«Extraño a Claudio Da Passano, para mí fue un placer trabajar con él, y con todos los actores por supuesto. Pero si hay algo que me duele de no haber llegado antes a terminar y entregar la película es que me hubiese encantado que él pudiera verla. Hablamos mucho en el rodaje de qué iba a pasar, cómo iba a ser el estreno, hicimos una entrevista larga que es el backstage y cuando nos enteramos de su muerte fue un dolor muy profundo. Por eso la película está dedicada a él: fue su último protagónico, y siento que es lo único que me va a faltar el día del estreno», dice casi al borde del quiebre Lucas Santa Ana, director de Luces azules, que llegará a las salas este 22 de febrero.
El film narra una cena de una pareja gay con sus mejores amigos. A medida que los invitados llegan a su casa con jardín y pileta, comenzarán a mostrar distintas vicisitudes, convirtiéndose en un film sobre una familia, pero no una de sangre, sino una elegida. «Trabajar con Osmar Núñez, Ernesto Larresse, Claudio Lapazano y Edgardo Moreira y Estela Garelli, que son los más grandes de la película, fue un aprendizaje grandioso. Cuando tenés que trabajar con esos actores que tienen tu edad, ¡pero sólo de trayectoria! Yo no había nacido y ellos ya trabajaban, ¿qué me iba a escuchar a mí? Siempre uno tiene esa fantasía de hasta dónde te van a escuchar, hasta dónde vas a poder trabajar con ellos. Pero siempre he tenido mucha suerte en los armados de los elencos, donde todos han sido muy colaborativos: se creó una familia en este elenco, y para mí la película habla de la familia, así que no pudo salir mejor».
Por eso la pareja anfitriona, hacia el final del film, ríe con su gran amigo de toda la vida (Da Pasanno) recordando los tiempos en que transitaban de juerga en la avenida Santa Fe «mano y contramano», y daban la vuelta por «Ecuador, que también era mano para el otro lado: nos cambiaron todas las manos para desorientar» la joda gay. Y es que en aquellos años (y aún hoy, en varios casos) ser gay podía implicar múltiples castigos sociales, incluso ser expulsado por la familia de sangre, así que nunca estaba de más procurarse una propia.
«Para mí la temática que engloba la película, más allá del amor y del VIH, es la familia elegida, y este grupo es una familia elegida más allá de los vínculos que pueda haber entre algunos personajes. Y hay una especie de lugar paterno maternal, de tíos, de primos, de hijos. Y todos los hombres gays se dan besos en la boca, excepto con los jóvenes. Hay algo de ese grupo etario que viene de los ’80, donde los amigos se besaban con un pico. Y eso quedó. Y hay algo que quisimos armar respecto a eso que es el núcleo familiar. Cuando Fabián está hablando con Alejandro, le dice ‘¿Le presentaste a la familia?’ y él le responde: ‘Sí, hoy’, y le da un pico. Es como el momento iniciático: entraste a la familia. Y para los que vienen de los ’80 y los ’90 que vivieron una especie de discriminación familiar, los que decidieron salir del closet –los que lo hicieron–, muchos perdieron a su familia, fueron desterrados. Entonces hay algo de tener que construir una familia más allá de la familia sanguínea que existe en esta comunidad. La película habla desde ese lugar de la familia elegida».
Y a través de ese núcleo y de cada uno de sus miembros, el film desarrolla los tópicos que hicieron y performaron la vida y trayectoria LGBTQ de las últimas décadas. La fidelidad, la pareja estable, el HIV, el vínculo de amores pasados con amores presentes: «Los personajes están viviendo en cierta burbuja, son personajes de una clase social, media -media alta, que tienen las cuestiones de necesidad básica resueltas: pueden dedicarse a pensar en esas otras cosas relacionadas con el amor y el afecto, que cuando uno está en una situación de precariedad no puede porque por delante hay otras cosas».
Y si bien la película fue rodada en 2022, cuando Milei era considerado sólo como una advertencia a la vida democrática, «era un diputado cualquiera, estábamos filmando una película en otra época», no es para confiarse según Santa Ana. Y no sólo por la llegada de Milei al gobierno: «Sobre todo cuando hice (el documental) El puto inolvidable me preguntaban si veía avances del colectivo LGBT respecto a la ganancia de derechos. Y yo siempre decía: una cosa es la ganancia de derechos y otra cosa es la aplicación de eso en la sociedad. Estamos muy lejos de la utopía de que pueda salir a la calle y no me caguen a trompadas por ser gay. Una cosa son las leyes adquiridas como casarte con alguien del mismo sexo y otra que vaya con alguien de la mano por la calle y que venga un grupo de violentos y me caguen a trompadas: algo que me pasó a finales de los ’90».
Santa Ana percibe que el ataque a derechos adquiridos no sólo pretende llegar por ese lugar. «Hay muchas cosas que quiere voltear este gobierno: la ley del teatro, la del fondo nacional de las artes, la que hace que los derechos de autor sean de gestión colectiva para hacerlas de gestión individual, hay un montón de cosas que está queriendo destruir».
«Desde el cine hago una militancia, un activismo pero no necesariamente de lo LGBT. Miro el mundo y a partir de lo que me va surgiendo de mi mundo cotidiano y cercano, lo que pasa a mi alrededor me interpela de una manera, y eso que me interpela necesito devolvérselo al mundo de otra forma. Es el cine el medio por el que me comunico, por el que expreso algo que busco reivindicar», concluye. «
Luces azules
Dirección: Lucas Santa Ana. Guión: Gustavo Pecoraro. Con Ernesto Larresse, Claudio Da Passano, Osmar Núñez, Estela Garelli, Edgardo Moreira, Fer Dente, Hernán Morán, Karina Hernández, Javier Rodríguez Cano, Natalia Morlacci y Nicolás Di Pace. Estreno: 22 de febrero. En salas.