Emmanuel Macron se las arregló para convertir una derrota en un triunfo y por si fuera poco, para negociar acuerdos con la ultraderecha que decía rechazar, con tal de que la izquierda se quede con el cargo de primer ministro, que le correspondería porque fue la que efectivamente gano en los comicios del 7 de julio pasado.
Asi, el presidente se negó a nombrar como nueva primera ministra a Lucie Castets —como lo propone la coalición izquierdista Nuevo Frente Popular (NFP)—, y retomó las conversaciones con la líder ultraderechista, Marine Le Pen, que fue a la reunión en el Palacio del Elíseo acompañada de Jordan Bardella, un joven político de 28 años de gran popularidad dentro de los sectores franceses más nacionalistas. Según medios locales, tanto Le Pen como Bardella dijeron a Macron que apoyarán una moción de censura contra un gobierno del NFP.
Desde las pasadas elecciones legislativas el país se encuentra en una crisis política, ya que el NFP, – que tiene como figura relevante al líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon- puede llegar a 193 de los 577 asientos de la Asamblea Nacional con aliados externos y propone que Lucie Castets, una economista y docente universitaria, sea la nueva primera ministra de Francia. Algo a lo que Macron y Agrupación Nacional se oponen. La alianza centrista de Macron sumaría 168 escaños y la ultraderecha 143.
Macron no solo se niega a que Castets sea primera ministra porque dice que ella no cuenta con mayoría suficiente en la Asamblea, sino que segura haber ganado el comicio. Astuto, cuando la AN ganó las elecciones al Europarlamento, el 8 y 9 de junio, llamó a comicios adelantados para un mes más tarde, sabiendo que fuese cual fuese el resultado, todo quedaría en el olvido con los Juegos Olímpicos. De eso se aprovecha ahora.
Pero Lucie Castets no se quedará de brazos cruzados. En principio, dijo lamentar que para Macron la democracia «no significa nada» y le reprochó querer ser «presidente de la República, primer ministro y líder del partido al mismo tiempo». Es así que pidió a los franceses que se movilicen y prometió que continuará trabajando para «encarnar la unión de las izquierdas«. Francia Insumisa convocó a una marcha para el 7 de septiembre.
El representante del Partido Socialista Olivier Faure recogió el guante y rechazo asistir a nuevas consultas, en la otra pata de la estrategia de Macron que sería dividir al NFP, que integran Francis Insumisa, socialistas y comunistas y verdes.
Macron por ahora se limita a mover los trebejos y en sus redes solo habló de la detención del CEO de la plataforma de mensajería Telegram, Pavel Durov, defendiendo su postura en favor de la libertad de expresión, cosa que los hechos parecen estar negando.
“En un Estado de derecho, las libertades se defienden dentro de un marco legal, tanto en las redes sociales como en la vida real, para proteger a los ciudadanos y respetar sus derechos fundamentales. Corresponde al poder judicial, con plena independencia, hacer cumplir la ley”, escribió, para agregar: “La detención del presidente de Telegram en suelo francés se produjo en el marco de una investigación judicial en curso. No se trata en ningún caso de una decisión política. Corresponde a los jueces decidir al respecto”., dijo en un extenso tuit en X.
alg con Europa Press y Sputnik