La sede académica CUSAM que la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) instaló en la Unidad Penal 48 ubicada a metros de los basurales de José León Suárez, cumplió 15 años. Al festejo se sumó La Delio Valdez, que brindó un recital en vivo para las y los estudiantes de esta comunidad educativa por la que pasan mil personas privadas de la libertad a través de más de 25 talleres.
Estuvieron presentes autoridades universitarias, el rector de esta Casa de Altos Estudios, Carlos Greco; el decano de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (Escuela-IDAES), Ariel Wilkis; el académico -actual presidente del INAES- Alexandre Roig y miembros del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).
El evento se realizó este miércoles desde la mañana y se extendió durante todo el día. Fue una fiesta popular, en un momento los muros dejaron de existir, abundó la libertad que las personas detenidas vivieron junto a sus familiares y docentes que participaron de la actividad.
Un trabajo inclusivo
“Se cumplieron 15 años de la existencia de este hermoso proyecto de transformación, no solo para quienes están privados y privadas de libertad, sino que lo hace con toda la comunidad, a los docentes, trabajadores y a las organizaciones sociales de los barrios que participan en este proyecto”, expresó Marcos Perearnau, director académico de CUSAM, en entrevista con Tiempo, que también participó de la actividad. «Es por todo esto que para nosotros, hoy es un día de alegría y festejo”, celebró.
“La universidad, en esta sede se desafía a si misma en sus capacidades de inclusión y accesibilidad continuamente”, explicó el director. Continúo expresando que “nosotros estamos muy orgullosos de haber logrado esta trayectoria tan especial, siempre digo que este espacio me rompió la cabeza, desde el primer momento que conocí el lugar, me marcó un antes y un después”.
“Nunca me voy a alejar de este lugar –aseguró Marcos–. Esta sede es una experiencia única, porque incorpora también a las y los trabajadores del servicio penitenciario bonaerense para que puedan estudiar junto a las personas detenidas”.
Ampliación del sector educativo
“Fueron años de trabajo intenso, estoy muy contenta de formar parte de este equipo y de este lugar tan lindo que nos da tanta satisfacción y nos brinda distintos aprendizajes”, expresó Florencia Miguel, coordinadora del área de arte y cultura de la sede universitaria. Siguió remarcando que “tenemos 25 talleres de distintas artes y oficios desparramados por todo el complejo carcelario”.
“Hace un tiempo atrás, este dispositivo educativo fue ampliado, sucedió después del reclamo de los detenidos que hubo en 2020 en este penal y en otros”, recordó Florencia. También aseguró que los estudiantes cuidaron “a este lugar porque saben que es de ellos, luego los encerraron a todos los detenidos en sus celdas, al día siguiente nos encontramos con el espacio incendiado y todo destruido, fue una venganza de los penitenciarios que estuvieron de turno en ese momento”.
“A raíz de esto, las autoridades universitarias, provinciales y penitenciarias decidieron re-construir el espacio y ampliarlo, ahora es el doble, por extensión también llegó a todo el complejo carcelario”, remarcó la coordinadora. Celebró que “construyeron 5 aulas, a parte de las que ya estaban, un espacio nuevo para que les alumnes (sic) se organicen y un patio amplio cubierto con techo”.
“En la actualidad, tenemos a mil estudiantes varones y mujeres en todo el complejo –enfatizó Florencia–. Calculamos que 1 de cada 3 personas detenidas, está en relación con esta sede, algunas con las carreras de grado -sociología y trabajo social- y otras en los distintos talleres”.
Además, cuentan con una diplomatura en Arte y Gestión Cultural que dicta el Instituto de Artes Mauricio Kagel (IAMK), como parte de la UNSAM.
Las voces de los estudiantes
“Se trata de una experiencia única a nivel mundial en educación en contexto de encierro, de lucha y de resistencia dentro de la cárcel”, sostuvo Abel Díaz, presidente del Centro de Estudiantes Universitario “Azucena Villaflor”. Expresó que esto “significa mucho para mí, llegué hace 8 años a este lugar, sufrí una gran depresión y hoy puedo decir que este lugar me salvó la vida”.
“Hace tiempo que no venía, porque estoy en libertad, la emoción es muy fuerte”, expresó Pablo Palmisano, estudiante de la carrera de sociología. Hoy están de fiesta, pero sostienen que tienen «que seguir trabajando y construyendo, para que las personas en situación de encierro puedan estudia”.
Roxana está en la unidad vecina, la número 47: «hoy nos trajeron al festejo para que disfrutemos un momento lindo, las profes del CUSAM van a todos los penales que están en este lugar”.
“Yo estoy junto con Roxana, somos compañeras y vinimos al evento porque también somos parte de esta comunidad”, dijo María Angelica. “Para mí es un momento hermoso, porque estamos en relación con la universidad, son personas muy buenas con nosotras”.
Las niñeces encarceladas
Jésica Acevedo ingresó a esta sede universitaria en 2015, hasta 2017, cuando quedó embarazada. «Ahí fui trasladada a la unidad 33 de Los Hornos, donde están las madres con sus hijos”, explicó Jésica, hoy de 40 años, estudiante de la carrera de sociología. «Después, cuando mi hija cumplió 4 años, la entregaron a mi mamá y a mi me trajeron para que retome mis estudios”.
“Este lugar siempre me abrazó, me siento bien acá, mi nena ahora tiene 5 años y mi madre me la trae a las visitas”, contó Jésica a este diario. El año pasado egresó del penal, pero eso no significó dejar este lugar: “Nunca perdí contacto con la universidad, las y los compañeros siempre estuvieron presentes en todo momento, eso me quedó como una experiencia hermosa. Acá yo cambié mi forma de pensar, me sacó de la cultura que hay en la cárceles, antes tenía otra mentalidad”.