Desde los más de dos metros de altura, Marcos Aldazabal –uno de los abogados que representa a Cristina Fernández de Kirchner en la causa por el atentado en su contra- impresiona por su porte físico. Junto con José Ubeira, batalla todos los días en los tribunales de Comodoro Py pidiendo lo obvio: que se investigue el atentado a la vicepresidenta Cristina Fernández. Sin obstáculos ni prejuicios.
La sensación, a un año del atentado, es que hasta aquí llegó todo. Habrá un juicio con estos únicos tres imputados, probablemente sean condenados y listo.
Ese es el final previsto por muchas de las personas que componen el Poder Judicial Federal, pero no por nosotros. Vamos a seguir insistiendo para que investiguen y vamos a continuar investigando nosotros mismos. Está claro que nos enfrentamos con un escenario en el que no les interesa que se profundice la investigación, pero el final de la película todavía no está escrito.
¿Técnicamente cómo está la causa hoy?
Está dividida en dos partes. Un viejo truco del Poder Judicial Federal para no investigar como corresponde. Una parte, con los tres detenidos, elevada a juicio, y todo lo demás, en la etapa de instrucción, con la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo.
Esta última parte es la más interesante.
Y lamentablemente allí todo se hace cuesta arriba. Toda la prueba que se produjo provino del impulso de la querella. Siempre nos tenemos que enfrentar a la barrera que terminan siendo la jueza y el fiscal. Así viene pasando desde el primer día.
¿Contemplan la posibilidad de que efectivamente no haya nada detrás de Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo, que sean sólo ellos los autores del intento de magnicidio?
Los indicios muestran otra cosa y como no se investigan no podemos saber qué más hubo. Hay personas que se conocen entre sí y tenían vínculos con los imputados y nunca se investigaron profundamente. En la pista sobre el diputado Gerardo Milman hubo un testigo que dijo que lo había escuchado decir “cuando la maten voy a estar camino a la costa”. Se comprobó que todas las circunstancias que rodeaban a esa situación fue real. El testigo es genuino. Milman tenía presentados proyectos y pedidos de información legislativa en los que hablaba de la posibilidad de un atentado y sobre la custodia de la vicepresidenta e incluso uno que presentó el mismo día del atentado y luego lo retiró. En la casa de Brenda Uliarte fue hallada una hoja manuscrita sobre la Regla Tueller (sobre disparo en poco espacio y corta distancia) que importaron al país Patricia Bullrich y Milman durante su paso por el Ministerio de Seguridad. Es algo súper técnico que muchos policías incluso desconocen. El borrado de los teléfonos. ¿Cómo no se va a profundizar esa línea de investigación? Lo que ocurre es que siempre nos enfrentamos a la barrera de la lentitud, la inoperancia y la mala voluntad.
¿Inoperancia?
Cuento una situación. Cuando surgió lo de Milman, cuando la jueza vio los videos de las cámaras de seguridad y nos dijo “Milman no está”. Nos pusimos nosotros a ver los videos y lo encontramos. Ellos decían que no podían identificar a Milman. Estaba a la hora en que lo había indicado el testigo y con las dos asesoras. Cuando uno pide una prueba y se la rechazan eso técnicamente no es apelable; para que lo reviertan tiene que ser algo gravísimo. La Cámara que revisa lo que hace el juzgado la integran Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzi y Mariano Llorens. No debe haber nada menos afín a Cristina. Bien: cuatro veces le dieron vuelta negativas de Capuchetti y les dijeron “investiguen en serio”.
-¿Qué otras líneas faltan investigar?
Hernán Carroll, militante de una agrupación fascista Nuevo Centroderecha, tiene mensajes con Brenda Uliarte y encuentros anteriores y posteriores al atentado. Uno muy sospechoso en el momento en que la están por detener. Sabag Montiel desde la cárcel le pidió que le consiguiera un abogado. Tiene vínculos con Milman y con Revolución Federal. Cuando declaró no le querían pedir el teléfono. Insistí, se lo pidieron y cuando lo entregó avisó que podía haber borrado algunas cosas. Cuando abrieron el celular había borrado todo el día anterior, estaba vacío. Alguien le había avisado. La jueza no investigó más.
Es llamativo cómo se borran los teléfonos en esta causa.
Ya se perdió el contenido de al menos cinco. Las dos asesoras de Milman, el propio Milman, Carroll, una persona de Revolución Federal que dijo que se lo robaron una semana antes de declarar, Sabag Montiel. Son muchas casualidades.
¿Entonces la investigación está paralizada?
No está parada porque insistimos cada semana, pero todo se hace de una forma que obstruye la verdad. Si las cosas surgen cuando investiga la querella -que no tenemos la estructura institucional del juzgado y la fiscalía- imagínense lo que se sabría si desde la Justicia no nos pusieran obstáculos todo el tiempo.
Acaban de pedir medidas sobre Ximena de Tezanos Pinto, la vecina del piso de arriba de Cristina Kirchner.
Tuvo alojados a miembros de Revolución Federal y ahora tiene a una integrante de estos grupos fascistas, Delfina Wagner, que conoce a Carroll, a Uliarte, a Morel. Hay un mensaje entre ella y Brenda Uliarte posterior al atentado; las apariciones de Uliarte en Crónica TV coinciden con el momento en que ella empieza a trabajar allí; tiene línea directa con Revolución Federal, hay mensajes en los que Jonathan Morel le dice a quienes hay que barrer y da una lista de diputados y ella responde con un mensaje en el que Carrizo habla de la planificación del atentado contra Cristina; tiene vínculos con Hernán Carroll. Pero además, estamos pidiendo que se verifique una información.
¿Cuál?
Según supimos, la vecina de Cristina tenía deudas, era una morosa incobrable y de repente, después del atentado, sin que haya pasado nada que lo explique, pudo saldar todas sus obligaciones.
¿Por qué insisten en relacionar a Revolución Federal con el atentado?
Brenda Uliarte había concurrido a manifestaciones de esa agrupación y su líder había dicho on line cómo haría para matar a Cristina. Luego, Sabag Montiel fue e hizo exactamente eso. En esa causa la actitud de juez y el fiscal (Marcelo Martínez de Giorgi y Gerardo Pollicita) fue mejor y nos permitió avanzar más. Pero la Cámara Federa impide investigar todo junto.
El defensor de Carrizo, Gastón Marano, sostuvo que la querella está pidiendo prueba que resultará inútil (al menos en lo que respecta a su defendido) y que el juzgado les otorgó todos los pedidos que formularon.
No voy a polemizar con él. Pero claramente no es así. Sobre Carrizo hay una multiplicidad de pruebas que vienen del propio imputado, que lo muestran planificando el atentado e incluso pensando en matar a otras personas. Y sobre que nos dieron todo lo que pedimos, tenemos una estadística sobre el bajísimo porcentaje de medidas que nos concedieron. Si nos hubieran concedido todo hoy estaríamos en otro escenario.
Entonces el balance a un año del atentado es…
La muestra de una Justicia completamente disfuncional y que no está capacitada para investigaciones complejas. Pero por otro lado también hay una intencionalidad política concreta en no avanzar en líneas que muestran los vínculos con el poder de distintas personas para centrarse sólo en los componentes más marginales del atentado. El mensaje que debe dar el Poder Judicial es que queremos cuidar a la democracia. No puede haber un mensaje de impunidad, contra cristina o contra cualquiera. La parálisis de la Justicia da lugar a que los involucrados en estos ataques piensen que pueden hacer cualquier cosa porque, total, no pasa nada. «