Qué hermosos los anuncios que viene haciendo el gobierno desde que comenzó su Marcha del Sí Se Puede.
Ah, porque recordemos que el presidente prometió que en estas últimas semanas de campaña daría a conocer medidas concretas para seducir al electorado. Y cumplió.
La primera marcha fue el sábado 28. Mauricio Macri les dijo a sus votantes que no están solos, que hay sueños, que hay futuro, que sí se puede. Hasta ahí, todo normal, las frases de autoayuda que hemos escuchado estos años. La única diferencia es que ahora las dice a los gritos. Luego salió de nuevo con el complejo de superioridad moral que también caracteriza al macrismo. Según el presidente, los une la democracia (que no está en riesgo), la honestidad, (¿y la deuda del Correo, y los parques eólicos, y los aportes truchos, y los conflictos de interés, y Arribas/Odebrecht, y el blanqueo, y los Panama Papers?), el republicanismo y respeto a la justicia (¿y los pedidos de destitución de jueces, y las críticas a todos los fallos que no le gustan al gobierno, y las presiones en tribunales?), la libertad de expresión (¿y los tuiteros con causas penales o detenidos?) y la libertad a secas (¿y la prisión preventiva de ex funcionarios, y los ciudadanos acusados, sin pruebas, de terrorismo, y la xenofobia, y la represión a la protesta social?).
Son tan, pero tan buenos y decentes. No se entiende por qué perdieron las PASO, la verdad.
El caso es que después de celebrar la primera marcha y descansar el domingo (como Dios manda, tampoco hay que exagerar y tener actos todos los días), el lunes tempranito el presidente cumplió con los prometido… y rebajó por decreto las indemnizaciones por accidentes de trabajo. Imposible saber todavía el caudal de votos que consiguió con esta impresionante estrategia de seducción política. No quiere desaprovechar para seguir quitando derechos hasta el último minuto de su gestión.
Ese mismo día se confirmó que Macri va a dejar más pobreza que la que recibió en 2015. Sí. El candidato que prometió Pobreza Cero se convirtió en un presidente empobrecedor. Puede fallar.
Pero las cifras oficiales de pobreza fueron un detalle sin mayor importancia. Los anuncios siguieron, como el gran plan contra la violencia de género que el presidente detalló en una catarata de tuits. Lo que no dijo fue cómo lo va a financiar, porque la mayoría de sus nuevas promesas de campaña no están incluidas en el presupuesto 2020 que mandó al Congreso. No deja de ser gracioso que Macri candidato proponga medidas que Macri presidente no lleva a cabo. A lo mejor tiene un conflicto de personalidad, se asumió como opositor y olvidó que quien gobierna (o debería) es él.
Para mejorar la semana y ganar votos por derecha-derecha, el gobierno avisó que a partir de ahora la Policía podrá pedir el DNI en estaciones de tren para “prevenir el crimen”. Gran medida para defender su extraño concepto de libertad. O, más bien, para promover la discriminación, el clasismo y el racismo por el delito de portación de rostro, porque sabemos muy bien a quiénes y por qué les revisarán el documento. También sabemos a quiénes, por qué y en dónde jamás se les ocurriría hacer estos operativos.
En esa curva ideológica, Macri recordó ayer con todas las ganas que él está a favor “de las dos vidas”. Qué sorpresa. Ahora viene a demostrar que ni escuchó, ni aprendió, ni le importó el debate social más importante que hubo en Argentina en los últimos años y que giró alrededor de la legalización del aborto. Los derechos, lo sabemos, no son lo suyo.
Quién sabe con qué otras sorpresitas nos caerá el presidente en las tres semanas que faltan para las elecciones.
Lo bueno es que la primera dama Juliana Awada hizo compras “low cost” en España. Es muy considerada.
Y lo mejor es que Elisa Carrió ya anticipó que el 27 de octubre a las seis de la tarde anunciarán el triunfo de Macri aunque todavía no sepan el resultado. La inagotable capacidad de vivir en mundos paralelos. Sólo falta que, si pierde, el presidente vuelva a decir que esa elección jamás sucedió. Capaz ya lo está pensando.
Seguimos. «