Hay dos procesos que ocurren en simultáneo en la Argentina: la expansión del maní, tanto en su producción como en su exportación; y la presencia del mosquito Aedes Aegypti, portador del virus del dengue, que empieza a tomar más presencia a medida que transcurre el verano, sin acciones de prevención ni concientización por parte del gobierno nacional. Ambos elementos, el maní y el dengue, son claves en esta historia, y a partir de una investigación de un equipo del Conicet, pueden tener relación.
Las variantes -o serotipos- principales del virus del dengue (DENV), son cuatro: DENV-1, DENV-2, DENV-3, y DENV-4. El problema principal es cuando se entrecruzan: si una persona que tuvo dengue vuelve a contagiarse por entrar en contacto con otro serotipo, aumenta el riesgo de que desarrolle formas graves de la enfermedad, como el dengue hemorrágico. A pesar de su enorme expansión a nivel mundial, con un epicentro en América del Sur entre Brasil, Paraguay y la Argentina, actualmente no hay medicamentos antivirales efectivos y accesibles para su tratamiento.
Recién el último año llegó la vacuna a nuestro país, de fabricación japonesa, con un alto costo. La administración de Javier Milei solo compró un puñado que las destinó al norte, y el resto lo dejó librado al accionar de cada jurisdicción, a la vez que le recorta las partidas federales, formando un círculo donde el único gran beneficiado es el mosquito: las provincias tienen menos plata y deben hacerse cargo de la lucha contra el dengue, sin apoyo nacional.
El maní y el dengue
En este marco, científicas y científicos del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud de Córdoba (INICSA, CONICET-UNC) y del Instituto de Biotecnología Ambiental y Salud (INBIAS, CONICET-UNRC), vienen investigando el potencial de un extracto obtenido de la piel roja -o tegumento- del maní para inhibir el virus del dengue. Los resultados obtenidos, publicados recientemente en la revista Plants, podrían servir de base para el futuro desarrollo de tratamientos naturales, económicos y sostenibles, como fitofármacos e incluso alimentos.
Tras una revisión bibliográfica exhaustiva, hace unos 9 años eligieron investigar la planta de maní por sus comprobadas propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. «Pero nunca se había evaluado como antiviral, contra el dengue. Además, el maní es de gran relevancia para nuestra provincia de Córdoba, no solo por lo productiva y económico. Al exportar grandes cantidades de maní pelado, la piel queda como un desecho industrial. Nuestro estudio busca la revalorización de ese residuo convirtiéndolo en un subproducto que sirva de antiviral contra el virus del dengue, intentando resolver una problemática importante para la sociedad”, destaca Carola Sabini, investigadora del CONICET en el INICSA, especializada en fitomedicina y líder de la investigación.
La idea fue combatir un virus presente en gran parte del país con productos naturales. En un primer trabajo, el equipo obtuvo extractos de la piel y de la semilla de maní y evaluó su toxicidad en modelos experimentales sobre células (in vitro) y con ratones (in vivo). Con esa información, establecieron concentraciones seguras de ambos productos naturales, que no dañen las células del huésped, y las utilizaron para estudiar su actividad antiviral contra el serotipo 2 del DENV en ensayos in vitro sobre cultivos celulares.
El extracto de semilla tuvo poco rendimiento; mientras que el extracto de tegumento (piel), aún en bajas concentraciones, logró inactivar el virus al cien por ciento. La clave era centrarse en este segundo subproducto del maní. «La semilla tiene más componentes lipídicos; en tanto que la piel de maní presenta polifenoles y proantocianidinas, que son grupos de moléculas conocidos por sus propiedades antioxidantes y antivirales. Es sumamente segura”, explica la especialista en microbiología.
El grupo demostró que el extracto de tegumento inhibe el DENV-2 en las diferentes etapas de su ciclo de replicación, tanto en la adsorción y penetración -cuando el virus se une a la célula para ingresar en ella- como dentro de la célula hospedadora. El compuesto también presentó acción virucida y consiguió impedir la infección por DENV-2, aplicado a modo de tratamiento previo de las células.
Gracias a la colaboración con especialistas en biología molecular del INBIAS, confirmaron que el extracto inhibe la síntesis de ARN viral. Esta amplia actividad antiviral excedió las expectativas: “es muy importante, porque implica que puede tener diferentes usos, como tratamiento para las personas infectadas y como preventivo o profiláctico que impida la infección«.
Mientras tanto, siguen analizando la respuesta del sistema inmunológico «para que no se produzca una respuesta excaerbada ni patológica por parte del sistema». Acota la científica: «Trabajamos contra el serotipo 2, pero continuamos analizando su uso contra los otros serotipos. Formó parte de tesina realizada en el grupo de investigación, con beca del Consejo Interuniversitario Nacional, cuyos resultados serán publicados próximamente”.
Desarrollos nanotecnológicos
Actualmente, el equipo busca vinculaciones tecnológicas con el sector industrial para avanzar en la producción de diferentes aplicaciones. Además de su versatilidad y potencia antiviral, el extracto de tegumento de maní tiene las ventajas propias de los productos naturales.
Elio Soria, investigador del CONICET en el INICSA y coautor del trabajo, destaca que cuando se trabaja con fitomedicina, no siempre es necesario llegar a un compuesto puro: «de hecho, muchas veces la mezcla de diferentes moléculas que conforman el extracto es más activa que los compuestos por separado. Esta estrategia también es más económica, una ventaja en países de bajos recursos”.
