El cierre de la caravana realizada por Inácio Lula Da Silva en Brasil pone de manifiesto que la derecha no sólo ataca en los estrados judiciales. Durante el traslado del exmandatario por el sur de ese país, manifestantes propiciaron diferentes agresiones, siendo lo más preocupante el impacto de balas que recibió el ómnibus donde viajaba, más teniendo frescos los cinco balazos que dieron muerte a la concejal carioca Marielle Franco.
Tras el hecho, inmediatamente recibió el apoyo de gran parte del arco político, menos de los candidatos como Jair Bolsonaro del PSL-Partido Social Liberal, quien se sumó al planteo de Geraldo Alckmin del PSDB (el Partido de la Social Democracia Brasileña), que justificó el ataque alegando que es una respuesta a lo que el mismo PT propicia: «Creo que ellos están cosechando lo que sembraron, usan el discurso de nosotros contra ellos y ahora acabaron siendo víctimas de esa polarización».
Ahora, la tensión se traslada a Brasilia, porque tras el rechazo de los recursos presentados al Tribunal de Justicia Regional N° 4 por la defensa de Lula Da Silva el 26 de marzo pasado, el juez Sergio Moro carga tinta en su lapicera para firmar la prisión preventiva del expresidente, esperando que el Supremo Tribunal Federal rechace el próximo 4 de abril el hábeas corpus interpuesto por el abogado del exmandatario y que hoy rige provisoriamente hasta el miércoles que viene. De suceder eso, el pedido de encarcelamiento de Lula será inmediato, lo que sin dudas, configurará un escenario más que complejo en Brasil.
Porque de producirse la prisión de Lula, obligaría al Partido Dos Trabalhadores a una campaña electoral con la ausencia del candidato, aunque la convocatoria por la libertad del exmandatario podría fortalecerse. Sin embargo, lo más difícil va a ser sortear al Tribunal Superior Electoral, que a la fecha lo estaría inhabilitando por el fallo de segunda instancia. Por eso, ante las expectativas sobre el otorgamiento del hábeas corpus, los medios salieron a instalar la idea de inhabilitación de Lula, en especial la Rede Globo.
Resistir en la calle y en la Justicia
Al respecto, Tiempo Argentino conversó con Raúl Pont quien, además de ser fundador y miembro del Directorio Nacional del PT, es presidente del partido en Río Grande Do Sul, zona en la que se desarrolló la caravana del expresidente en la que estuvo presente. Sobre la situación tan compleja por la que atraviesa el expresidente que está en campaña para regresar, el dirigente comenta: «Lula fue condenado en segunda instancia judicial, una farsa sin pruebas. Por esto, estaría sujeto a la ley de ‘ficha limpia’, que impide su candidatura, pero cabe aún un recurso. En el Supremo Tribunal Federal está en debate si condenado en segunda instancia ya puede ir preso. Ese es el objetivo del juez Sergio Moro para desmoralizar a Lula».
Esta situación parecería no alterar la posición de mantener la candidatura de Lula Da Silva a la presidencia. Pont sostiene que «la Dirección Nacional ya dispuso su posición: Lula será candidato incluso aunque él esté preso». Así, la estrategia del PT se centra en movilizar y agotar las instancias judiciales, tal como expone el dirigente petista: «Resistimos en las calles y en la Justicia. El día 15 de agosto es el plazo límite para la inscripción de la candidatura. Vamos a inscribirla y llevaremos el debate hasta el Supremo Tribunal Federal. Por eso hoy no tenemos plan B».
Con respecto a los marcos de acuerdos electorales, el propio Pont explicó que «el Directorio Nacional también decidió que no hay coalición con partidos golpistas. Las alianzas serán sólo con la izquierda o vamos solos en los 27 estados. En la mayoría de los distritos esa política ya está implementada. Hay una gran cohesión del partido respecto a eso».
Frente a la posible detención del exmandatario, Pont sostuvo que «Lula puede ir preso, aun así mantendremos su candidatura en campaña electoral. Nuestra respuesta será la lucha, denuncia y resistencia. Ya tenemos unos 20 gobernadores en campaña. Vamos por la disputa».
Sobre qué perspectivas tiene del futuro político brasileño, el experimentado dirigente brasileño, reflexionó: «Podrá haber nuevo golpe y hasta posponer las elecciones, pero eso aumenta más las crisis y la ilegitimidad. La clase dominante no tiene unidad en eso. El futuro está muy incierto en Brasil. La crisis es profunda y las acciones de los grupos fascistas crece. La caravana de Lula, por lo pronto, mostró eso».
Frente a las acciones del establishment, Pont sostuvo que «la oposición intentó hacer actos más grandes. Pero la crisis social (que incluye desempleo, salario, salud, educación, asistencia social, etcétera) es mucho más fuerte que la Rede Globo». Justamente, contraponiendo eso, Raúl Pont describó que «los frentes sociales organizados están con Lula. En Curitiba, al final de la caravana estaban Manuela D’Avila del Partido Comunista do Brasil; Guilherme Boulos del Partido Socialismo y Libertad; e incluso el senador Roberto Requião del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, lo que muestra la defensa de un proyecto nacional. Ese es el cuadro de situación actual». «