“Para vos un bebé es un esperma, para mí un bebé es una familia eterna. Vos te preocupás por abortar, para poder abrir las dos piernas”. La rima no es casualidad, la rima es parte del flow, la agresión era lo que antes se consideraba punchline, y esa frase, que tuvo que escuchar la freestyler Roma a sus 17 años, se la dijo el rapero Dozer frente a un Luna Park repleto de chicxs que no sabían bien cómo responder al discurso moralista y conservador. Era el cruce de cuartos de final de la Batalla de Gallos organizada por Red Bull en el emblemático estadio de boxeo porteño, y era la primera vez que María del Rosario Flores Galarregui participaba en esos rings de improvisaciones. Dozer, con diez años más de experiencia, era el campeón que defendía su título, sus rimas eran rápidas y potentes, llenas de prejuicios y discursos machistas. Ese día Roma se defendió. Enojada, le gritó: “No sabe qué decir, aguante la maternidad / Pero será deseada o no será”. Los jurados argentinos, Dtoke y Wos, levantaron el cartel que decía Roma —el mexicano Aczino votó por Dozer— y le dieron la victoria, pasó a semifinal. Ese año el primer puesto se lo llevó Trueno, pero Roma se llevó el cuarto lugar.

Cinco años antes, la experiencia no fue muy distinta. “Cuando empecé a rapear era muy difícil que una mujer estuviera ahí”, le dijo La Joaqui a LatFem cuando anunció que volvía a las Batallas de Gallos. La rubia fue una de las primeras mujeres en batallar en el freestyle y a ocupar espacios históricos, abriendo camino para las demás. En 2014 llegó a cuartos de final en la Batalla y compitió contra Papo, su expareja, quien aprovechó para rapear intimidades. Esa violencia verbal —que valió doble para ella por lo público— la alejó de las improvisaciones durante estos años. Ahora que ya está seleccionada para la competencia de 2021 se prepara con unas cuantas freestylers más para “batallar” en este campeonato anual de rapeos improvisados. Nunca antes hubo tantas chicas seleccionadas como este año. “Ahora es otra cosa, ahora siempre hay mujeres y eso me hace sentir muy bien, ese derecho de piso que pague valió la pena”.

Eso que se escucha como murmullo desde los cuartos de les adolescentes, el ronroneo que se desplaza por las calles cuando van dos o tres y las rimas fluyen entre elles, o los eventos multitudinarios cada vez que se juntaban en una plaza cuando la vida pre pandemia lo permitía tuvo, al fin, un reflejo en la representación de género. Ya es oficial, en el freestyle cada vez hay más mujeres compitiendo, y cada vez son mejores.

“¿Qué tuvo que pasar?”, se pregunta Taty Santa Ana, una de las host más reconocidas de la escena, productora y fundadora de la liga Triple F (Federación de Freestyle Femenino. “Pasó lo mismo que en la sociedad, el 2015 fue un punto y aparte, un comienzo de un nuevo capítulo, un nuevo cantar con el Ni Una Menos que replanteó el lugar que ocupábamos las mujeres. Después, la campaña por el aborto realzó y tomó las voces de chicas más jóvenes, y esos debates se van dando en la cultura general, en las casas y ahí están las pibas que escuchan, que después rapean”. 

Las experiencias traumáticas de La Joaqui y de Roma, en el mismo escenario, en la misma situación, no sólo tuvo cinco años de diferencia, sino que fue atravesada por el hito que implicó la masividad de los feminismos a partir de 2015. Roma no estaba sola, La Joqui sí. De hecho, en esa misma edición, Roma ya había marcado historia al protagonizar el primer enfrentamiento entre dos mujeres en octavos, junto a NTC.

Foto: GENTILEZA-RED-BULL-BATALLA

“Veo mucha deconstrucción en general, y eso es re lindo. Ahora en las Batallas si alguien le grita puta a alguna pierde, antes era cosa de todos”, dice La Joaqui. “La gente pedía ese morbo, la gente lo pedía, el público antes disfrutaba de ese morbo, y ahora por suerte tenemos acceso a mucha más educación, hay muchas chicas luchando por la causa, concientizando, y ya ninguna mujer tolera esos chistes”. 

En la trinchera del ring, de las batallas de versos, La Joaqui no estaba tan sola tampoco, aunque eran pocas, sobraban dedos de una mano para contarlas. Rouse es una de ellas, y juntas batallaron contra varios freestylers, siempre luchando por la igualdad. No es que estaban obsesionadas, es que las bardeaban una y otra vez por lo mismo, por ser mujeres en un “ámbito de varones”, y los prejuicios volaban. En los cuartos de final del Festival Dame Pista Vol. 2 de 2015, La Joaqui y Rouse se enfrentaron a la dupla Coqee y Compás, y Rouse le entregó, como solía hacer, una rima callejera como un poema garabateado a la velocidad del aire. Rápida y locuaz, dispara mensajes de igualdad:


Te voy a compadecer,
te digo algo hermano, vos de estilo mucho careces,
no pasa nada después de esto me voy a rapear al parecer,
yo no tengo tetas, tengo un corazón de oro y vos no te lo mereces.


