La escalada inflacionaria volvió a poner el tema en la agenda. Sectores del sindicalismo kirchnerista insistieron en la necesidad de una suma fija para los trabajadores. La CGT, en línea con la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, se aferra a las paritarias aunque cada vez más cortas. En tanto, sindicatos que firmaron cláusulas gatillo lograron preservar el poder adquisitivo del salario.
Máximo Kirchner fue quien insistió, en un acto del PJ en La Matanza, en la necesidad de que el gobierno implemente una suma fija para todos los trabajadores registrados. En su discurso interpeló directamente a los dirigentes de la CGT que hasta ese momento se oponían a esa modalidad en nombre de defender el ejercicio paritario.
Para el dirigente de La Cámpora, una y otra alternativa pueden resultar complementarias: «Suma fija ahora, paritaria después y, si se puede, doble aguinaldo para recuperar el salario», fue su consigna. Es que, remató, «nuestra gente necesita una mano ahora».
Ocurre que, a contramano del discurso con el que este gobierno asumió en diciembre de 2019, los salarios no sólo no recuperaron su poder adquisitivo sino que, por el contrario, en muchos casos continuaron perdiendo contra la inflación. La aceleración de la escalada de los precios, que podría superar el 130% en el año, amenaza con una mayor caída del salario real.
La mesa chica de la CGT, en boca del secretario adjunto y titular de los estatales de UPCN, Andrés Rodríguez, «ante esta nueva realidad» decidió reconsiderar la situación y avanzar en un diálogo con Sergio Massa para viabilizar una suma fija pero acotada a los gremios con ingresos bajos, en particular, los trabajadores municipales: «No es un resorte que podamos establecer nosotros pero, por lo menos, sí podemos definir el criterio de que entre los trabajadores formalizados ‘nadie gana por debajo de esta cifra'», dijo.
La suma fija, aseguran en la central obrera, desnaturaliza la discusión paritaria porque achata la pirámide salarial. La ministra Olmos, en el canal IP Noticias, se pronunció en contra de ese mecanismo. Aunque reconoció que «es una herramienta», destacó que «con alta inflación siempre el salario va detrás de los precios. En este contexto, la suma fija genera expectativas de mayor nominalidad. Para el trabajador formal habilitamos todos los pedidos de revisión y por períodos breves. Para aplicar una suma fija de carácter general hay que hacerlo en otro contexto. Para que se recupere el salario se necesita estabilizar primero».
Uno de los principales referentes del Frente Sindical para el Modelo Nacional, Omar Plaini, insistió en que «hay sectores que no llegan a fin de mes. Es ahí que pedimos la suma fija; no es para invalidar las paritarias», y la emprendió contra la mesa chica de la CGT: «Miran su propio ombligo», subrayó.
En la misma línea, Abel Furlán, titular de la UOM opinó que «las paritarias son herramientas fenomenales de los trabajadores para recuperar poder adquisitivo, pero una suma fija sería muy importante para que los trabajadores puedan respirar un poco mejor», y reclamó una suma «no menor a $ 50 mil».
La misma modalidad aparece en los reclamos de algunos gremios aunque dentro de la propia paritaria. ATE reclama $ 60 mil para los municipales de la CABA y el titular del Sindicato de Comercio, Armando Cavalieri, en su último acuerdo incorporó además de un porcentaje, una suma fija de $ 25 mil indistinta para todas las categorías.
Salarios indexados
Más allá del debate al interior de la CGT, lo cierto es que hubo una fórmula para que los salarios no pierdan contra la inflación, que lograron dos sindicatos en 2022. En agosto, la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (Utedyc) incorporó una cláusula de indexación automática para la rama mutuales, que se activó en enero de 2023 y actualizó los haberes en función de la inflación acumulada. Lo mismo logró el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (Sutna) aunque luego de un extenso conflicto que incluyó una indexación automática de los haberes por la inflación y, por encima de eso, un 10%.
El Sutna difundió esta semana el resultado de ese acuerdo que, estiman en ese gremio, implicará una mejora del 127% en el período que va desde julio de 2022 a junio de 2023. El porcentaje surge de estimar la inflación en mayo en el 7,4% y en junio en el 7%, según las previsiones del REM, que publica el Banco Central. Sobre esa inflación acumulada, que proyectan en un 116,9%, se aplica el adicional del 10% que permite avanzar en una recuperación efectiva del salario real.
Alejandro Crespo, titular del Sutna, explicó en Radio Con Vos que «recuperamos el sindicato en 2016 y tuvimos una seguidilla de aumentos del salario real. El año pasado tuvimos un conflicto de seis meses porque las patronales se unieron para detener esa línea ascendente e imponer una paritaria a la baja. Tenemos protegido el salario en momentos tan problemáticos. Si hubiéramos tenido una cláusula de revisión, tendríamos que haber planteado el 1 de marzo un incremento del 65% para los últimos cuatro meses y hubiera sido muy complicado. La cláusula automática es una garantía».
Para Crespo, «la diferencia con la CGT es que hubo una participación activa y consciente de los trabajadores. Votamos en asamblea general el plan de lucha y los reclamos. Estar cinco meses en un conflicto no es una decisión sólo del sindicato sino de todos los trabajadores y sus familias, que estaban comprometidos porque sabían por lo que peleaban». «
Paran los docentes de la UBA
Los sindicatos de base de la Conadu Histórica, que representa a la docencia universitaria en 27 universidades nacionales, definieron la continuidad de su plan de lucha con un paro nacional de 48 horas que se realizará el martes 30 y miércoles 31 de mayo.
Una de las principales federaciones del gremio exige la inmediata reapertura de la paritaria luego de un reciente acuerdo que se limitó a adelantar una cuota pautada para el mes de junio a abril. Según uno de los principales sindicatos que la integran, la AGD-UBA, el incremento para el primer semestre del año, con esa modificación, acumula apenas un 30%.
Los docentes reclaman un 30% adicional en una sola vez y, a partir de ahí, una cláusula gatillo que indexe los salarios con el IPC. Además, exigen la restitución de los descuentos sufridos por los docentes que pararon en los colegios preuniversitarios.