La larga etapa de cuarentena le posibilitó a María Estela Monti concebir Luces al reencontrarse y redescubrir temas como “La ventana sin cancel” (Mirtha Defilpo y Litto Nebbia), “Panacea” (Luis Alberto Spinetta), “Pasajera en trance” (Charly García), “Armonías del viento” (Patricio Peñaloza y Eduardo Guerschberg),  “Retrospección” y “Tema de Nélida” de Marcelo San Juan, un creador a quien se le debería dar el lugar que merece dentro de la música popular contemporánea. Luces se completa con “Caseríos” (Javier Sánchez), “Lo más deseado” (Fran Fernández) y “Nuevos pasos, nuevas alas” (Walter Casales y Gustavo Fernández).

Los músicos que acompañan a Monti (Nicolás Guerschberg: piano y arreglos; Alejandro Manzoni: piano, acordeón y arreglos; Pato Epíscopo: bajo eléctrico; Leandro Savelón: batería y percusión; Alejandro Guerschberg: bandoneón; Dorita Chávez: voz y coros y Fran Fernández: dirección musical, guitarra, bandoneón y arreglos) le proporcionan a cada una de las canciones interpretadas por Monti  un marco sonoro sutil, que le permite a la cantante saborear cada palabra y atrapar al oyente con su cálida y expresiva interpretación.

En diálogo con Tiempo, Monti explica los motivos por los que decidió abordar un repertorio alejado de la música ciudadana y lanzar este nuevo trabajo, diez años después de “Tango de dos siglos”, su último disco publicado.

María Estela Monti

-¿Qué importancia tuvo redescubrir, para vos, María Estela Monti, estas canciones que escuchabas en tu juventud?

-Hay una mirada sobre las palabras de muchas canciones que apareció en el tiempo de la pandemia. Fue un período para escuchar música con otra atención, otra serenidad y otra profundidad. En mi camino como artista fui recorriendo otras músicas y encaré mi carrera como solista hacia otro rumbo, el que estaba más vinculado con la música ciudadana. Pero estas canciones siempre estuvieron ahí. Forman parte de mi historia cultural.

A pesar del recorrido que tuve la oportunidad de llevar adelante, que me dio muchas satisfacciones y la posibilidad de trabajar con grandes músicos, me pareció una buena idea grabar este puñado de canciones con la edad y la experiencia suficientes como para que cada palabra se dimensione de otra manera.

-¿La pandemia te permitió reencontrarte con mucha de la música que te influyó artísticamente?

-Así es. Ese período lo sentimos como un espacio en el que el mundo prácticamente no existía. Y mi refugio fue la música y, en especial, las palabras y la reconexión con todo eso que me nutrió de joven. Creo que el arte y la cultura funcionaron en mí como un salvavidas en esa y en otras etapas de mi vida. Por eso me molesta mucho cuando atacan a la cultura. Cuando pasan situaciones dolorosas uno dimensiona lo imprescindible que es el arte para el ser humano. Y necesitamos esa vía de comunicación, de contacto con los otros, el que se consigue con la música, la literatura, el cine, el teatro.

-La inclusión de dos temas de Marcelo San Juan es un acierto, ya que es un gran compositor y creador.

-“Tema de Nélida” es una maravilla y la letra es de Fernando Porta, un capo que, lamentablemente, se fue muy rápido. Yo lo había escuchado en un disco de Rodolfo Alchourrón y pensaba que era de él. Pero en realidad lo que hizo Rodolfo fue el arreglo. Ese disco, “Transparente”, en el que descubrí esta canción de Marcelo tiene un montón de años. Tuve la fortuna de que mi hermano mayor me hiciera conocer mucha música valiosa y muchos creadores que tienen una riqueza impresionante.

-¿Fue un desafío grande interpretar “Panacea” de Spinetta, con todos esos giros melódicos que tiene?

-Sí, muchas canciones de Luis hay que abordarlas con respecto, porque no son fáciles de interpretar. Afortunadamente, cuento con los arreglos de Nicolás Guerschberg, quien tiene una gran sabiduría para trabajar la música. Sus arreglos son impresionantes y me permiten moverme con soltura en el momento de poner mi voz a las canciones.

Cuando hacía discos de tango solían decirme que no los interpretaba de manera convencional. Siempre traté de darle mi sello personal, el sello Monti,  a la interpretación. Así es como me sale hacerlo. No podría cantar tango como se hacía en la década del 40, porque lo sentiría como una impostura.

Por esto es que te decía que mi modo de cantar me sale de manera fluida y me puedo sentir cómoda para hacer “Umbral” o “A estos hombres tristes” de Spinetta, o “Canción de Alicia en el país” de Charly, por ejemplo. Es música con la que yo crecí. Y entonces, cuando volvés a esa música, es como volver a tu casa, habitar los cuartos, mirar por la ventana… Es como volver al hogar en el que sentís la calidez de los buenos momentos.

-En gran medida el acompañamiento y los arreglos musicales “acunan” tu manera “Monti” de interpretar estas canciones.

-Me gusta esto que decís de “acunar”. Los músicos que participaron en el disco son fabulosos. Mi apoyo es, fundamentalmente, Nicolás, con quien trabajo hace veinte años, y con Fran, que es mi hijo, ¡y lo conozco desde que nació…! Y menciono a ellos dos porque son los responsables de los arreglos y la dirección musical. Con Nicolás siempre se produce un diálogo musical muy natural.

Nos juntamos  a ensayar, él empieza a tocar, yo empiezo a cantar, y parece como si estuviéramos tomando mate. Se da esa sensación de calidez en la relación musical que va más allá de una labor que se podría considerar solamente profesional. Y creo que esto se refleja en el disco. Además tenemos una mirada parecida de la música. Yo trato de no ser excesiva y de no ponerme por delante de la obra. Solo soy un vehículo para que a la gente le llegue la letra de “La ventana sin cancel” de Mirtha Defilpo, por ejemplo.

Soy muy afortunada de contar con los amigos músicos que siempre se suman a mis emprendimientos. Siento que se armó un lindo equipo de trabajo y estoy muy feliz de haber hecho este disco. Creo que era algo que me debía.

-¿Cómo surgió la idea del título?

-Cuando elegí Luces como título del disco pensé que estas canciones fueron como pequeñas luces que me fueron iluminando en esos largos y dolorosos días de encierro. Hoy parece que ocurrió hace mucho tiempo, y todavía no tomamos dimensión cabal de todo lo que pasamos.

El inconsciente te lleva a buscar esos momentos luminosos, aun en los períodos más oscuros, como ocurrió en la dictadura, o como está pasando en la actualidad. En tiempos como estos hay que depositar el optimismo en actos como hacer un disco, o una obra de teatro, o lo que sea. Creo que, evidentemente, los argentinos tenemos una gran capacidad de resiliencia, más que de supervivencia.  Y siento que todavía no nos han vencido, así que seguiremos adelante.

Somos muchos los que estamos arriba de este barco remando con dos palitos. En compañía de gente buena, amiga y sensible, cualquiera de estas batallas o estos emprendimientos se resuelven de manera más fácil.

Monti presenta Luces este domingo 15 a las 19 en BeBop Club, Uriarte 1658, Palermo, CABA.