El laberinto de la falta de dólares, las sucesivas crisis y un modelo exportador excluyente pareciera ser la trampa en la que caen diversas escuelas económicas argentinas.

Martin Schorr, junto a Francisco Cantamutto y Andrés Wainer, propone algunas respuestas a este dilema en su último libro Con exportar más no alcanza (Editorial Siglo XXI, 2024).

–El modelo basado en la exportación y el ingreso de los llamados «dólares genuinos» pareciera ser al mismo tiempo la cura y la enfermedad a nuestros problemas. ¿Hay salida de ese laberinto?

–El modelo exportador a base de producciones primarias tiene como una de sus principales condiciones de posibilidad la vigencia de salarios muy bajos en nuestro país y una distribución del ingreso regresiva. Además, hay que tener en cuenta que es una dinámica económica que tiene impactos reducidos en creación de puestos de trabajo. Es habitual escuchar, no sólo desde usinas neoliberales, que «primero hay que crecer para luego encarar la distribución del ingreso». Se trata de una visión que está siendo cada vez más cuestionada por la práctica de muchos países en el último tiempo. Allí se busca apuntalar modelos de crecimiento traccionados por la demanda interna y políticas industriales activas tendientes a proteger y dinamizar industrias nacionales. Nada más alejado de lo que se ha venido haciendo en nuestro país.

–¿Qué relación hay entre depender de la exportación y la deuda externa?

–Uno de los objetivos destacados del modelo exportador es generar divisas para afrontar los compromisos externos. Por eso decimos que tal como está planteado, es el modelo más afín al poder económico porque articula los intereses del capital financiero internacional (acreedores de la deuda) con los del gran capital exportador (no más de 100 empresas altamente transnacionalizadas concentran alrededor del 70% de las exportaciones que se realizan desde Argentina).

–¿Qué debates e interrogantes plantea el libro? ¿Con qué escuelas económicas argentinas discute?

–El libro busca discutir con las tesis neoliberales y las neodesarrollistas que, desde lugares distintos plantean que el proyecto estratégico para la Argentina pasa por el modelo exportador de producciones primarias. En lo concreto el foco de nuestra crítica apunta a dos cuestiones. Primero, en esas miradas no hay economía política, es decir, no hay actores concretos detrás de los procesos económicos. Esto es fundamental, ya que ninguna de las corrientes plantea qué implicancias tiene para un país periférico y dependiente como la Argentina el carácter altamente transnacionalizado y financiarizado de los actores concretos que conducen la inserción exportadora. Además, hay otro denominador común entre estas dos escuelas: para ellos la distribución del ingreso es una variable dependiente. 

El “punto de llegada” de un modelo económico traccionado por exportaciones de producciones primarias bajo conducción del gran capital transnacional. Aquí nosotros planteamos dos reparos que nos parecen fundamentales. Por un lado, ¿por qué la distribución del ingreso tiene que ser el punto de llegada y no el punto de partida (la variable independiente) de un modelo económico alternativo para nuestro país? Por otro, presentamos un conjunto de evidencias que dan cuenta de que el modelo exportador lejos está de acercarnos a un escenario de redistribución del ingreso, al tiempo que tiene como una de sus condiciones de posibilidad el infraconsumo de amplias capas de nuestra sociedad, de allí su carácter excluyente.

–¿Quiénes son los vencedores y vencidos del actual modelo de exportación?

–En línea con la orientación de la política económica que se ha venido desplegando desde el inicio mismo del gobierno, el podio de ganadores es ocupado por la intermediación financiera; un conjunto de producciones primarias de exportación como el petróleo, el gas, la minería y la pesca; actividades con precios regulados por el Estado que resultaron muy favorecidas por la convalidación de subas de tarifas despiadadas como el transporte, las comunicaciones, la electricidad, el gas y el agua; y sectores que se «desregularon» en favor de grandes empresas como diversos servicios sociales y de salud. Al posar la mirada sobre los perdedores se comprueba la presencia de sectores que registraron caídas más o menos pronunciadas en sus respectivos niveles de actividad, con situaciones especialmente críticas como en la construcción, la industria y el comercio. En el interior de este núcleo conviven dos realidades. Por un lado, un grupo de actividades perjudicadas por el drástico recorte del gasto público que se ha instrumentado sobre prácticamente todas las partidas con excepción de las ligadas a los pagos de la deuda estatal. Por otro lado, los sectores afectados por la retracción del consumo interno ante la caída del poder adquisitivo de los salarios, las jubilaciones, las pensiones, etc. Se destacan aquí hoteles, restaurantes, la producción fabril, y el comercio mayorista y minorista.

–Algunas provincias como Mendoza se suben con todo a fortalecer la minería y otras actividades extractivas ¿Qué rol juega el RIGI en todo esto?,

–El RIGI, con su plétora de concesiones a grandes inversiones, es un marco normativo funcional al despliegue del modelo exportador que comentamos. Lo interesante es que pese a todas las «señales» que el gobierno ha generado alrededor de la prioridad exportadora y el sinfín de concesiones a los grandes exportadores, las inversiones han sido realmente muy escasas. Eso da muestra de que para los inversores hay muchas más dudas que certezas sobre la sustentabilidad del rumbo escogido en lo económico y lo social. «

TRAYECTORIA

Martín Schorr es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y doctor en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). A la vez es Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de la UNSAM. También es docente en cursos de grado y posgrado en la UBA. Es autor de varios libros como El viejo y el nuevo poder económico en Argentina (Siglo XXI, 2021) y publicó artículos en revistas especializadas.