A casi cuatro meses del inicio de la cuarentena, las alarmas de los profesionales de la salud por las enfermedades que no están siendo tratadas, invisibilizadas por la pandemia de Covid-19, terminaron de encenderse. Quienes padecen factores de riesgo, como hipertensión, diabetes y colesterolemia, son los más expuestos. Los controles oncológicos disminuyeron un 40%, y desde los institutos de cardiología advierten que durante este año podrían ocurrir hasta 9000 fallecimientos por patologías del corazón evitables si se detectaran a tiempo. Como contracara, el aislamiento ha traído aparejado una fuerte reducción de otras enfermedades respiratorias e infectocontagiosas, sobre todo en niños.
Quienes ocupan Unidades de Terapia Intensiva (UTI) por Covid-19 pasaron en dos semanas de ser 433 a casi 700. Sin embargo, sólo un tercio de los que ingresan a esas unidades son pacientes con coronavirus. Hasta el momento, quedan libres algo más de 5500 camas de las 11.668 que posee todo el sistema de salud. Del resto de las enfermedades, en muchos casos podría haberse evitado la internación si la persona acudía antes.
La situación es un círculo vicioso: se establece la cuarentena para que no exploten los casos de Covid en los hospitales, pero a su vez eso genera que la gente no se trate por otras afecciones. Y la detección temprana es clave también para no sobrecargar las UTI con esas otras patologías en muchos casos evitables. Esta semana, cuatro entidades monovalentes del sector médico privado (el Instituto Alexander Fleming, el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires –ICBA–, la Fundación Favaloro y el Fleni), difundieron un video conjunto advirtiendo que «es tiempo de pensar en las enfermedades postergadas».
Sólo en junio dieron cuenta de una reducción del 32% de las consultas cardiológicas respecto al mismo mes de 2019, y se realizó la mitad de las cirugías cardíacas centrales. “Con respecto a la cifra de fallecimientos evitables, podría aumentar entre 6000 y 9000 casos antes de fin de año, considerando un eventual escenario de tratamiento deficiente de las enfermedades cardiovasculares, como la coronaria severa, valvulopatías, insuficiencia cardíaca o arritmias”, alerta Alberto Alves de Lima, director médico del ICBA.
En una encuesta del Servicio de Neurología Vascular de Fleni a más de 10 mil personas, cuatro de cada diez reportaron antecedentes de algún factor de riesgo vascular, pero el 76% aseguró no haber continuado con sus controles médicos habituales durante el aislamiento. El 6% sufrió síntomas compatibles con un ACV. Sólo el 34% de estos consultó al médico. “Nos brinda una foto muy precisa de un tema que nos preocupa: la severa caída en la atención de problemas serios de salud más allá de los relacionados con la pandemia”, sostiene Sebastián Ameriso, director del servicio.
Si en cualquier enfermedad la detección precoz es clave, en los tumores es esencial. Los casos no bajaron durante este tiempo, y al no detectarse de manera temprana, el riesgo es que aumente la mortalidad post Covid-19. «El tiempo entre el diagnóstico y la intervención es crucial. La revista Science reportó un potencial incremento de la mortalidad por cáncer en los próximos dos años debido al efecto del congelamiento en las prácticas durante la pandemia», enfatiza Matías Chacón, sub jefe de Oncología Clínica del Fleming, donde la actividad en consultorios cayó un 40%; imágenes y laboratorio, un 34%; y las atenciones por guardia, 55 por ciento.
Chacón aporta un dato sobre las tomografías y biopsias: «También disminuyeron, pero en menor medida, ya que los pacientes los consideran exámenes no postergables, mientras que las mamografías y ecografías han caído abruptamente, por pensar que son estudios de control que pueden posponerse».
La otra cara del aislamiento
Además de su eficacia en la lucha contra el Covid-19, la cuarentena derivó en otros buenos resultados, desde la abrupta caída de las muertes por hechos de tránsito (en 2019 se registraron 18 víctimas fatales por día) hasta la baja de casos en enfermedades respiratorias. Las causadas por el virus de la influenza se redujeron un 54,6%; los casos de neumonía cayeron un 59%; y los de bronquiolitis en niños descendieron un 76%, con 18.948 casos confirmados frente a los 81.194 que había a esta altura del año en 2019.
