El Gobierno talibán de Afganistán conmemoró este martes el segundo aniversario de su regreso al poder con varias celebraciones y una declaración que ensalza su vuelta al frente del país luego de vencer a Estados Unidos en una guerra de 20 años, en medio de renovadas denuncias sobre violaciones a los derechos de las mujeres en lo que la ONU denunció como «apartheid de género».
«La conquista de Kabul demostró una vez más que nadie puede controlar a la orgullosa nación de Afganistán» y que «no se permitirá que ningún invasor amenace la independencia y la libertad» del país, afirmaron las autoridades afganas en un comunicado.
Banderas del Emirato Islámico de Afganistán, el nombre dado por los talibanes al país, ondeaban en puestos de controles en la capital, Kabul. Las calles de la ciudad estaban tranquilas en este feriado nacional declarado por los talibanes, informó la agencia de noticias AFP.
El movimiento islamista radical de los talibanes tomó Kabul el 15 de agosto de 2021, coronando una ofensiva relámpago en coincidencia con la retirada de fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos tras 20 años de guerra contra los insurgentes.
La toma de Kabul causó el colapso del Gobierno afgano apoyado por Occidente y la huida de sus autoridades al exilio, 20 años después de que la coalición encabezada por Estados Unidos derrocara a los talibanes tras un primer paso por el poder entre 1996 y 2001.
Pese a prometer libertades, los talibanes volvieron a aplicar una estricta interpretación del islam que afecta especialmente a las mujeres, quienes, privadas de derechos básicos, viven ahora en lo que Naciones Unidos denomina un «apartheid de género».
Las celebraciones
Varios seguidores del Gobierno se congregaron este martes delante de la antigua embajada de Estados Unidos, donde se tomaron fotografías.
Un desfile militar que estaba previsto en la sureña ciudad afgana Kandahar, cuna espiritual del movimiento islamista y desde donde mueve los hilos del país el esquivo líder talibán Hibatullah Akhundzada, fue finalmente anulado.
También estaban programadas marchas de tropas en las calles de Herat, en el oeste, y un acto de celebración organizado por el Ministerio de Educación en una escuela de Kabul.
«Los hechos en el terreno demuestran la existencia de un sistema acelerado, sistemático y envolvente de segregación, marginación y persecución»
Dos años después de la toma del poder, ningún país ha reconocido todavía al Gobierno talibán, con debates abiertos en la comunidad internacional sobre si debe establecer relaciones y cómo hacerlo con las nuevas autoridades.
«¡Muerte a los europeos! ¡Muerte a los occidentales! ¡Viva el Emirato Islámico de Afganistán! ¡Muerte a los estadounidenses!», gritaban este martes los defensores de los talibanes en Herat.
Las restricciones de los derechos de las mujeres -prácticamente vetadas de los espacios públicos, del trabajo y la educación- son un gran obstáculo en estas negociaciones sobre el reconocimiento y la ayuda internacional para un país inmerso en una grave crisis humanitaria y económica.
La crisis económica
Los afganos también se preocupan por la crisis económica y humanitaria en la que se ha hundido el país tras el ascenso talibán, debido a la caída de las ayudas y la imposición de sanciones.
Un agricultor dijo a AFP que solía ganarse la vida con sus cultivos, pero que ahora tiene «solo lo justo para comer», aunque reconoce con alivio que la seguridad ha mejorado y ahora puede viajar por la noche sin temor.
Aun así, persisten la amenaza del grupo Estado Islámico, rival de los talibanes activo en el país, y las tensiones con Pakistán con un aumento de ataques en las zonas fronterizas.
Y mientras algunos afganos celebran el fin de dos décadas de conflicto y el ascenso al poder talibán, otros ven en la fecha un nefasto aniversario.
El recorte de derechos a las mujeres
«Todas las niñas y mujeres de Afganistán quieren recobrar su libertad», dijo Hamasah Bawar, una joven que se vio apartada de sus estudios por las políticas de los nuevos dirigentes.
Para Farah, otra joven de Kabul que tuvo que abandonar sus estudios de medicina por las restricciones del nuevo gobierno, este aniversario es una fecha sombría.
«Me enfrento a un futuro desconocido y estoy privada del derecho a tener una educación y al mismo tiempo los talibanes están celebrando su victoria», relató. «Yo veo un futuro oscuro para mí».
Varias ONGs aprovecharon el día para reforzar sus denuncias sobre el tratamiento que sufren las mujeres.
«Condenamos con fuerza las continuas y crecientes violaciones a los derechos humanos de los talibanes, especialmente contra las mujeres y las niñas y la falta de una respuesta efectiva de la comunidad internacional», afirmaron en un comunicado diez organizaciones, incluyendo Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI).
«Todas las niñas y mujeres de Afganistán quieren recobrar su libertad»
En la misma línea, la oficina Naciones Unidas expresó su grave preocupación por los derechos de las mujeres en el país asiático.
«Seguimos profundamente preocupados por la situación de los derechos humanos, en particular, por las severas restricciones impuestas a las mujeres y las niñas, cuyos derechos a acceder a la educación y el trabajo, su libertad de movimientos y participación en la vida cotidiana y pública se han visto erosionados por una serie de edictos discriminatorios», declaró la vocera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), Liz Throssell.
La Acnudh, continuó la vocera, recuerda a autoridades de Afganistán que el país tiene la obligación, en virtud del derecho internacional, de respetar y defender los derechos de todas las personas, sin discriminación, según recogió la agencia de noticias Sputnik.
Aseguró asimismo que el personal de la organización sigue trabajando en este país centroasiático para supervisar la situación y defender los derechos humanos, incluidos los de las mujeres y las niñas.