China logró sacar de la pobreza a casi 100 millones de personas en solo una década y hoy tiene una clase media de 400 millones de habitantes, como resultado de un proceso económico que suele ser minimizado, o directamente ignorado, por quienes aún insisten en mostrar al capitalismo occidental como el único modelo viable de modernización y desarrollo.
“En los últimos 15 años, China fue el motor principal del crecimiento del mundo, aportando el 35% del aumento del PBI nominal mundial, mientras que Estados Unidos ha contribuido con un 27%”, precisó el especialista en política comercial Eswar Prasad, en un reciente informe difundido en el sitio oficial del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En lo que va de 2024 se establecieron en China casi 27.000 nuevas empresas con inversión extranjera y para el cierre del año está previsto que el Producto Bruto Interno del país aumente alrededor del 5%, un crecimiento que se ubica por encima de las estimaciones de no pocos países desarrollados.
Estos datos quizás ayuden no sólo cuantificar el resultado de las políticas aplicadas en los últimos años, sino también a dar cierto contexto a la reciente decisión de la Tercera Sesión Plenaria del XX Comité Central del PCCh, de alcanzar una “Mayor Profundización Integral de la Reforma en el Impulso de la Modernización China”.
En efecto, durante el encuentro realizado el mes pasado en Beijing, el presidente Xi Jinping explicó que era fundamental una revisión y aplicación de la experiencia adquirida desde el lanzamiento de la reforma y la apertura (en 1978), para que el objetivo estratégico de avanzar hacia un desarrollo de alta calidad sea una realidad palpable y no termine en mera retórica.
Al respecto, es preciso saber que esta valorización de Xi de lo hecho hasta hoy se complementó, en los días previos, con un reciente documento al que tuvieron acceso los 199 miembros titulares y 165 suplentes del Comité Central, que incluyó numerosos artículos de altos funcionarios y más de cien explicaciones sobre las particularidades de la reforma al estilo chino.
Según se informó, el trabajo – de carácter público – ratificó una estrategia integral de reforma que resalta el compromiso con la innovación, la sostenibilidad y la inclusión; al tiempo que desarrolló las ideas que el gobierno considera claves en esta etapa, entre ellas la economía del estreno, la industria del futuro, el capital paciente, las nuevas formas de empleo, la promoción de la natalidad y la economía plateada.
Economía del estreno
Al parecer, comprender estos conceptos es entender hacia dónde avanza China.
Como bien se expresa desde el nombre, incluye todas las actividades económicas vinculadas con los lanzamientos de productos, servicios, tecnologías y modelos emergentes de negocios. Su importancia radica en el hecho que no sólo representa el nivel de calidad e innovación que puede exhibir una empresa o polo productivo, sino también la fortaleza del desarrollo económico de la región y el poder de compra de los consumidores.
Ciudades como Shanghai y Guangzhou son ejemplos sobre cómo promover marcas internacionales de alta calidad para que instalen sus primeras tiendas, a partir de políticas que facilitan los trámites para la importación y lanzamiento de nuevos productos.
“Es importante la posibilidad de crear nuevos modelos de negocios, es decir, la formación de una red compuesta por investigación, desarrollo, lanzamiento, exhibición, promoción y venta de un nuevo producto”, según explica Zhang Yina, profesora de la Universidad Fudan, con sede en Shanghai.
Industrias del futuro
China también apuesta al desarrollo de nuevas industrias que si bien comienzan a despegar, poseen un reconocido potencial para impulsar la economía y mejorar la forma en que vivimos, trabajamos e, incluso, nos divertimos.
La inteligencia artificial (IA), la tecnología cuántica, los robots humanoides, la fabricación a escala atómica (más pequeñas que la nanotecnología), la economía de baja altitud (drones y tecnologías de vuelo bajo) la biofabricación y la energía del hidrógeno, son algunas de las actividades consideradas claves en China para impulsar las transformación que se vienen.
“Son opciones estratégicas llamadas a determinar el panorama de la próxima ola de innovación global. Pero además, expandir estas iniciativas ayudará a construir nuevas ventajas en el desarrollo industrial chino y mejorará la competitividad internacional de la industria nacional”, según destacó Deng Zhou, investigador de la Academia de Ciencias Sociales de China.
