La música, la vida y sus circunstancias. Liliana Felipe nació en Villa María (Córdoba) y fue condenada al exilio en 1976. Mientras ya estaba radicada en México con sus padres, la dictadura secuestró e hizo desaparecer a su hermana Ester y a su cuñado Luis Mónaco. Acaso el desarraigo y el dolor terminaron de moldear una personalidad artística de plena lucidez, humor cáustico y convicciones innegociables. La compositora, pianista y cantante supo construir una obra de más de 20 discos, jugando en algún lugar entre el café concert, Leo Maslíah y hasta Frank Zappa, y apropiándose de múltiples géneros. Esa misma Liliana Felipe se presentará los dos próximos viernes y sábado en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575).
Felipe ofrecerá este nuevo ciclo de shows acompañada con su piano y recorrerá un repertorio de clásicos y no tanto que decidirá según confiesa ella misma pocos minutos antes de salir al escenario. Entre valses, corridos y danzones, también habrá lugar para el tango: «He cantado tangos desde niña y lo disfruto mucho. Hace relativamente poco grabé el disco con repertorio de (Enrique Santos) Discépolo porque es uno de los pocos artistas de la época que se comprometió políticamente. Nunca he entendido a la gente que se dice apolítica».
El último disco de Felipe es La mujer que mató a los peces (2014), un EP con música de la obra de teatro homónima. No se trata de una casualidad. Durante los últimos años Felipe le dedicó gran parte de sus energías al teatro. Ahora estamos haciendo con Jesusa su pareja una segunda versión de Una vieja historia de la mierda, que son cuentos, leyendas, historias antiguas de la relación de la cultura mexicana con el excremento. Es una recopilación hecha por Alfredo López Austin. La caca es un tema que no hay que olvidar porque nos recuerda diariamente nuestra esencia animal, explica. Pero al mismo tiempo está trabajando en un nuevo disco con canciones animalistas, antiespecistas y sensocentristas.
A lo largo de su carrera Felipe dio sobradas muestras de compromiso por la defensa de los Derechos Humanos y su naturaleza militante. Por todo esto el escenario político de nuestro país y el inminente de los Estados Unidos no le resultan nada indiferentes: Vivo este presente con rabia y angustia permanentes. No me sorprendió que ganara Macri, como tampoco me sorprendió lo de Trump. El dinero ha sustituido también a la democracia. Pero el triunfo de estos payasos violentos indica que ya no pueden enmascarar la esencia de este sistema depredador e injusto. La globalización fracasó. Ahora debemos construir la comunalidad. «