Un chat grupal de amigas que se convirtió en un podcast audiovisual. Así empezó esta aventura. Las hermanas Julieta y Rosario Ortega, actriz y música, su excuñada Ana Paula Dutil, modelo e interiorista, y su amiga Fernanda Cohen, ilustradora, llevan ya tres temporadas de Las pibas dicen, que se emite por Blender. Se trata de charlas de mujeres en las que, con la presencia de invitados, tratan temas existenciales como los celos, la infidelidad, la maternidad, la depresión, los duelos y muchísimos más. Lo hacen a corazón abierto y logran así que muchas personas, sobre todo mujeres, se identifiquen con ellas.
–¿Cómo fue que un chat grupal se convirtió en un podcast?
Rosario Ortega:–Teníamos un chat que usábamos para coordinar los horarios para vernos. El chat llevaba a nuestros encuentros y en uno de ellos dije: “Estaría bueno que esto se convierta en un podcast”. Lo comentamos, empezamos a preguntarnos de qué podíamos hablar y yo veía que ya los encuentros eran lo suficientemente ricos, porque éramos todas mujeres de diferentes edades. Y ahí empezamos a hacer brainstorming de cómo podíamos hacerlo realidad.
–¿Y siempre lo pensaron también con imagen?
Julieta Ortega:–No. A mí me interesaba sólo el audio. Pero mi representante me dijo: “El podcast sin imagen es difícil monetizarlo”. Y nosotras sabíamos que no queríamos que esto fuera un hobby. Se tenía que convertir en una fuente de ingresos también. No es el único trabajo de ninguna, pero es un trabajo más. Y justo cuando teníamos la idea cocinada, entró Blender. Ellos son nuestra casa. Vieron que la idea podía funcionar y nos dijeron que sí a todo. Nosotras no teníamos la plata para contratar un estudio, cámaras e iluminación.

–¿Cómo eligen los temas y los invitados?
Fernanda Cohen:–Los temas parten de nosotras, de temáticas existenciales de las que podemos y queremos hablar. En función de esas opciones, primero pensamos en invitados que estén a mano, porque la gente no va a hablar de su vida porque sí. Tiene que ser gente que nos conozca a Julieta, a Rosario, a Anita o a mí. Y que en función de eso estén abiertos a la idea de venir a pasar un par de horas con nosotras, hablar y después tener difusión. Intentamos matchear las temáticas lo más posible con la personalidad o la vida del invitado o la invitada.
–Hablan de cosas muy íntimas y se exponen bastante. Los invitados también. ¿Cómo llevan eso?
Ana Paula Dutil:–Esta temporada no me fue tan bien con eso. Hice el episodio del perdón y hubo un reel que estuvo circulando (NdR: Dutil contó que cuando se fue a vivir a Estados Unidos con una nueva pareja dejó a sus dos hijos mayores con su ex en Argentina). Y empezaron a llegarme comentarios horribles que me afectaron, la verdad. Me dolía ver lo que la gente decía. Entiendo que si una se abre, esas cosas van a pasar, pero esta es la primera vez que me pasa y me sentí realmente mal. Duele, aunque no sepas de quién es. Porque no me conocen, porque incluso era gente que ni siquiera había visto el episodio completo. Pero ya estoy bien.
R.O.:–La gente es cruel. Pero además te levantan el dedo acusador. Nosotras nos estamos exponiendo. La idea es abrirnos y que el otro se pueda sentir reflejado sin juzgar.
F.C.:–El episodio que a nosotras nos dispara tener más visibilidad es el de la depresión que encara Anita, de la primera temporada. La respuesta fue 100% positiva. Entonces hay un contraste con la reacción del público cuando hicimos el del perdón. Entiendo lo que dice Ana. Yo, que soy la menos pública de las cuatro, en la primera temporada hablé de lo muy infiel que he sido en mi vida y tuve problemitas con el padre de mis hijas, a quien no le fui infiel y él sabía. Pero que la madre de sus hijas salga a hablar de que estuvo por ahí con mucha gente tiene un impacto. Es parte del juego. Me acuerdo que se lo expliqué: “Mirá, si me voy a sentar a hablar de algo, voy a hablar de algo real. Si no, no hago un podcast audiovisual donde se habla de temáticas existenciales en primera persona”.
A.P.D.:–Porque además nosotras al momento de tomar la decisión de hacer este proyecto, dijimos: “Nos abrimos y vamos al hueso o no sirve”. Porque si no, no es creíble. Estamos hablando con el corazón en cada episodio, en cada temática. Nos desnudamos.

