Celebrar es un verbo de connotación positiva. Más allá de la representación que cada persona tenga al pronunciarlo (desde un pelotero hasta una liturgia religiosa) conlleva ánimo, un buen deseo, por un año más o mejor, por una buena vida, porque los deseos se cumplan. Todas estas frases se aplican a Tiempo, a la cooperativa que el viernes pasado, 19 de abril, cumplió 8 años.
Ese es el espíritu de esta columna, la que indica el verbo festejar: “Realizar un acto festivo por algo que se lo merece”; porque costó mucho llegar hasta aquí. Pero al mismo tiempo, como colectivo solidario con nuestros y nuestras colegas, nos resulta difícil conjugar celebrar con compañeros y compañeras de Télam acampando en la calle sin poder ingresar a sus puestos de trabajo, a integrantes de la TV Pública con una programación de archivo y una incertidumbre tal como la que portan quienes pertenecen a Radio Nacional. Con ellos y ellas estamos porque público es lo colectivo y lo están combatiendo.
Tiempo nació de un acuerdo, el querer seguir juntos. En ese 2016, sin tanta primacía de las redes, lo común estaba más a la mano. La decisión fue más fácil de llevar a cabo porque estábamos convencidos de que valía la pena. Desde el apoyo de quienes nos leían y en los puestos de la marcha del 24 de marzo de 2016 que completaron la encuesta consignando que nos volvería a comprar hasta nuestros colegas. Los social comunitario formó parte de nuestra identidad y permanece en nuestro funcionamiento cotidiano.
Desde esa constitución, pasamos muchos eventos, buenos y malos. Un ataque, muchos premios, un documental que ahora vamos a liberar en nuestro canal de YouTube, viajes y entrevistas para contar cada rincón del país y otros puntos del mundo a los que pudimos llegar. Pero también narrar nuestra experiencia desde la autogestión con todo lo que conlleva.
El periodismo que nos vio nacer y continuamos no baja sus banderas de defensa de trabajo digno, la educación y la salud públicas, la cultura con acceso popular, la pluralidad de voces y la información como derecho humano, entre otros a pesar de que el contexto actual de la Argentina está inoculado por la crueldad como moneda de intercambio para la relación individual y colectiva: se legalizó el destrato. El individuo prima sobre el dúo, mucho más sobre el grupo. Atravesamos una época que intenta desactivar cualquier proyecto colectivo, cualquier convocatoria que agrupe y una fuerzas junto a ese ese otro que, en lucha, también soy yo, ambos del mismo lado.
En este marco, más que nunca acompañamos los valores de los feminismos y las disidencias, de quienes quieren una vida más equitativa, de quienes pelean por el acceso a una vida mejor de manera colectiva. Y con inclusión. Lo opuesto a un gobierno que pondera lo al individuo meritocrático por sobre lo comunitario, el yo pude frente al ¿en qué te ayudo?
Nacimos en la calle y volvemos a ella por cada causa justa. Estaremos en la marcha universitaria del 23 de abril, el 1º de mayo, como también lo hicimos el 24 de marzo porque creemos que es en lo público con otros y otras donde se conquistan los derechos. No lo considera así el gobierno nacional que transita con soltura las calles virtuales de las redes y con ello se aleja cada vez más de las reales, las de asfalto al que no bajan ni pisan hace mucho tiempo.
Pero volvamos al festejo y en él, no podemos decirles más que gracias por estar ahí. Por leernos en papel, en la web, en las redes o escucharnos en la radio. Por confiar, por comentar pero sobre todo por valorar nuestra mirada del mundo. En estos tiempos hostiles los y las necesitamos más que nunca a ustedes que ya forman parte de esta comunidad, así como a quienes aún no pertenecen. Difundinos: necesitamos más socios y socias para seguir en pie. Mientras nos ayudan a sumarlos, brindamos y reiteramos el agradecimiento porque sin que nos lean y nos escuchen no tiene sentido el hacer. Salud Tiempo, salud comunidad.