El gobierno lleva cinco meses intentando conseguir su Ley Bases, aunque ya fracasó en su primer intento durante enero. Tuvieron que volver a empezar ante la falta de acompañamiento real en sus artículos. Fue una de las grandes derrotas del gobierno y una de las victorias de la organización política en defensa de los intereses de la sociedad. Pero también quedó expuesta la mala gestión del oficialismo, su dificultad para construir consensos con los sectores que co-gobierna y una impericia alarmante a la hora de legislar.
Desde entonces, el gobierno perdió tiempo negociando, especulando y amenazando hasta llegar a una versión acotada pero dañina, como todo lo que hace la fuerza de Javier Milei. Y sabemos que se enfrenta a un debate y una votación muy dura en el Senado Nacional. De ser aprobada será, probablemente, con cambios y deberá revalidar su aprobación en nuestra cámara baja. No hay que dar nada por hecho. Tenemos la expectativa de frenar este proyecto y para eso estamos trabajando. Pero está claro que esta Ley con la dilatación en el tiempo, sus recortes y sus negociaciones en caso de salir, sale forzada y herida. Mientras tanto, los sectores populares de nuestro país viven cada día un poco peor, con una vida más degradada, más ajustada y más enloquecida por las condiciones materiales.
Contra el Estado
El espíritu de la ley bases es destruir el Estado para hacer negocios privados. El objetivo detrás de la motosierra es darles beneficios a los sectores concentrados de la economía, así como han hecho con el Mega DNU, insisten una y otra vez con la Ley Bases. La “reforma del Estado” es un eufemismo, digamos las cosas por su nombre: quieren tirar abajo el Estado.
Donde el Estado se corre nace un negocio privado, concentrado e injusto. El capítulo fiscal y el capítulo de privatizaciones buscan que las familias hagan una enorme transferencia de recursos a los sectores privados más concentrados de la economía y que se dedican a fugar capitales, esos que Milei llama héroes en realidad son delincuentes.
Como ya hemos dicho, la misión histórica de Milei es destruir el Estado, pero el objetivo de fondo es romper la cohesión social desde el primer día. Incluso desde antes de asumir, Milei avanza contra el Estado como garante de derechos, pero también como el gran articulador de la vida social para mitigar las desigualdades.
Ya lo dijo Cristina: el Estado es imprescindible.
No defendemos instituciones en abstracto, defendemos la garantía de derecho. Quienes caminamos por los barrios lo que escuchamos es que faltan respuestas, es decir la gente reclama más Estado. Así lo piden los productores, las familias, los trabajadores. Todas las personas que quedaron a la intemperie.
Sin ir más lejos, podemos verlo en cómo la Ley Bases afecta a mujeres y diversidades. Podríamos resumirlo así: van por la extrema feminización del desempleo y la pobreza. La eliminación de las multas por contrataciones informales, la eliminación de la doble indemnización en esos casos, la extensión del periodo de prueba laboral, afecta al conjunto de lxs trabajadores, con especial foco en mujeres e identidades feminizadas quienes están más expuestas a trabajos precarios sin acceso a la seguridad social.
Todas las desregulaciones económicas que ha hecho el gobierno afectaron de forma más profunda, más directa y más fuerte a las mujeres y diversidades. La pobreza está feminizada. Y la desprotección en cuanto a tarifas de servicios y precios de la canasta básica ha hecho que las mujeres destinen hoy un altísimo porcentaje de su sueldo a la mera supervivencia.
Empobrecer a las pobres
La estructura del mercado laboral ubica a las mujeres principalmente en sectores de actividad relacionados al cuidado y la educación, con remuneraciones más bajas. Los estratos de menores ingresos se encuentran feminizados, mientras que los estratos de mayores ingresos están masculinizados.
Por otro lado, como contracara del ajuste y la hiper flexibilización laboral, el gobierno busca aumentar de forma indirecta la edad jubilatoria. La derogación de la Ley N° 27.705 de Plan de Pago de Deuda Previsional – Moratorio deja lxs viejxs a la intemperie, pero sobre todo a las mujeres. Somos a quienes marginan del mercado laboral y a quienes condenan a las meras tareas de cuidado y encima ni siquiera quieren reconocer ese trabajo para que nuestras mujeres puedan jubilarse. Es un gobierno perverso.
La política de moratorias permitió que, a febrero de 2021, se contabilicen como incluidas por esta vía más de 2,5 millones de prestaciones activas correspondientes a mujeres y otras 900 mil a varones. De esta forma, un 74% de las prestaciones otorgadas por moratoria en 2020 contaron con titularidad femenina.
No es la ley del mercado, es la ley del sálvese quien pueda (para lxs pobres, porque las poquísimas familias del poder real van a estar bien protegidas por esta Ley).
Como nunca antes las grandes mayorías de nuestra sociedad está a la intemperie social y económica, con un gobierno que fogonea enfrentamientos, todo el tiempo apuesta a la violencia política y fomenta la guerra de pobres entre pobres. Son oportunistas de la desgracia.
Hoy está en riesgo nuestra comunidad.
La destrucción del Estado hace caer las redes de contención social y de igualdad de oportunidades, generando un desmembramiento de nuestra comunidad.
Hoy más que nunca debemos ser guardianxs de la democracia y los derechos, pero también garantes de que haya un futuro posible para nuestro país y lxs hijxs de nuestra patria.
La Ley Bases es una batalla de una lucha muy larga. Nos toca la resistencia y organizar la esperanza porque el pueblo siempre vuelve.