Los primeros 100 días de una aventura bélica que nadie cree que esté por finalizar a corto plazo encuentra interpretaciones tan variadas como las miradas de quienes analizan el curso de los acontecimientos. Así, según el coordinador de la ONU para Ucrania, Amin Awad, la guerra desatada el 24 de febrero pasado “no tendrá ningún ganador”. Awad recordó que el conflicto “ha implicado un alto costo para los civiles medidos en la destrucción y devastación de ciudades y aldeas”, por lo que urgió a un acuerdo de paz urgente. Un deseo por el momento difícil de cumplir.
Según el gobierno ruso, para el caso encarnado por el vocero presidencial, Dmitri Peskov, “se empiezan a alcanzar ciertos resultados” que benefician a la población del Donbass luego de que fueran liberadas “muchas localidades de las fuerzas armadas pronazis así como de elementos nacionalistas”.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en cambio, sostuvo que “la victoria será nuestra” en un video grabado de 36 segundos junto con el jefe de su partido, David Arakhamia en la casa de gobierno, en Kiev. «Los representantes del Estado están aquí, defendiendo Ucrania desde hace cien días», se lo ve decir.
Pero esa declaración contradice una videoconferencia con el Parlamento de Luxemburgo de horas antes en la que el mismo Zelenski reconoce que las fuerzas rusas controlan el 20% del territorio ucraniano o el equivalente a 125.000 kilómetros cuadrados. Y aprovecha el dato preocupante para Occidente y hace un nuevo pedido de armas pesadas destinadas a recuperar la iniciativa en todos los frentes. Zelenski se quejó de que esa había sido una promesa de Joe Biden que aún no se cumplió. Antes del 24F Rusia tenía bajo control a Crimea y junto con las fuerzas prorrusas del Donbass ejercían dominio sobre unos 43.000 kilómetros cuadrados.
Más allá del discurso de Zelenski, lo cierto es que las tropas rusas van extendiéndose en todo el sur y el este, a paso lento pero bastante seguro. «La situación más difícil es en la región de Lugansk, donde el enemigo intenta expulsar a nuestras tropas de sus posiciones», reconoció el comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas, Valeri Zalujny, en un comunicado del ejército citado por la agencia francesa AFP. «Tuvimos algunos éxitos en la batalla por Severodonetsk. Pero es todavía muy temprano. Es la zona más difícil actualmente», agregó, aunque las versiones rusas indican que en esa ciudad industrial prácticamente ya no hay resistencia ucraniana.
Fuerzas de Moscú bombardearon varios nudos ferroviarios que resultaban claves para la provisión de armamento, lo que dificulta aún más cualquier posible intento de recuperación de terreno. El Ministerio ruso de Defensa, a su vez, dijo que la cantidad de combatientes extranjeros -mercenarios en su mayoría- pasó de 6600 a 3500, y muchos de ellos «prefieren abandonar Ucrania lo más rápido posible».
El británico Martin Griffith, secretario general adjunto de la ONU para asuntos humanitarios, en tanto, está llevando a cabo negociaciones para desbloquear los puertos ucranianos y así permitir la exportación de cereales. «Hay muchas idas y venidas entre Moscú y otros países que están preocupados, pero no creo que haya una solución que emerja muy claramente por el momento», declaró Griffith. Moscú condiciona el levantamiento del bloqueo a la eliminación de las sanciones económicas. Pero ese punto quizá quedó en vía muerta luego de que la UE volvió a imponer un nuevo paquete de trabajosas negociaciones entre los 27 países miembros (ver aparte). «