–La mayor parte del público es mujer. ¿Eso les gusta?
J.O.:–A mí me encanta que nos escuchen mujeres. Somos cuatro mujeres hablando de cosas de las que hasta hace poco mucha gente prefería no hablar. Somos un espejo para un montón de gente. La misión un poco es esa: ayudar a pensar. No porque seamos expertas en nada, ni somos profesionales de la salud mental, ni somos psicoanalistas. Somos cuatro mujeres con distintas edades, hablando en primera persona de cosas de las que hasta hace poco tiempo mucha gente prefería no hablar.
–¿Les gustaría que las escucharan más hombres?
J.O.:–A mí no sé si me importa. Yo creo que está bien con llegar a un público. Después, me encanta cuando el papá de mi hijo me llama y me dice: me encantó tal episodio. O nos ha pasado con parejas y con amigos nuestros. No sé cuántos hombres nos escuchan. Entiendo que el 90% de nuestra audiencia deben ser mujeres. Me parece que está bien así. A mí me gusta hablarle a las mujeres. No sé, chicas. ¿Qué opinan?
A.P.D.:–A mí me gusta que los hombres nos escuchen. Y me hace bien cuando un hombre se acerca. Me pasó hace un tiempo, en la primera temporada, que el hermano de una amiga vino y me dijo: me encanta escucharlas porque es como meterse en las charlas de mujeres que nosotros nunca podemos estar. Y es conocerlas más también.
F. C.:–Probamos en esta tercera temporada con invitados hombres, que es algo que no habíamos hecho antes. Vinieron Kevin Johansen y Sebastián Ortega. Nos costó pensar y convocar a hombres. Y sigue teniendo más impacto el reflejo con la mujer que con el hombre. Un poquito fue esa la sensación esta temporada. La mujer sigue reaccionando al relato de la mujer. Muchas mujeres se sienten acompañadas en sus dolores, en sus inseguridades, experiencias. No creo que ese haya sido el impacto que pensamos que íbamos a tener. Y eso también se refleja en el público. Vemos que las mujeres se sienten más reflejadas con otras mujeres y no tanto con hombres. Entonces no sabemos si podemos realmente llegar a un público amplio de hombres, lo que no significa que no nos gustaría.
R.O.:–Hay algo que me gustaría que cambie, que es que si estoy escroleando en YouTube y veo una charla de dos o tres hombres, no me fijo en que son hombres. Para mí son comunicadores. Y si me interesa, cliqueo. Hay algo del hombre que si ve cuatro mujeres piensa que no le va a interesar nada de lo que se diga ahí. Estaría bueno que eso cambie.
–¿Cómo están viviendo esta época en la que parece que algunos de los derechos de las mujeres estuvieran retrocediendo?
J.O:–Cuando fue el tema del aborto legal, me acuerdo que muchas mujeres decían: los derechos se conquistan todos los días. No demos nada por sentado. Lo vimos primero en Estados Unidos con la vuelta de Trump. Nada es para siempre. Ni los derechos conquistados. Entonces, no era inimaginable esto con la asunción del último gobierno. Hay que seguir luchando y hay que seguir hablando y alzando la voz por algunas cosas. Todo lo que conocemos puede desaparecer, incluyendo nuestros derechos.
–En el programa no hablan de política, pero sí las afecta lo que está pasando.
R.O.:–Siempre hablamos de cosas atemporales. Obviamente que nos afecta todo esto, pero nuestras temáticas las podés escuchar en el 2025 y en cualquier año. Van a ser actuales.
F.C.:–Y universales. Tienen que ver con ser humano. Después, obviamente estamos en una plataforma que es Blender, que tiene una inclinación política marcada y nos sentimos cómodas con eso y estamos de acuerdo. Pero vamos a seguir hablando como seres humanos de lo que nos pasa y lo que nos importa. El de Las pibas dicen no es un espacio politizado.
J.O.:–Sí, político, creo yo, que es distinto. Todo lo que uno dice es político y en ese sentido somos mujeres pensando en voz alta. No hacemos política partidaria, mucho menos de actualidad, pero sí tenemos un pensamiento claro. «

Las pibas dicen
Con Julieta Ortega, Rosario Ortega, Ana Paula Dutil y Fernanda Cohe. Por Blender, YouTube y Spotify.
Diversidad de temas e invitados
Antes de que las cuatro protagonistas de este podcast aparezcan charlando en torno a una mesa, en cada episodio se escucha en off un monólogo escrito por alguna de ellas. En cámara, en tanto, se ve cómo va avanzando una ilustración alusiva hecha por Fernanda Cohen. La cortina musical es obra de Rosario Ortega. Cada entrega dura un mínimo de media hora y un máximo de 45 minutos y las tres temporadas completas están en Spotify y YouTube. En los seis episodios de la tercera temporada de Las pibas dicen, que comenzó a emitirse en diciembre pasado, los temas fueron los miedos, con Natalia Oreiro como invitada; la diversidad sexual, con La Chola Poblete; el perdón, con Leticia Brédice; los hermanos, con Sebastián Ortega; los amigos, con Kevin Johansen, y la vida después de los 50, con Maitena, que fue otro episodio con amplia difusión. El 13 de febrero se emitió además una edición especial sobre la idealización, con Fio Sargenti. En la primera temporada, que comenzó a emitirse en septiembre de 2023 y en la que también participaba Andrea Rincón, aún no tenían invitades: hablaron de sexo, depresión, celos, ser o no ser madre, infidelidades y soltería. En la segunda, que comenzó en mayo de 2024, la conversación giró en torno a las madres, con Lizy Tagliani; el dinero, con Elizabeth Vernaci; ser vulnerables, con Inés Estévez; ansiedad y redes, con Mica Suárez; y el duelo, con Tamara Tenenbaum.
Pero Las pibas dicen no se quedará solo en podcast. Ya tuvieron algunas experiencias en teatro, y tienen previsto hacer más, siempre hablando de los temas particulares que les interesan. Y van a publicar un libro, que será una producción importante, con las ilustraciones y los monólogos de todos los episodios. Obviamente, también se vendrá pronto la cuarta temporada de este podcast.