Las pioneras

No se puede pensar en Rouse y La Joaqui sin pensar en las primeras raperas argentinas, y el primer nombre que aparece en esa categoría es el de Actitud María Marta, un dúo de rap formado en el 95 por las MC Malena D’Alessio y Alicia Dal Monte, más conocida como Alika. Ellas revolucionaron la música argentina con rimas filosas y politizadas. Claro, no eran freestylers, pero es imposible no pensar en su legado cuando se piensa en esta escena que surgió veinte años después. 

Después de las Actitud María Marta vendrían exponentes de la canción rapeada como Sara Hebe, Ioja y más acá en el tiempo Kris Alaniz. Pero de si de freestyle hablamos, del arte de improvisar rapeando, no se puede negar que Rouse y La Joaqui son unas de las primeras, y estaban ahí en el ring con freestylers tan importantes como Lait y Tink. 

Lait estaba en las plazas, las calles, desde los orígenes del freestyle argentino. En YouTube se puede puede ver algunos de sus cruces con Kodigo en 2012. Su participación actual en el freestyle es intermitente, cada tanto aparece, pero nadie se olvida de los orígenes. Tanto Lait como Tink estuvieron en los primeros certámenes como Halabalusa, A Cara de Perro Zoo, A dos Gorras, o en el inicio del Quinto Escalón. Tink llegó en 2016 a competir en la Red Bull contra Sony. En esa batalla citó a Martin Luther King y rapeó sobre el racismo y su identidad marrona. Pasó una ronda y se quedó en octavos. Dos años después fue host en la final del Luna Park. También fue jurada en la liga Freestyle Master Series (FMS) Argentina de este años.

Una de las batallas más emblemáticas de esos primeros años la protagonizó Rouse frente al rapero Tai. Por los cuartos de final en el certamen A cara de perro zoo, ella le contestó una agresión machista con una hermosa analogía de Pocahontas que quedó para la historia.


Es así, yo soy aventurera,
y la verdad que sí, yo soy una guerrera,
te lo voy a decir algo, la Rouse lo mata y lo entierra,
yo soy Pocahontas y vengo a morir por mi tierra.


La nueva generación

En los últimos años vimos certámenes exclusivos de mujeres y también cómo crece su participación en los mixtos. La organización y la conciencia de unión de las freestylers las hace mejorar y volver.

Roma lo sintetiza perfecto: “Cuando hubo una chica vino otra atrás y así sucesivamente, porque por ahí mi freestyler favorito no es una mujer, pero me voy a ver reflejada mil veces más en ella que en un hombre, y así me va a motivar a rapear”.

Los nombres se multiplican en las plazas y en los certámenes. Algunas de las que más suenan ahora son Brasita, Saga, NN, Kreiluz, Alina, NTC, NN, y antes fue Tesis, Krei y, como no, Dak1llah.

No sólo las mujeres están con el micrófono en la mano para rapear en la FMS o en Batalla Red Bull, también crece la participación de host y juradas como Tatiana Franchi, conocida como Tatu, que es una de las conductoras de la liga profesional de freestyle Argentina y es la organizadora de Las chicas del free, un espacio de difusión para las raperas.

Su colega, Taty Santa Ana, que hace años viene produciendo fechas, hosteando y conduciendo certámenes, ya pasó a las grandes ligas. Desde 2020 es la anfitriona de la Batalla Red Bull y lleva adelante las Triple F. “Para mí era importante darnos lugar a las pibas sin minimizar el valor de los pibes. Nos han golpeado mucho porque tenemos un jurado varón rotativo en nuestro certamen, pero eso ponía a las pibas en una posición de exigencia que estaba bueno. La Triple F, además de ayudar a las pibas, motivarlas, trabaja en realzar esto de la igualdad”. Para ella, la profesionalización de las mujeres en el freestyle las impulsará a todas, y eso intenta hacer la Triple F. En su primera edición, en 2019, la ganadora fue Brasita

Parece que es sólo cuestión de tiempo para que de este semillero de chicas haciendo freestyle surja una referenta, una ganadora, una jugadora de torneo completo. Mientras tanto, los espacios se abren y las rimas fluyen dentro del rap argentino, que ya no se banca machiruliadas.

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