Este es un disco que hubiese querido ser grabado por Lidia Borda y sus músicos hace algunos años. Junto a ellos viene reflejando una comunión musical potente desde que comenzaron a tocar juntos: ellos son Daniel Godfrid, en el piano y como director musical, Ariel Argañaraz en guitarra, Paula Pomeraniec con su cello y Pablo Motta en contrabajo. Además tiene como invitados asiduos a Sebastián Espósito, en guitarra y el violinista Manuel Quiroga. “Creo que somos una banda que intenta transmitir todo lo que el tango puede transmitir”, dice la cantante que por más que encabeza las marquesinas, reconoce que su labor es un trabajo de equipo.
En 2015, en un show en el Teatro Coliseo, grabaron un registro del vivo, y esa toma tenia canciones que terminaron siendo parte de “Puñal de sombra”. “Nos hubiese gustado que sea un disco doble, con algo de ‘Caramelos surtidos’, otro show que hacemos a dúo con Daniel, pero no está fácil. Uno va adaptando su ideas a las posibilidades que se encuentra en el camino”, afirma Borda.
El disco “Puñal de sombra” es un resumen del repertorio que hacen en vivo pero que nunca había quedado grabado en estudio, con todos los arreglos y detalles sonoros que esto implica. “Son canciones muy entrañables. Cada vez que los hacemos es algo nuevo, por más que hace más de ocho años que lo canto. Así los siento. Por eso creo que los homenajeamos dándole un lugar más allá del escenario. Este es un disco importante para mí, porque son todas canciones que quiero y disfruto demasiado, y tienen ya con el recorrido una maduración interpretativa difícil de alcanzar si es una canción nueva o que nunca hiciste; era un pendiente”, afirma la vocalista.
Para ella la riqueza del disco está como cada tema llega a una fibra distinta. “Me gusta las canciones que movilizan y hablan de nosotros, creo que estas 13 son de lo más fuertes que pude interpretar”, cuenta la artista que debutó en 1997 con el disco Entre sueños. “En tiempos difíciles, la tristeza o el tono melancólico del tango nos termina representando, acompaña perfectamente esa emocionalidad general”, cree Borda, quien siempre antes de cantar se ve inundada de una tristeza (o en algunos casos somnolencia) que luego la hace explotar en el escenario. “No sé, un poco me perturba, pero es un mecanismo de defensa que me sirve”.
Para Borda el público tanguero es muy fiel, variado y que es interesado en nuevas. Pero aclara que “el tango es uno solo. No creo que exista eso del nuevo tango o el tango viejo. Los elementos universales del tango son los más interesantes y va a más allá si es moderno o no. Lo bueno es que se indague en el aspecto existencialista del género, que es lo fuerte de las letras. Hay cosas del rock que son tangueras, Charly o el Flaco Spinetta son inevitablemente tangueros, pero por la esencia de lo que se cuenta en sus letras, más allá de lo musical”, dice Borda, quien cree que no se puede pensar en hacer tango moderno sino simplemente tango. “Cada uno con su estilo. No hay formulas, sino pasión en esto”.
Lidia Borda presenta “Puñal de sombra” este viernes a las 21 en el Torquato Tasso, Defensa 1575.