El día en el gobierno dictatorial que desaparecía, torturaba y mataba gente con total impunidad anunció la toma de Malvinas, la casi totalidad del pueblo argentino adhirió a la invasión reparando más en la reivindicación de que las Malvinas son argentinas que en quiénes desataron ese conflicto con el objetivo nada patriótico de seguir usurpando el poder.
Oponerse a la Guerra de Malvinas que había logrado un apoyo casi unánime no era fácil en aquel momento. La mayoría parecía obviar quiénes y para qué la habían iniciado.
León Rozitchner, sin duda una de las voces más lúcidas de la izquierda argentina, sin embargo, no depuso su espíritu crítico. Comenzó a escribir Malvinas: de la guerra sucia al guerra limpia. El punto ciego de la política (Marea editorial) ni bien comenzó el conflicto y lo terminó antes de que este culminara con la rendición de los militares argentinos, lo que fue una suerte de crónica de una derrota anunciada, aunque la euforia de ese momento no permitiera vislumbrarla.

Ninguna de estas consideraciones desconoce el valor de los combatientes que participaron de la contienda defendiendo a su país en las peores condiciones, es decir, en un campo de batalla en que los enemigos parecían ser dos: por un lado, los ingleses y, por otro, los propios militares que desataron la Guerra de Malvinas y que trasladaron allí en parte el propio esquema represivo que estaban aplicando en el continente.

Los soldados estaban hambreados, con uniformes inadecuados para el frío de esa región y, a veces, estaqueados como forma de castigo por un supuesto error, fueron ensalzados en los medios de prensa argentinos que promovían y alentaban el fervor patriótico y fueron desconocidos a su regreso como si no hubieran sido los verdaderos héroes de la contienda.
En el momento mismo en que se escribe esta reseña, la realidad inmediata parece reeditar lo que pasó en 1982 luego de la derrota en Malvinas. Aunque el gobierno de Milei fue elegido en las urnas, su política económica no se diferencia de la impuesta por Martínez de Hoz durante la dictadura más sangrienta de la historia argentina.
En el deslucido acto conmemorativo que llevó a cabo hoy en la Plaza San Martín (Ushuaia le quedaba “demasiado lejos” al presidente) junto a otros miembros de su gobierno y el jefe de gobierno de la ciudad, el presidente ninguneó en su discurso a los veteranos de guerra y descalificó los reclamos diplomáticos como una forma de recuperar las Malvinas. A tantos años de la contienda la herida sigue abierta.
“El ensayo que hoy reedita Marea, (..) -dice Alejandro Horowicz en el prólogo de la nueva edición, nace de la discusión contra el GDS (Grupo de Discusión Socialista)- León no solo no defiende la `heroica batalla´, al contrario, proclama con todas las letras que no desea que los militares venzan. Ese audaz deseo derrotista se vuelve índice de verdad de todo su razonamiento político. En este libro escrito antes de que la guerra terminara, el genial Rozitchner avizora el futuro, qué política continuará a esa guerra y qué subjetividades políticas ingresarán a la democracia”.
Malvinas: la guerra sucia y la guerra limpia
En el primer capítulo, “La lógica ilusoria del Proceso militar” el autor aclara a qué se refieren los dos epítetos con que califica la palabra “guerra” en el título del libro.
“El que a hierro mata adentro –dice- a hierro muere afuera: tal fue, corregida, la lección. Y con esto solo queremos decir que la derrota de la dictadura militar en Malvinas se inscribe en una lógica estricta que en el terror impune del comienzo de su implantación tenía inscripto ya su final. Creemos que ese desenlace, imprevisible en los términos escritos en los que se desarrolló, no es solo fruto del azar; por el contrario, esta guerra “limpia” constituyó la prolongación de aquella otra “sucia” que la requirió”.
Rozitchner analiza de manera pormenorizada las razones espurias que llevaron a una guerra cuyo objetivo, sin bien es justo en su esencia, no buscaba hacer justicia histórica devolviéndole al pueblo lo que le pertenece por derecho propio, sino más bien ganarse su adhesión para seguir gobernando.

En el transcurso de su análisis, cita a las Madres de Plaza de Mayo como un modelo de lucha y resistencia frente a los crímenes cometidos por la dictadura y da cuenta del triunfalismo que ésta inoculó en el pueblo argentino cuando claramente no se contaba con los medios para ganar una guerra contra el Reino Unido.
La escritura, aunque absolutamente reflexiva, permite sentir el pulso de alguien que escribe en medio de la vorágine de los hechos.
Tal como lo dice Horowicz, el texto de Malvinas: de la guerra a la guerra limpia coloca a Rozitchner en una posición sumamente incómoda frente a un hecho que logró una adhesión casi masiva tanto en la derecha como en la izquierda y que es en sí mismo paradojal ya que adhiere a una causa justa por motivos que no lo son en absoluto.