En Jujuy, postear un chiste en las redes sociales puede ser motivo para terminar preso, acusado con delitos graves y censurado. La libertad de expresión, un derecho fundamental en toda democracia, está en peligro. Es lo que sucede con el docente e investigador Nahuel Morandini y con Roque Villegas, trabajador independiente. Ambos están detenidos con prisión preventiva desde hace más de 20 días a raíz de una denuncia de Tulia Snopek, esposa del exgobernador Gerardo Morales, quien sostiene que las publicaciones de los detenidos lesionaron derechos de su hija. Sin pruebas y solo en base a interpretaciones, la justicia provincial no sólo inició una investigación penal, sino que dictó 60 días de prisión preventiva “a modo de adelanto de pena y castigo por haber incomodado al ex gobernador y a su actual mujer”, señala el Cels en un escrito dirigido al juez Roberto Assef y al fiscal Walter Rondón actuantes en la causa.
“Es un antecedente para cualquiera que escriba o se exprese. Si esto avanza, todos van a tener que tener cuidado. Por eso es importante que se nacionalice el pedido de liberación inmediata”, dice Lucía Castro Olivera, compañera de Morandini, en diálogo con Tiempo. Tanto el fiscal Rondón como el juez Assef hacen una “creativa interpretación semántica”, como describe el Cels, para señalar que del tuit de Morandini se desprende un cuestionamiento a la filiación de la hija de Morales y Snopek. Esa publicación, de hecho, es la única prueba presentada para fijar la preventiva e imputar delitos de lesiones, alteración del estado civil y la supresión de identidad de una menor.
La causa
Pero la avanzada judicial es todavía más grave. A partir de una medida cautelar del juez de control de Jujuy, Pablo Pullen Llermanos, los detenidos, sus familiares y amigos tienen prohibido mencionar al exgobernador, su esposa o la hija de ambos. Esta semana, el aparato judicial jujeño, el mismo que mantiene a Milagro Sala como presa política desde hace más de ocho años, dio un paso más. En la audiencia virtual, le negó la domiciliaria a Morandini sin decir cuál es el peligro de dejarlo en libertad y amplió la imputación bajo la carátula de lesiones graves en contexto de violencia de género, un delito que podría sumar otros 12 meses de prisión en caso de que llegue a existir una condena.
En su escrito, el Cels cuestionó el accionar del juez y el fiscal. Y sumó un pedido concreto: frenar el uso arbitrario y abusivo del derecho penal para disciplinar a la sociedad. “Proceda a disponer inmediatamente la libertad del Sr. Morandini, archive la causa por inexistencia de delitos, haga cesar la actitud hostil contra ciudadanos por parte de los poderes públicos”, finaliza la presentación.
En paralelo al ataque judicial en la provincia del emperador Morales, la reacción de la comunidad sigue creciendo y se extiende la consigna “Libertad para Roque y Nahuel, presos por tuitear”. Además, hubo una movilización en la puerta de la Unidad Penal Número 1 en solidaridad con Morandini. “Hay redes de contención que apoyan y ayudan. Eso lo fortalece a Nahuel”, cuenta Lucía sobre las muestras de apoyo que también le dan fuerza para seguir adelante junto a sus hijas, una de cuatro años y la otra de cuatro. El respaldo llega desde gremios, espacios académicos, organismos de derechos humanos, pueblos originarios y referentes políticos que se plegaron al pedido de cerrar el caso.
Su historia
Junto a sus dos hijas, Nahuel y Lucía viven en Lozano, localidad ubicada a unos 20 kilómetros de San Salvador. Morandini es jujeño, pero se crió en el campo de Salta entre las cabras y las ovejas de su abuela. Pero la madre decidió irse a la capital salteña para que Nahuel pudiera estudiar. Hoy es el orgullo de mamá: es ingeniero e investigador, cursa el doctorado en la Universidad de La Plata, dirige el laboratorio de estudios ecológicos y sociales de Orán. “Tuvo una vida de muchos sacrificios”, evalúa Lucía. También dice que, de forma periférica, se involucraron en la pelea contra las reformas en la constitución provincial. “Nos toca a nosotros poner el cuerpo en algo que viene sucediendo de manera muy extendida acá”, señala sobre la situación en Jujuy. En este caso en particular, el Cels señala que la justicia se aparta por completo “de los derechos consagrados en la Constitución Nacional”.
“Lo que hay es un intento de dominio absoluto de cualquier acto de tu vida”, resume Lucía, que se dedica a la antropología y la docencia, pero que desde el 4 de enero sólo puede pensar en lograr la liberación inmediata de su compañero. Nahuel aprovecha el tiempo para leer mientras sigue encarcelado en una causa con rumbo incierto y que podría llegar a juicio pese a todas las inconsistencias denunciadas. También escribe. Como hizo esta semana en esa carta a mano en la que celebró que el pueblo haya salido a la calle para hacerse oír en el paro.
“Él sabe con toda claridad que no hay nada de qué arrepentirse”, dice Lucía que hoy sólo se dedica a multiplicar acciones para que Nahuel logre salir en libertad. Para que se difunda los atropellos que sufren desde el 4 de enero. Lo que viven Morandini y Villegas parece un gran absurdo. Pero es real. Ocurre en el feudo de Gerardo Morales.