El Gobierno de Emmanuel Macron en Francia quedó al borde de perder la mayoría absoluta en el balotaje del próximo domingo luego de sufrir un duro golpe asestado por el frente de izquierda, con el que quedó virtualmente empatado en alrededor de 26 puntos porcentuales en la primera vuelta celebrada ayer, según los resultados oficiales. La alianza Juntos de Macron obtuvo el 25,75%, apenas 21.442 votos más que la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), que se hizo con 25,66%, de un universo de 23,3 millones de electores.
La abstención alcanzó un nuevo récord ubicándose en 52,49% y superando la registrada en 2017 (51,3%), lo que evidencia el desinterés de los franceses en unos comicios ahora eclipsados por la presidencial. «Es una advertencia muy seria para Macron, son 7 puntos menos que en 2017 y la mayoría (absoluta) no se da por hecho», dijo el politólogo Brice Teinturier en la cadena France 2, para quien los franceses buscaron «reequilibrar» la presidencial.
Los comicios son claves para el mandatario reelecto el 24 de abril y que necesita una mayoría absoluta para poder aplicar sin problemas su programa de corte liberal, como el retraso de la edad de jubilación de 62 a 65 años, reseñó la agencia de noticias AFP. Por primera vez en 25 años los principales partidos de izquierda -ecologistas, comunistas, socialistas y Francia Insumisa (izquierda radical)- decidieron concurrir en un frente unido, liderado por Jean-Luc Mélenchon.
Para la izquierda, el presidente fue reelegido en abril no por su programa, sino porque los franceses lo votaron para evitar la llegada al poder de su rival de extrema derecha Marine Le Pen, en virtud del llamado «frente republicano». «El partido presidencial está derrotado», afirmó este domingo Mélenchon, quien llamó a la movilización en el balotaje «para rechazar definitivamente los funestos proyectos de la mayoría de Macron».
Este veterano político de 70 años, que se quedó a las puertas del balotaje de la presidencial con casi un 22% de votos, presentó estos comicios como una «tercera vuelta» y busca convertirse en «primer ministro», algo difícil sin mayoría. El sistema electoral francés vuelve complicado hacer proyecciones claras de los resultados definitivos. Los electores deben escoger al diputado de su circunscripción -577 en total-, mediante un sistema mayoritario uninominal a dos vueltas.
Sin embargo, según los institutos de opinión, tras el balotaje del 19 de junio, las fuerzas que apoyan al presidente lograrían entre 255 y 295 escaños, seguidas de la Nupes (150 a 210). La mayoría absoluta se sitúa en 289 diputados. «Somos la única fuerza política capaz de obtener la mayoría en la Asamblea Nacional (…) tenemos una semana para convencer», aseguró la primera ministra Elisabeth Borne, que pidió una mayoría «fuerte y clara» para el oficialismo.
La movilización es clave para el equilibrio final de fuerzas, máxime cuando los votantes de izquierda radical y de extrema derecha son más proclives a abstenerse. Tras el balotaje, se conocerá si los franceses otorgan su confianza total a Macron y más de 289 diputados, si lo obligan a negociar con una mayoría relativa o si le imponen una «cohabitación».
Francia ya ha conocido mandatos con un gobierno y un presidente de diferente signo político. La última cohabitación fue de 1997 a 2002, cuando el presidente conservador Jacques Chirac nombró primer ministro al socialista Lionel Jospin. A diferencia de la presidencial, la ultraderecha -dividida- no llega en posición de fuerza, más allá de sus feudos en el norte y el sureste, y el tradicional partido de derecha Los Republicanos (LR) se juega su porvenir tras la debacle de abril.
Según los sondeos, LR mantendría entre 33 y 80 diputados, por delante de la Agrupación Nacional (RN) de Le Pen que con 10 a 45 escaños tendría posibilidades de formar grupo parlamentario. Éric Zemmour, otrora estrella en ascenso de la ultraderecha que hasta preocupó seriamente a la dinastía Le Pen, quedó eliminado. En caso de una mayoría relativa de Macron, LR se ve como «determinante» para sacar adelante leyes. Su presidente, Christian Jacob, avanzó que en caso de duelos entre Juntos y la Nupes aboga por llamar a no votar por la «extrema izquierda».
Aunque el poder adquisitivo, en un contexto de alza de precios por la guerra en Ucrania, es la principal preocupación de los franceses, la campaña estuvo marcada por varias polémicas sobre la actuación de la policía, como el caos vivido durante la final de la Liga de Campeones de fútbol en el Stade de France el 28 de mayo pasado.