Capital paciente
El Consejo de Estado de China publicó recientemente un conjunto de medidas encaminadas a desarrollar el denominado capital paciente, es decir, inversiones que apuestan a las ganancias a largo plazo en pos de lograr rendimientos mayores y más sostenibles en el tiempo.
A partir de esta premisa, China anunció la revisión de las regulaciones sobre empresas de capital de riesgo con inversión extranjera, con el propósito de facilitar la financiación de nuevas tecnologías médicas, avances en IA o proyectos de energía renovable, entre otras iniciativas.
“El capital que no se ve perturbado por las fluctuaciones cortoplacistas del mercado y puede proporcionar un soporte financiero estable para proyectos de inversión a un término prolongado es un motor importante para acelerar el cultivo y la expansión de nuevas fuerzas productivas de calidad”, sostiene Li Sanxi, investigador de la Universidad Renmin de China.
Nuevas formas de empleo
Alrededor de 84 millones de personas trabajan en China en las consideradas nuevas formas de empleo, es decir, las ocupaciones flexibles que surgieron con el auge de internet y la economía digital, como el comercio en línea, la conducción de vehículos compartidos y la logística de las compras electrónicas.
Algunas de las particularidades de estas fuentes de trabajo es que multiplican las posibilidades de los que buscan horarios no tradicionales e, incluso, permiten ser incorporadas como una actividad secundaria. “Ayudarán a cambiar la estructura del mercado de trabajo y estimularán la innovación y el espíritu emprendedor”, evalúa Yu Shaoxiang, investigador principal de la Academia de Ciencias Sociales de China.
Desde países como la Argentina, es natural advertir sobre los riesgos que el citado concepto de flexibilización laboral derive en una no deseada precarización de las fuerzas de trabajo. En respuesta, el plan de reforma de China anunció la implementación de un sistema de seguridad social dirigido a las personas con trabajos flexibles, que también incluirá a los trabajadores rurales migrantes, además de ampliar la cobertura de los programas de seguro de desempleo, compensación de trabajadores y seguro de nacimiento.
Promoción de la natalidad
China no es ajena al proceso de envejecimiento de la población que afecta al planeta, por lo que otro de sus objetivos es construir una suerte de sociedad “favorable a la natalidad”. El proyecto es ambicioso porque propone nuevas reglas demográficas a un país que, durante más de 30 años, avanzó en sentido contrario con su política de “hijo único”.
Para lograrlo, anunciaron que profundizarán las políticas de exenciones fiscales, incentivos para la vivienda y mejoras de licencias parentales. Con un entorno favorable a la natalidad, aspira a mantener un tamaño poblacional estable y garantizar que haya suficientes jóvenes para sustentar la economía y cuidar de las generaciones mayores.
“Un factor determinante para decidir si una región cuenta con posibilidades de lograr un desarrollo sostenible es si adopta políticas estratégicas y de largo plazo de apoyo a los nacimientos”, sostiene el profesor Yang Chenggang de la Universidad de Finanzas y Economía del Suroeste.
Economía plateada
En forma complementaria al fomento de la natalidad, China quiere desarrollar aún más la denominada «economía plateada», es decir, las actividades económicas dirigidas a brindar productos y servicios a los adultos mayores, una población que hoy suma casi 300 millones de personas y representa el 21,1% de la población total.
En la actualidad, la “economía plateada” mueve alrededor de 7 billones de yuanes (unos 980.580 millones de dólares), y se espera que alcance los 30 billones de yuanes en 2035, con actividades que van desde la atención médica, ofertas de comida y cuidados, hasta áreas más específicas como los artículos antienvejecimiento, los viajes adaptados a las personas mayores y los productos financieros diseñados para la jubilación.
China tiene una sociedad moderadamente envejecida, según los estándares internacionales, y pretende aprovechar su potencial económico para garantizar una vida cómoda y digna a quienes trabajaron toda su vida. Cuidan a sus ancianos y quieren seguir haciéndolo.