Que llueva, que llueva, Dina está… aprovechando la tierra arrasada que van dejando a su paso el ciclón Yaku, el Niño Costero y las lluvias a secas que castigan el Perú. Temporada de huaycos, las grandes olas de barro y piedra que a su paso sólo dejan destrucción. Pude apreciar el paisaje digno de película catástrofe en el camino desde la andina y combativa Ayacucho hasta la bella y desgraciada Lima. En la capital, la cinta asfáltica de la autopista Panamericana es una pileta olímpica. El río Rímac no para de subir. Los vecinos de las barriadas maldicen al cielo siempre encapotado que anticipa malas noticias.
El gobierno de facto dice que no tiene fondos para encarar la tragedia. Eso sí, hace pocas semanas destinó millones de soles para reequipar a la policía. En la reunión del Consejo Nacional de Gestión del Riesgo del Desastre, la primera presidenta–dictadora llamó a la unidad nacional. Estaba acompañada por el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga. El empresario ultraconservador y miembro numerario del Opus Dei –practica la abstinencia sexual y la autoflagelación- invocó a la ayuda divina: cadenas de oración contra los huaycos.
El agua apagó el fuego de las protestas por esta semana. Una cortina húmeda que usa Boluarte para esconder muertos, heridos y detenidos en las protestas. En paralelo, avanza con el cerrojo informativo: protocolos para cubrir las manifestaciones, el Congreso impulsa la colegiatura obligatoria de los periodistas y se bloquea la posibilidad de entrevistar a los presos. Hace un rato me llamó la abogada de Pedro Castillo: los carceleros niegan el acceso al penal de Barbadillo, donde el expresidente cumple prisión preventiva. Ni siquiera un cuestionario o un par de puchos se le pueden hacer llegar.
Los Saicos fueron una banda limeña de rock sucio y desprolijo que brilló fugazmente a finales de los ‘60. Se los considera “proto-punks” sin crestas. Nacieron en el barrio de Lince, donde hace pocos años la municipalidad puso una plaqueta que acredita la gestación del punk en tierras incas. “Demolición” es su hit sempiterno. “Demoler, demoler, demoler…”, dice el estribillo. Banda de sonido tan actual. Suena mientras los huaycos y el gobierno de facto demuelen el Perú.