Para que el fitofármaco sea utilizado en humanos, los científicos deben testear diferentes formulaciones, realizando modificaciones que optimicen su absorción, biodisponibilidad y bioaccesibilidad. “En colaboración con colegas especialistas en nanotecnología, estamos desarrollando pequeñas partículas o vesículas que puedan estabilizar y vehiculizar los diferentes compuestos del extracto, para que lleguen a los sitios de interés”, agrega el investigador.
Las complicaciones del dengue
Pero las complicaciones producidas por el dengue no solo se deben a la replicación del virus en las células, sino también a la respuesta inmune exacerbada, inflamatoria, que genera en el organismo. Especialmente cuando es la segunda infección con un serotipo distinto de la infección primaria. Por eso el equipo actualmente estudia la acción que tiene el extracto de maní sobre el sistema inmune. «En ese sentido, podría ser aplicado como un fármaco antiviral y, a la vez, inmunomodulador, para evitar el proceso inflamatorio del dengue. También estamos tratando de utilizarlo como un ingrediente en alimentos funcionales o suplementos dietarios”, comenta Sabini.
Y subraya: «Podría servir desde un fitofármaco, para tratar las infecciones causadas por el virus (porque hoy no hay ningun antiviral efectivo contra el dengue), hasta pensarlo como un producto preventivo del organismo, frente a una probable infección, especialmente en zonas endémicas. En ese sentido, estamos evaluando un alimento funcional con propiedades beneficiosas. Y más a futuro, podría ser efectivo frente a otros escenarios inflamatorios, no relacionados al dengue».
Soria destaca que la palabra que engloba todo el proyecto es sostenibilidad: «desde la aplicación de un método ‘verde’ de extracción con etanol, hasta la elección de los constituyentes de las nanovesículas, buscamos generar el menor impacto ambiental posible. Eso también implica que todos los elementos sean económicos y estén disponibles en Argentina, sin depender de importaciones”.
El dengue empieza a crecer
En las últimas horas el Ministerio de Salud de la Nación emitió el parte del Boletín Epidemiológico, donde destapa la temporada de dengue 2024/2025 –iniciada en la Semana Epidemiológica 31 de 2024–, y que marca un ascenso, que suele explotar cada año alrededor de marzo. Hasta el momento se registraron 274 casos confirmados hasta la fecha, de los cuales 255 no presentaron antecedentes de viaje. Algo llamativo y que habla de la presencia ya endémica del dengue en la región. Por otro lado, parece sobrevolar un marcado subregistro de casos.
«Los casos se presentaron durante todas las semanas a expensas de las notificaciones aportadas principalmente por la provincia de Formosa donde se registraron conglomerados de casos en los departamentos Capital, Patiño, Pilagás, Pirané y Pilcomayo, aunque de poca cuantía. De los casos sin antecedentes de viaje se notificaron 38 en la región Centro, 9 en Cuyo, 6 en la región del Noroeste (NOA) y 202 en el Noreste (NEA)», remarcan.
Desde la SE42, se notificaron los primeros casos sin antecedente de viaje en la región Centro correspondiente a la provincia de Córdoba pertenecientes en su mayoría al departamento Capital seguido por los departamentos Colón, General San Martín, Río Primero y Unión.
«Posteriormente se notificaron casos aislados sin antecedente de viaje en otras provincias donde se describen los departamentos con mayor cantidad de casos: Mendoza (Luján de Cuyo, Capital, Guaymallén y Godoy Cruz), Tucumán (Cruz Alta, Chicligasta y Río Chico), CABA (Comuna 1 y 3), Buenos Aires (La Matanza, Lanús, Hurlingham, General Pueyrredón, Lomas de Zamora y Morón), Entre Ríos (Concordia, La Paz, Nogoya y Paraná), Salta (Capital), Santa Fe (Castellanos y Rosario), Misiones (L.N. Alem) y La Rioja (Capital)», sostiene el Boletín.
«Se confirmaron además 3 casos asociados a trasplantes de órganos en Buenos Aires y Santa Fe. Por otro lado, hubo 95 casos notificados con antecedente de vacunación contra el dengue dentro de los 30 días previos al inicio de los síntomas», acotan.
El otro tema es la cantidad de casos que aún no fueron confirmados y están «bajo análisis», algo que también solía ser frecuente en la gestión macrista de Salud: durante la SE52, se notificaron 1.314 casos sospechosos «de los cuales 20 se confirmaron y 50 fueron clasificados como casos probables, aún en investigación. Cabe destacar que estos casos pueden tener inicio de síntomas, consulta o toma de muestra en semanas anteriores».
Para la investigadora Carola Sabini, es fundamental encarar la problemática desde distintos enfoques: «por un lado, se necesitan políticas públicas dirigidas a tratar de controlar el vector. También en eso debe participar la misma sociedad, concientizada sobre cómo sucede, para evitar que haya una replicación muy alta. Y es muy relevante que se trabaje en el desarrollo de vacunas, y contar con medicamentos tanto preventivos como para tratar enfermedades virales, que ayudaría a combatirlo».
Y concluye: «el crecimiento del vector se va a dar por los cambios globales. El cambio climático, los viajes, la falta de agua, montón de causas difíciles de manejar, hacen que el vector esté, y por lo tanto el mosquito. Por eso el abordaje debe ser multidisciplinario de distintos actores, y que todos tomemos conciencia».