El ajuste que viene aplicando el gobierno de La Libertad Avanza obligó a los argentinos a recortar en forma contundente los consumos de bienes muy sentidos en comparación con el comportamiento registrado en 2023.
Un estudio de la consultora Moiguer sobre el humor social devenido de los efectos de la política económica del gobierno “libertario” precisó que nueve de cada 10 argentinos redujo o eliminó los servicios de taxis, remises y plataformas de transporte. Además, una cantidad similar recortó sus compras de chocolates, salidas en familia y la sencilla tradición del asado en casa.
El informe denominado Social Mood (Humor Social) relevó 1300 respuestas mensuales de personas de entre 18 y 75 años en julio y agosto de este año.
El 91% de los encuestados respondió que en lo que va de 2024 redujo o eliminó el taxi, el auto por plataformas de transporte (Uber, Cabify, etc) o el remís de sus gastos habituales.
En segundo lugar, el 86% aseguró que dejó de comprar o compró menos golosinas y chocolates.
El asado familiar o con amigos fue una compra (y una tradición) de la que se privó el 80% de las personas que tuvieron la oportunidad de responder el cuestionario.
Otro gusto que más se recortó fue el de las salidas en pareja o con familiares, que alcanzó al 35% de los consultados por Moiguer.
La encuesta es un indicador de la potente caída del poder adquisitivo del salario y los ingresos en general que viene documentando mensualmente todo el espectro de economistas y centros de estudios que siguen de cerca la evolución de la actividad local, al margen de toda diferencia ideológica.
Por caso, esta semana la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reportó una caída de las ventas de las pymes del 10,5% solamente en agosto y del 16,2% si se considera el período enero-agosto y se lo compara con el mismo tramo de 2023.
El estudio de la CAME remarca que en el octavo mes del año cayeron las ventas de los siete rubros que mide para su informe y que las compras de perfumería fueron las que más impactadas salieron por la situación del bolsillo.
Previsiblemente, en el contexto de la crisis apremiante, los pesos que un año atrás se destinaban a la compra de un bien para el cuidado personal se traslada forzosamente a los rubros de primera necesidad, como los alimentos.
Ese traslado creció en los últimos meses, según destacan desde los almacenes y autoservicios, y desde las grandes cadenas de supermercados.
Entre otros fenómenos que grafican la degradación del consumo, los comercios observan que incluso, a la hora de gastar en alimentos, la elección del cliente promedio se decanta progresivamente para el lado de las segundas y terceras marcas.
El trabajo de Moguier precisó que el 40% de los consultados entra en la categoría de consumidor restrictivo y un 30% en la de compensador (que redujo sus gastos pero realiza todavía gastos suntuarios). El 25% se asoció a la categoría de expansivo.
Más datos
Entre otros consumos, el helado corrió la misma suerte que el asado, porque en ese rubro también fueron ocho de cada 10 argentinos los que dejaron o redujeron las compras.
Otro 75% consignó que achicó o dejó de lado los gastos relacionados a actividades deportivas; el 68% hizo lo propio con los servicios de streaming; el 66% con el uso del auto y de la moto; y el 59% limitó o eliminó el uso del celular.
Entre los gastos que menos se achicaron están varios de los más necesarios para la subsistencia: el 55% recortó o se bajó de la prepaga; el 54% dejó de gastar en transporte público; el 49% se cambió de plan de internet en el hogar o dio de baja el servicio; el 48% se privó o compró menos medicamentos y el 41% tuvo el mismo comportamiento en relación con el pago del colegio privado de sus hijos.
Humor general
En la consulta sobre situación del país, la personal y la capacidad de consumo, el 63% de los consultados se definió “pesimista” (en el primer semestre de 2023 la proporción era del 59%) o con malestar, contra apenas un 5% que se consideró optimista.
Sobre la percepción del consumo propio y las prácticas asociadas, el 26% declaró que su capacidad de compra es positiva; el 67% respondió que restringió sus consumos cotidianos; y el 38% proyectó que su consumo y el de su hogar va a empeorar.