El Boletín Epidemiológico marca que el número de muestras procesadas para SARS-CoV-2 es diez veces superior al del resto de los virus respiratorios: «Las medidas adoptadas en función de la pandemia probablemente estén influyendo en el proceso habitual de la vigilancia de las infecciones respiratorias agudas, tanto en función del proceso asistencial, el comportamiento poblacional en la búsqueda de atención, así como en la capacidad de los servicios para registrar y notificar los eventos bajo vigilancia y sumar a ellos los casos sospechosos de Covid-19».
Los efectos de la pandemia (y el aislamiento) en la salud general tardarán meses y aun años en reflejarse. «La cuarentena predispone a las personas al sedentarismo, a consumir más alcohol, tabaco y a una alimentación poco saludable –destaca Marita Pizarro, codirectora de la Fundación InterAmericana del Corazón–. Es necesario poner el foco en las Enfermedades No Transmisibles y promover políticas públicas que fomenten la adopción de hábitos más saludables, como por ejemplo el etiquetado frontal de advertencias y la prohibición completa de la publicidad de cigarrillos».
Cecilia, de 36 años, es médica pediatra de un CeSAC del sur porteño. Ante la escasa presencia de niños y niñas, sus días suelen abocarse a los adultos mayores: «Hace ya dos semanas pensamos cómo volver a atender ciertas cuestiones, porque las personas vienen menos a consultar pero a su vez se las rebota mucho en los hospitales cuando las derivamos. Toda la atención está puesta en el coronavirus y se deja de lado lo demás. También muchos prefieren no salir de la casa por temor a contagiarse en el centro de salud».
Abrupta caída de los diagnósticos por imágenes
Un rubro del sector privado que se muestra especialmente alarmado por la baja asistencia de pacientes es el de diagnóstico por imágenes, tanto por lo sanitario como por lo económico. Diagnóstico Maipú les envió semanas atrás a sus afiliados un mensaje por mail titulado «Datos que nos preocupan», en el que la jefa del Departamento de Investigación de la institución, Patricia Carrascosa, comparte un relevamiento con «cifras alarmantes»: hay un 34% de pacientes oncológicos que no volvieron a realizar sus controles de PET. Hay un 80% de mujeres con Birads 3 que debían regresar a los seis meses a su control mamario y no lo hicieron. Y menos del 30% de los pacientes cardiológicos se realizó el chequeo.
Para Carrascosa, que copreside el Comité Latinoamericano de la Sociedad de Tomografía Computada Cardiovascular, «los pacientes con patologías oncológicas o bien con patología cardiovascular (primera causa de muerte a nivel mundial) no están realizando controles, estudios diagnósticos ni tratamientos por temor al contagio de Covid-19».
Están las vacunas, no están llevando a los chicos
El Hospital Garrahan debió salir en la semana a alertar acerca de una situación que se profundiza: en cuarentena, la gente no lleva a vacunar a sus hijos. A diferencia de años anteriores, las dosis están disponibles y no se necesita orden médica ni sacar turno, pero lo que ahora faltan son los niños. “En abril de 2019 aplicamos 2091 dosis pediátricas y este año únicamente 890, sin contar antigripales. En mayo también hubo una diferencia de 1474 dosis menos que el año pasado”, se lamenta Adriana Parra, infectóloga responsable del Centro de Vacunación del Garrahan, y resaltó que la vacunación es tanto un derecho individual como una responsabilidad social.
En la población infantil y pediátrica, principalmente los menores de 2 años y pacientes con enfermedades de base, se requieren varias dosis de vacunas para lograr la protección adecuada, y esta caída supone un riesgo de que reaparezcan enfermedades erradicadas o cuya incidencia es muy baja, como sarampión, rubéola o infecciones graves por bacterias, entre otras. “Esto podría suceder sobre todo con el regreso de la libre circulación, cuando lactantes y niños estén en contacto estrecho”, acota Parra.
Los controles pediátricos también tuvieron una baja del 44%, según la Sociedad Argentina de Pediatría. Ante estos datos, el Ministerio Público Tutelar lanzó una campaña con una serie de recomendaciones para que el aislamiento no impida el cumplimiento del derecho a la salud de niñas, niños y adolescentes.