Luciano Galfione es el referente de una de los sectores de la producción más comprometidos por la recesión. Analiza la Resolución 156/2024 de la Secretaría de Industria y Comercio, que permite el ingreso de productos textiles sin etiquetado. Advierte por los fabricantes que consideran convertirse en importadores y las proyecciones de cierres, despidos y suspensiones para el segundo semestre.
–¿Cómo va a impactar la eliminación de los controles aduaneros en el mercado textil?
–Lo vemos como una medida más de competencia desleal a la producción nacional. Ésta y otras se tomaron para alentar las importaciones. Pero ante todo, es una decisión que deja desamparado al consumidor final, porque los controles a la producción que ingresa al país protegen fundamentalmente al consumidor argentino. Cuando se saca una medida de control no tenés seguridad de que lo que estás consumiendo es lo que dice la etiqueta. Si la Aduana no controla lo importado, pensar que se va a controlar en un local comercial es complejo.
–¿Cómo evolucionó la importación desde el cambio de gobierno? ¿Ganó espacio en la torta del mercado?
–La importación todavía no es un gran problema a ciencia cierta porque hoy no se consume nada, ni producción nacional ni producción importada. No es que yo trabajo menos porque hay más importaciones, trabajo menos porque no hay consumo. Lo que hace el gobierno con la eliminación del control aduanero es facilitarle la vida a los que no dan empleo. En definitiva, es una medida que profundiza la crisis.
–¿Qué se dice en las fábricas? ¿Empieza a ser más conveniente importar?
–No tengo un dato certero. Lo que uno habla con colegas es que siempre importar es más fácil que producir, siempre es más fácil no tener empleados, no tener la carga de las tarifas, no tener que lidiar con los vaivenes económicos. Importar es más ágil, porque se reduce a comprar y vender, pero la verdad es que el Estado va a recaudar menos, porque si yo como empresario declaro algo que no corresponde, voy a pagar menos pero a la larga eso termina siendo un perjuicio. Y lo segundo, es que se pierde la protección, algo que impacta directamente en el consumidor. Después no debería extrañar si pasa algo, por ejemplo, por el ingreso de un material en condiciones peligrosas para las personas.
–Usted conoce la industria. ¿En los próximos meses va a haber empresas que pasen a la importación para sobrevivir?
–Yo veo que va a haber más empresas que pasen a cerrar. No sé qué va a pasar con cada uno en particular, qué decisión se tomará en forma individual, pero siempre van a ser para sostenerse como sea. Si eso significa cambiarse a la importación lo van a hacer, si no van a cerrar. Pero esto ya lo vimos en otros momentos de nuestra historia y la baja de los precios al consumidor no ocurrió. Ninguna de las medidas que se están tomando ahora van a hacer que cambie la tendencia, y las medidas que hay que tomar para que al consumidor le salga más barato consumir no se están tomando. Nosotros como industria estamos en condiciones, invertimos y estamos en la frontera tecnológica y del conocimiento.
–El uso de la capacidad instalada mejoró levemente en el sector, según la última medición del Indec. ¿Qué indica el dato?
–No indica nada, sólo que llegamos al piso. Si nuestro piso de uso de capacidad instalada es el 40% no estamos en números compatibles con la producción industrial. Hasta que el consumo no se revierta, las variaciones de ese nivel sólo van a ser indicio de cambio de temporada.
–¿Qué proyección están haciendo para el segundo semestre, además de los posibles cierres de empresas?
–Creemos que el segundo semestre va a ser como fue el primero. En la primera mitad tuvimos un 40% menos de demanda y esperamos un 40% menos de demanda para el verano. Lamentablemente es una cantidad que supone menos fuentes de trabajo.
–¿Hay un cálculo de despidos y suspensiones?
–Hasta ahora tuvimos más de 5 mil despidos y 10 mil suspensiones. Y para el segundo semestre nadie está pensando en seguir invirtiendo. «