado por Sergio Massa cumplirá en octubre seis años de existencia. Nació en octubre de 2013 en territorio bonaerense como soporte del proyecto político presidencial del exintendente de Tigre. De aquel destellante comienzo, cuando sacó el 43% de los votos y derrotó al Frente para la Victoria, corrió mucha agua bajo el puente. Massa no pudo sostener su primacía electoral en las siguientes elecciones, la de 2015 y 2017. De hecho, lo que sucedió fue que perdió cada vez más respaldo social. El próximo jueves el massismo tiene la oportunidad de volver sobre sus pasos, aceptando que el camino que eligió cada vez lo aleja más de su objetivo.