Hasta el sol que se sumó a la jornada de protesta y la Ciudad de Buenos Aires se vistió de blanco. En gran número, enfermeros y enfermeras de los hospitales porteños volvieron a salir a las calles para reclamar por su inclusión en la carrera profesional y por mejores condiciones laborales. Fueron alrededor de diez gremios y sindicatos del sector que, en el marco del Día Internacional de la Enfermería celebrado este 12 de mayo, protestaron frente a la cámara de apelaciones y más tarde en la Legislatura de la Ciudad.
Todo el sector público en general, pero particularmente la salud, atraviesa una fuerte crisis provocada por la falta de presupuesto. “Se dieron de baja contratos de personal de distintas áreas, no hay renovación de equipamientos, y los insumos están escaseando cada vez más”, dijo a Tiempo Cristian Acosta, licenciado en enfermería e integrante del SITRE.
“Pero sin lugar a dudas el no reconocimiento de nuestra profesión es clave para precarizar aún más todo el sistema sanitario. Jorge Macri nos prometió que iba a incluirnos en la carrera profesional pero a cambio apeló el fallo de la justicia que ordena la equiparación salarial”, agrega.
La Ley 6.035 que regula las «relaciones de empleo público de los profesionales de la salud de la Ciudad» fue modificada a fines de 2018 por la Legislatura porteña. Actualmente reconoce 24 profesiones de la salud, entre las que se encuentran: odontólogos, fisioterapeutas, fonoaudiólogos y nutricionistas. Pero deja afuera a las y los licenciados en enfermería, que quedaron incluidos en el escalafón del personal administrativo. A punto de cumplirse seis años de la exclusión de la carrera profesional, este lunes se movilizaron para que el GCBA los reconozca como profesionales de la salud.
Son alrededor de 6000 licenciados y licenciadas en enfermería de la Ciudad que deben ser reincorporados a la carrera profesional. “Hoy una enfermero o una enfermera de la Ciudad en promedio está ganando 700 mil pesos de bolsillo. Si estuviéramos dentro de la carrera profesional un sueldo de ingreso está promediando los 950 mil pesos, a eso habría que sumar la antigüedad, jerarquía, especialidad, área crítica, entonces la diferencia en algunos casos duplica el ingreso que hoy tenemos”, explica.
Desde la agrupación Hospitales de la Ciudad de ATE, aseguran que la desinversión en el sistema sanitario trae serias consecuencias directamente relacionadas con la atención a las y los pacientes.
“En el hospital de Durand estamos viviendo en carne propia el abandono por la falta de presupuesto, nosotros estamos en la ciudad más rica del país y no podemos entender por qué nos falta personal, por qué falta equipamiento e insumos, y por qué contamos con una terapia pediátrica desmantelada por falta de traumatólogos, de enfermeros, y de aparatología”, señala a Tiempo Luis Ortiz, delegado del Durand.
La situación del hospital de Caballito es quizá, una de las más críticas. Entre varias de las problemáticas que denuncian aseguran que, además, hay lugares de trabajo que son utilizados como depósito. “Tenemos una sala de cirugía cardiovascular usada como depósito porque también nos faltan profesionales, nos falta el cuerpo de enfermería. La verdad que venimos padeciendo y luchando con esto desde el gobierno anterior y ahora se va a profundizar porque actualmente no tenemos ni calefacción por falta de gas”, agrega Ortiz.
Por su parte, Carolina Cáceres, enfermera del Hospital Tornú y secretaria de prensa de la Federación de Profesionales, manifestó: «Cada vez que se necesitó de la enfermería socialmente estuvimos en la primera línea: en la pandemia, con el brote histórico de dengue, siempre ahí, firmes, cuidando, abrazando. Por eso la comunidad nos valora, no así el poder político en la Ciudad más rica de la Argentina».
En el mismo sentido, Luciana Franco, enfermera del Hospital Fernández y secretaria gremial de la Asociación de Licenciados en Enfermería, destacó las situaciones de inseguridad que sufren a diarios los profesionales de la salud, en especial las y los enfermeros.»Tenemos mil violencias cotidianas: nos recortan días de descanso, no nos pagan los módulos que son horas extras a $ 1400 pesos la hora, estamos inseguras en los hospitales, como lo vivimos en el Fernández con un abuso sexual a plena luz del día, o la falta de personal generalizado, y de enfermería en vacunatorios que ya no aguantan más”.