El DNU 179/25, publicado este martes en el Boletín Oficial, blanqueó que el gobierno de Javier Milei persigue un doble objetivo en su negociación con el Fondo Monetario Internacional. No sólo pretende rescatar las letras intransferibles en dólares que están en la cartera del Banco Central, sino también cubrir todas las obligaciones con la entidad “cuyo vencimiento opere dentro de los cuatro años de la suscripción del acuerdo a celebrarse”.
Ese universo es tan vasto que la primera conclusión a partir del polémico DNU (que la oposición ya anunció que judicializará) es que será difícil cumplir ambos objetivos. El monto del préstamo, se sabe, depende de una negociación política entre el gobierno y el FMI, de la que también participan otros actores, sobre todo el poderoso Tesoro de los Estados Unidos. La lógica sugiere que una vez determinada la suma, habrá que fijar prioridades y prorratear.
Según la evaluación que hizo el staff técnico del FMI en junio de 2024, las obligaciones del cuatrienio 2025-2028 implican que Argentina abone unos U$S 25.000 millones, entre amortizaciones e intereses. La reducción de sobrecargos votada por el directorio a fines del año pasado podría achicar levemente esa suma.
«Papelitos de colores»
En los despachos oficiales, sin embargo, enfatizan que se podrá mejorar el balance del Banco Central a través del rescate de las letras intransferibles en poder de ese organismo. Son los títulos a largo plazo (por lo general a cinco o diez años) que el Tesoro ofreció como contrapartida en distintas ocasiones para obtener divisas con las que pagó vencimientos de deuda. Ese fue el recurso que empleó Néstor Kirchner para poner más de U$S 9000 millones “cash” para sacarse de encima al FMI, a comienzos de 2006. También lo hizo Cristina Kirchner en 2010, lo que provocó una fuerte pelea con el entonces presidente del BCRA, Martín Redrado, quien terminó renunciando.
Por cierto, el uso de esos “papelitos de colores”, como los calificaba despectivamente la oposición, no fue una maniobra exclusiva de gobiernos kirchneristas. En enero del año pasado, Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, le encajaron al Central una letra por U$S 3.200 millones, con vencimiento en 2034, para pagar un bono dual cuyo valor se había disparado tras la devaluación de comienzos de su gestión. También lo repitió a lo largo del año, en montos sensiblemente menores, para cubrir los intereses que esos mismos instrumentos generaban.
¿Cuál es el monto total de esas letras? Depende. El capital llegó a superar los U$S 67.000 millones, pero en mayo del año pasado el BCRA cambió el método de valuación y pasó a usar la técnica de “valor recuperable”, con lo que redujo la cifra a la tercera parte: según el balance al 28 de febrero pasado, son unos U$S 24.000 millones.
El marido, la señora y la familia
La necesidad de mejorar la situación del Banco Central, que el DNU considera imprescindible para mantener “un nivel deseable de reservas internacionales que le permitan el pleno ejercicio de sus facultades y obligaciones legales”, es utilizada como argumento para fortalecer políticamente el pedido de dinero. Según el argumento oficial, como el dinero ingresado se aplicará a rescatar títulos del Tesoro, el monto total no varía.
Claro que una cosa es la deuda intraestatal, a 10 años de plazo, y otra es tener que sentarse a negociar con el Fondo Monetario, con todos los condicionamientos sobre las políticas económicas internas que eso implica. Para peor, el cambio significa reemplazar una tasa del orden del 4% anual, la que devengaban las letras intransferibles, por otra de más del 6% que cobra el FMI.
Un ex director del organismo, Claudio Loser, usó un ejemplo bien casero para graficar la cuestión. «Antes la señora le prestó al marido, el marido se consigue un préstamo de afuera y ya no le debe a la señora, pero ahora la familia debe más», dijo en una entrevista radial.
Jorge Carrera, ex vicepresidente del Banco Central, coincidió con ese punto de vista. “Argentina va a deber más al FMI. Esa deuda es la más relevante porque es con un deudor más caro y más exigente en términos de condicionamientos”, sostuvo en declaraciones reproducidas por el portal La Política Online. «Si hacen esta maniobra es porque quieren tener los dólares para gastarlos para mantener un precio del dólar artificialmente barato. O sea, toman deuda muy cara en tasa y en condicionalidades con el FMI para vendérselo en los próximos meses a quienes quieran comprar dólares baratos», señaló.