En las últimas horas del jueves, un medio de comunicación dio a conocer las fotografías de Fabiola Yáñez que probarían las agresiones del expresidente Alberto Fernández, su pareja, hasta hace unos meses. Una extraña y confusa “filtración” tratándose de una mujer violentada que, hasta la difusión de los hechos -dados a conocer el fin de semana por un diario-, había decidido no denunciar.

Se escuchó cientos de veces que las víctimas deciden cuándo denunciar, de acuerdo a sus tiempos. Fabiola no pudo completar ese proceso.

Tampoco puede ahora ni siquiera comenzar su recorrido como víctima de violencia de género porque a la exposición que supone haber sido la expareja de un expresidente violentada, se suma la de su cara y su cuerpo golpeado. Está de más decir que no hacía falta ver las imágenes para creerle, porque nadie dudó: creer siempre en la palabra de la víctima es una construcción política de los feminismos, que el tiempo y los hechos avalan.

Las fotos de Fabiola no fueron enviadas por ella ni por sus representantes legales. Están en un expediente en una causa con secreto de sumario que tiene la justicia en sus manos. Insistimos, no las envió Fabiola. ¿Qué hacer entonces cuando no hay protección para las víctimas ni siquiera en un expediente judicial? ¿Cómo comunicamos todo este doloroso desastre que venimos viendo desde el domingo?

A esta divulgación se suma otra: durante toda la tarde redes y medios de comunicación circularon un video en la que en el que se ve a una columnista de espectáculos hablando supuestamente con Alberto Fernández en una situación de coqueteo. Videos de este tipo, fotos en este sentido, dicen los medios, fueron los que supuestamente generaron los conflictos entre Alberto Fernández y Fabiola Yáñez y que terminan después en una golpiza. Todas suposiciones. ¿Por qué difundir el video de la columnista de espectáculos? ¿Qué aporta a la causa de los seguros y a la de violencia de género? Y volvemos a preguntarnos, ¿son necesarias?

Desde hace tiempo que en los medios de comunicación venimos dando el debate de cómo comunicar las violencias contra las mujeres y diversidades sin revictimizar, respaldados por testimonios certeros, con el foco y la protección a las víctimas y amparados en los movimientos legales y judiciales. Como medio de comunicación, en Tiempo Argentino, por nuestra historia y nuestra labor, es que decidimos no publicar ni los videos ni las fotos donde se violenta a mujeres.

Nuestra decisión se ampara en la responsabilidad de informar y no sumarse ni a operaciones ni a divulgación de material cuya procedencia no podemos respaldar, y cuyo peritaje desconocemos. Hemos decidido ceñirnos a lo que surja en el expediente judicial, con información concreta y por supuesto la lectura periodística de esa información. De ninguna manera vamos a exponer a las víctimas ni a las mujeres para ser parte de operaciones políticas.