Esta noche el presidente Joe Biden dará comienzo en el United Center de Chicago a la Convención del Partido Demócrata que ungirá la fórmula Harris-Walz para la las elecciones del 5 de noviembre. La cumbre del actual oficialismo culminará este jueves con el discurso de Kamala Harris en un cierre anunciado a todo vapor en una campaña que tomó impulso luego de los dos eventos que marcaron la agenda de julio: el intento de asesinato del candidato republicano Donald Trump en un acto en Pensilvania el 13 y la renuncia a su postulación de Biden una semana más tarde.

Junto con Biden hablará en la elegante sede del equipo de hockey sobre hielo Chicago Blackhawks y de los Chicago Bulls -que luce en su lobby una estatua de su máxima estrella, Michael Jordan- la primera dama, Jill Jacobs Biden. Según el cronograma al que la prensa local tuvo acceso, el mandatario hablará de los “logros” de su gestión, como la recuperación económica luego de la pandemia, el crecimiento de los índices de empleo y “la defensa de la democracia a nivel nacional como internacional”, detalla el portal The Hill, un medio que cubre información sobre el Congreso, las rocas políticas y las campañas electorales. Martes y miércoles, serán las figuras centrales Barack Obama y Bill Clinton.

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El ídolo de Chicago Bulls, Michael Jordan.

Un dato explica la razón por la que es optó por hacer allí la convención: este domingo el edificio cumplió 30 años de su inauguración. Y si es por cábala, la última vez que se hizo allí mismo, en 1996, marcó la reelección de Clinton para un nuevo período. La permanencia de los demócratas en la Casa Blanca es el gran desafío que tiene la actual vicepresidenta, que salió al ruedo luego de los sucesivos traspiés de Biden tanto en el debate del 28 de junio como en sus últimos actos como candidato, donde se pudo percibir un desgaste cognitivo sobre el que Trump venía machacando desde incluso la campaña de 2020.

El atentado contra el empresario inmobiliario disparó adhesiones, según las primeras encuestas, que advirtieron sobre el riesgo de mantener a Biden sobre el ring. Así, un fin de semana tenso repentinamente se anunció que se bajaba y en su lugar quedaría la ex fiscal de California, ex senadora y su compañera de fórmula hace cuatro años. Los últimos sondeos la anotan ahora en primer lugar con un margen ajustado (49% a 45%), pero en crecimiento.

Desde aquellos días, Harris se puso el traje de lideresa y tras conseguir el apoyo necesario para ir a esta convención con la carta ganadora, designó a su compañero de fórmula al gobernador de Minnesota, Tim Walz.

La estrategia de los demócratas, avisó Harris, se centrará en una agenda progresista que Biden no logró imponer en su paso por la Casa Blanca. En sus primeros discursos anunció que antes de cumplir los 100 días en el gobierno establecerá planes destinados a reducir los costos de la salud para los trabajadores, pondrá en marcha un plan de subvenciones para la compra de la primera vivienda y lanzará desgravaciones impositivas para parejas con bebés durante el primer año de vida. Para escándalo de los conservadores y neoliberales de ambos partidos, prometió “aprobar la primera prohibición federal de la especulación con los precios de los alimentos”. O sea: un toque keynesiano de controles de precios en artículos esenciales y apoyo estatal para créditos accesibles.

En cierto modo podría decirse que estos lineamientos, diseñados para tentar a los sectores que suelen votar a los demócratas desde la izquierda -que son cada vez menos luego de tantos desengaños- despabilaron a Trump, que se veía nuevamente en el Salón Oval casi sin despeinarse. Sus primeras declaraciones apuntaron contra lo que considera fue un “golpe de estado” contra Biden, que en esos días cruciales de su renuncia estaba recluido por un Covid y ni siquiera habló para anunciar su paso al costado. De hecho el anuncio fue en un escueto tuit que muchos afirmaron que ni siquiera le habían dejado ver. Pero, además, ahora Trump, habida cuenta de su programa, tiene más incentivo para catalogar a su contendiente como más le gusta a la ultraderecha, “comunista”.

Mientras tanto, desde el fin de semana en el centro cívico de Chicago proliferaron marchas propalestinas que exigieron a los delegados demócratas pronunciarse sobre la ayuda que el gobierno sigue brindando a Israel en su ofensiva sobre Gaza. La guerra en Ucrania también será un eje de debates, pero en este caso Trump se presenta como “pacifista”.

Los más memoriosos recordaban que en esa misma “Ciudad del Viento” se desarrolló la Convención del 29 a 29 de agosto de 1968 que eligió como candidatos a Hubert Humprey-Edmund Muskie. Detalles a tener en cuenta: la primaria de ese año la había ganado el senador Eugene McCarthy (nada que ver con el furibundo anticomunista Joseph McCarthy), quien se oponía a la guerra de Vietnam, lo que lo invalidó para al establishment. Más importante aún es que quien venía arrasando en las primarias era Robert Kennedy, sería asesinado el 5 de junio en el Hotel Ambassador de Los Ángeles tras celebrar su triunfo en California.

El hijo homónimo del malogrado candidato y sobrino del también asesinado presidente John F. Kennedy se postula esta vez como candidato independiente con un mensaje anti-guerra y anti-agencias de inteligencia -a las que acusa de haber estado detrás de ambos magnicidios- y tenía chances de dar pelea en un escenario controvertido como el de este comicio. Pero parece que Harris le está sacando adeptos, por eso de que sería un voto más adecuado para quieren frenar a Trump. Y se ofreció a integrar un eventual staff en su eventual administración, por ahora sin suerte.