Lenín Moreno le puso punto final a la participación de Ecuador en Unasur, la organización regional surgida a instancias de Hugo Chávez y Lula da Silva hace más de diez años, en un nuevo episodio del derrotero que lo puso en las antípodas de quién lo eligió para ser su sucesor, Rafael Correa.

Moreno se planteó desde el primer día de gestión desandar todo el camino que trabajosamente había iniciado el grupo de mandatarios progresistas de la región de principios de siglo y se sumó a la ola derechista que impera por estas horas en esta parte del mundo. En esta nueva vuelta de timón, ahora también reclama la devolución del soberbio edificio ubicado a 14 kilómetros de Quito, por donde pasa la coordenada ecuatoriana de la Tierra, y en un tono de inesperado enojo, anunció el retiro de la estatua de Néstor Kirchner, el primer secretario general de la entidad, muerto en funciones el 27 de octubre de 2010.

Para el mandatario ecuatoriano, el ex presidente argentino «no representa los valores y la ética de nuestros pueblos. Sudamérica tiene una pléyade de héroes y próceres que sí nos representan».Curiosa conversión de Moreno, vicepresidente de Correa entre 2007 y 2013, los años en que se constituyó la organización, se construyó el edificio y se erigió la estatua a Kirchner, obra del escultor Miguel Gerónimo Villalba, de 2,8 metros de altura y 600 kilos de peso.

La intención declarada por Moreno es constituir una nueva trama de integración como la que propone el chileno Sebastián Piñera. «Unasur entró en un final sin retorno desde hace un año. La mitad de los estados miembros ni participan, ni contribuyen. La secretaría general no tiene titular por más de dos años y el personal ha ido disminuyendo sensiblemente», relató.

También, en su red Twitter, el mandatario ecuatoriano dijo que el edificio, concebido por el arquitecto Diego Guayasamín -sobrino de Oswaldo, el gran artista plástico fallecido en 1999- y que costó casi 40 millones de dólares, será destinado a la Universidad Indígena de ese país.


De «oda al despilfarro», calificó a la soberbia edificación de 20.000 metros cuadrados en su mensaje a la nación. Para Moreno, «Unasur se transformó en una plataforma política que destruyó el sueño de integración que nos vendieron». Lo que según él, justifica iniciar los procedimientos internos para ponerle lo que sería el último clavo en el ataúd del organismo.

Unasur nació como una institución que sirviera a la integración de los países y cumplió su objetivo de defender la democracia y los derechos humanos en cada país y la no injerencia externa.

Fue clave desde el inicio la aceptación de gobiernos de todos los sectores, sin exclusión. Desde Álvaro Uribe o Juan Manuel Santos en Colombia hasta el propio Chávez o Lula, por entonces presidente brasileño. Esto contrasta con la iniciativa de Piñera, llamada Prosur. El empresario y presidente chileno publicó en su cuenta de Twitter el 18 de febrero pasado que la propuesta es «crear un nuevo referente en Sudamérica (…) libre de ideologías, abierto a todos».

Sin embargo, desde el vamos excluye a la Venezuela de Nicolás Maduro y reconoce al diputado Juan Guaidó como presidente interino del país caribeño. La nueva entidad que avanza de la mano de Piñera, organismo «sin ideologismos ni burocracia», asegura, tendrá como requisito «la vigencia plena de la democracia y del estado de derecho y respeto pleno a las libertades y derechos humanos». Por eso, agregó, «está excluido solamente Venezuela, porque Venezuela no cumple».La Unasur, ciertamente, quedó en terapia intensiva desde que se fue extendiendo este rumbo de derecha en los países sudamericanos. Fue así que Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú fueron al unísono suspendiendo su participación con el argumento, ya clásico, de que era un foro «ideologizado».

Desde que terminó el secretariado del ex presidente colombiano Ernesto Samper, en enero de 2017, nadie prestó acuerdo para un reemplazo. Luego resultó más fácil decir que había fracasado como institución.

Un recuento breve diría en cambio que Unasur fue clave para frenar el intento golpista en Bolivia en 2008, y ya con Kirchner en la secretaría, el conato policial contra Rafael Correa en setiembre de 2010 y castigar a Paraguay tras el golpe contra Fernando Lugo en 2012. Incluso antes de eso había fijado una firme posición a favor de la democracia cuando el derrocamiento de Manuel Zelaya en El Salvador en 2009.

Kirchner fue también factor fundamental en el acercamiento entre Chávez y Santos cuando Uribe, en agosto de 2010, había extremado impulsos belicosos contra Venezuela antes de entregar el poder. Luego también fue importante su rol para facilitar la mesa de negociación entre el gobierno de Santos y la guerrilla de las FARC, que ahora padece el embate del sucesor de Santos, Iván Duque, un acólito de Uribe que hace lo posible para borrar con el codo los documentos firmados en La Habana con la anuencia de las Naciones Unidas y con Cuba, Noruega, Chile, Venezuela como garantes de los acuerdos.

Este es posiblemente el hecho dominante desde el origen de la institución regional. A la muerte de Kirchner, lo sucedió la ex canciller colombiana María Emma Mejía Vélez. Luego fue el turno del ex ministro de Energía Eléctrica de Venezuela Alí Rodríguez Araque. El último Secretario General es hermano del humorista Daniel Samper, habitual colaborador de Les Luthiers -escribió una biografía del grupo argentino y varios libros con uno de sus integrantes, Jorge Maronna-, y no puede ser considerado «socialista del siglo XXI» como catalogó Moreno a los gobernantes que fundaron Unasur.

Piñera espera reunir el viernes 22 de marzo a sus pares sudamericanos para dar el puntapié inicial de Prosur. El expresidente chileno Ricardo Lagos -difícil decir que es prochavista- es un fuerte crítico de esta idea del conservador inquilino del Palacio de La Moneda. «

Una institución debe ser permanente, no tiene que ver con una ideología, tenemos que ser capaces de entendernos los presidentes con distintas ideologías porque si no como América Latina no nos van a escuchar», consideró en una entrevista radial. «Otra cosa es que pueda haber una coincidencia en un momento dado, en que América del Sur esté más a la izquierda o más a la derecha por sus presidentes», remató.

Otro que manifestó su descontento fue precisamente Samper, en un tuit publicado ni bien se conoció la decisión de Moreno. Aunque por otras razones.