El hambre grita fuerte desde las entrañas de la Ciudad de Buenos Aires. Miles de vecinas y vecinos de los barrios populares carecen del acceso a alimentos básicos y cada vez cuentan menos con la asistencia diaria que brindaban los comedores, merenderos y ollas populares. En la semana se conoció la persecución que el Gobierno Nacional emprendió contra referentes sociales que administran comedores en todo el país, pero muy poco se conoce sobre aquellos que se ubican en el distrito porteño y que el Ejecutivo local intenta ocultar.
Más de 90 comedores y merenderos populares conformaron hace un tiempo el Frente popular Papa Francisco. La necesidad de aunarse nació bajo un objetivo común: que la administración macrista los reconozca y brinde asistencia alimentaria, para poder paliar el hambre de miles de habitantes de los barrios populares que a diario reclaman por un plato de comida.
«La mayoría de los espacios que estamos dentro del Frente Popular Papa Francisco estábamos recibiendo mercaderías del Gobierno Nacional, pero en diciembre del año cortaron definitivamente el envío de alimentos. Por ahora recibimos donaciones de gente que colabora y de esta manera venimos sosteniendo estos espacios desde hace cinco meses», contó a Tiempo Nahuel Sierra, referente social de las comunas 8 y 15 que tiene a cargo ocho merenderos y comedores en la ciudad de Buenos Aires.
Ninguno de los 90 comedores y merenderos recibe asistencia del Gobierno de la Ciudad, razón por la cual se organizaron para emprender un reclamo conjunto y que el Ejecutivo local colabore con el envío de alimentos.
«El hambre está creciendo entre los vecinos y vecinas de los barrios, nosotros tuvimos que achicar las raciones y cada vez se nos acercan más vecinos a pedir un plato de comida, o que les podamos dar una mano con un paquete de fideos, o un paquete de arroz, y no estamos pudiendo dar respuesta. Por parte de la Ciudad nunca recibimos nada de mercadería, y ellos tienen un sistema armado para grupos comunitarios que nuclean comedores, a los que los asisten con productos frescos y también tienen mercadería a granel con productos secos como arroz, fideos», agrega Sierra.
El Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios de Organizaciones de la Sociedad Civil (RENACOM) realizó una auditoría entre el 7 de febrero y el 26 de abril de este año. Según cifras oficiales de Nación, se relevaron 2646 establecimientos en todo el país. De ese total, 1247 (el 52,3%) no fueron validados como comedores o merenderos y el resto continúa en observación.
Mientras el Gobierno de Javier Milei suspendió la entrega de alimentos a comedores y merenderos desde el pasado 10 de diciembre, la Ciudad se niega a reconocer a varios que se encuentran en el distrito porteño, y estos espacios se las arreglan como pueden. En algunos casos, las raciones en los merenderos y comedores populares de la CABA no sólo tuvieron que achicarse, en muchos de ellos redujeron la frecuencia. De estar presentes cinco o seis días de la semana algunos ofrecen una copa de leche una vez cada siete días.
«Nosotros estamos en nueve barrios, tenemos comedores y merenderos. En algunos espacios damos comida un día a la semana, en otros dos veces a la semana y en el resto tres. En Soldati, por ejemplo, nuestro comedor asiste con 450 raciones», explicó Silvia Aquino, coordinadora de la organización Liberación Popular de CABA que maneja comedores y merenderos en los barrios de Soldati, Piletones, Bajo flores, y en la Villa 21-24; entre otros.
«Hasta ahora nos sostenemos con las donaciones que brindan algunas organizaciones que nos asisten con leche, galletitas, harina y azúcar. Hay días que hacemos y damos torta frita y mientras tanto realizamos varias actividades para recaudar fondos, como rifas y sorteos. Sinceramente es una vergüenza que tengamos que estar pidiéndole alimentos a la Ciudad, nos ignoran, en ningún momento se acercaron a hablar con nosotros. A cada merendero vienen por día entre 120 y 150 niños a buscar comida y en la mayoría de estos espacios no llegamos a asistir a todos», agrega Aquino y termina: «Familias enteras vienen a las ollas populares con sus tupperes y platos. Es una imagen muy triste porque no damos abasto».
Desde Patria Popular, un espacio político y social que viene trabajando desde hace años en la Villa 15, Ciudad Oculta, Villa 20, y Bajo Flores, entre otros barrios, también subrayan la indiferencia del Gobierno de la Ciudad.
«Fuimos conformando estos espacios, como el comedor Ezequiel de Monti en Ciudad Oculta hace casi 20 años, que logramos transformarlo en un comedor autogestivo. El resto se fue haciendo por todo lo que vino pasando desde el 2015 en adelante. Primero eran merenderos, después se fueron haciendo comedores y algunos directamente de la nada surgieron ollas populares», detalló a este medio, el referente político y social de Patria Popular Leo Demonty, hermano de Ezequiel, el joven que fue torturado y asesinado por la Policía Federal en septiembre de 2002.
En un momento en la pandemia, este espacio llegó a tener en el Bajo Flores nueve ollas populares, que se podían sostener con la asistencia del gobierno nacional la solidaridad de los vecinos y las donaciones de muchos comercios.
«El tema es que hoy en día estamos en un punto donde ya nadie tiene para donar y los comercios están cerrando porque no venden y muchos te dan el pan y algunas cosas, pero muy poco. De nueve ollas populares que teníamos pasamos a tener cuatro, hay cinco que tuvimos que cerrar porque no podemos cubrir la demanda y estos cuatro lo estamos haciendo con mucho esfuerzo», agrega Demonty. «En los cuatro espacios que tenemos en el Bajo Flores damos de comer a más 90 personas y hay más o menos 40 chicos. Las familias que se acercan a pedir un plato de comida están desempleadas y algunas viven de la changa», termina. «