El presidente demócrata, Joe Biden, y su rival republicano, Donald Trump, intercambiaron ataques sobre el aborto, la inmigración y su gestión de la economía al inicio de su debate del jueves, ofreciendo a los votantes un raro cara a cara entre los dos candidatos de más edad que han aspirado nunca a la presidencia de Estados Unidos.
Biden, que a veces sonaba ronco y dubitativo, vaciló con sus palabras en varias ocasiones durante la primera media hora del debate, mientras Trump repetía un ataque tras otro que incluía varias falsedades muy trilladas, entre ellas afirmaciones de que los inmigrantes han llevado a cabo una ola de crímenes y que los demócratas apoyan el infanticidio.
Biden, de 81 años, y Trump, de 78, estaban bajo presión para mostrar su dominio de los temas y evitar tropiezos verbales en su búsqueda de un momento decisivo en una carrera que, según las encuestas, lleva meses en punto muerto. Biden, en particular, se ha visto perseguido por preocupaciones sobre su edad y su agudeza, mientras que la retórica incendiaria de Trump y sus extensos problemas legales siguen siendo una vulnerabilidad.
A medida que se desarrollaba el debate, Biden pareció tomar su ritmo, lanzando líneas de ataque con más enfoque. A mitad del camino, se refirió por primera vez a la condena de Trump por encubrir pagos de dinero a la estrella porno Stormy Daniels, llamándolo «delincuente».
En respuesta, Trump mencionó la reciente condena del hijo de Biden, Hunter, por mentir sobre su consumo de drogas para comprar un arma.
Cuando se le preguntó sobre el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio de Estados Unidos por parte de una turba de sus partidarios, el expresidente se negó a aceptar cualquier responsabilidad y afirmó que muchos de los arrestados eran inocentes.
«Este tipo no tiene ningún sentido de la democracia estadounidense», se burló Biden en respuesta.
A la mitad del debate de 90 minutos, Biden dijo: «Hay una razón por la cual 40 de los 44 altos funcionarios de su gabinete se negaron a respaldarlo esta vez. Su vicepresidente no lo ha respaldado esta vez. ¿Por qué? Lo conocen bien, ejercieron con él. ¿Por qué no lo respaldan?».
Biden también culpó a Trump de permitir la eliminación del derecho al aborto a nivel nacional al nombrar a conservadores para la Corte Suprema de Estados Unidos, una cuestión que ha atormentado a los republicanos desde 2022.
En respuesta, Trump argumentó que Biden no apoyaría ningún límite a los abortos y dijo que devolver el tema a los estados era el curso de acción correcto.
Trump dijo que Biden no había logrado asegurar la frontera sur de Estados Unidos, lo que dio paso a muchos criminales. «Lo llamo crimen de inmigrantes de Biden», dijo el republicano.
En respuesta, Biden dijo: «Una vez más, está exagerando, está mintiendo».
Estudios muestran que los inmigrantes no cometen delitos en mayor proporción que los estadounidenses nativos.
El choque televisado por CNN tuvo lugar mucho antes que cualquier otro debate presidencial moderno, más de cuatro meses antes de la jornada electoral del 5 de noviembre.
Los dos candidatos aparecieron sin público en directo, y sus micrófonos se cortaban automáticamente cuando no era su turno para hablar, ambas reglas atípicas impuestas para evitar el caos que descarriló su primer debate en 2020, cuando Trump interrumpió repetidamente a Biden.
Al comenzar el debate, los dos hombres -que no han ocultado su antipatía mutua- no se dieron la mano ni se saludaron.
Las primeras preguntas se centraron en la economía, ya que las encuestas muestran que los estadounidenses están insatisfechos con el desempeño de Biden a pesar del crecimiento salarial y el bajo desempleo.
Biden reconoció que la inflación había provocado un aumento sustancial de los precios con respecto al inicio de su mandato, pero dijo que merecía el reconocimiento por haber «recompuesto las cosas» tras la pandemia de coronavirus.
Trump afirmó que había supervisado «la mejor economía de la historia de nuestro país» antes de la pandemia y dijo que tomó medidas para evitar que la caída libre económica se profundizara aún más.
País polarizado
El debate tiene lugar en un momento de profunda polarización y ansiedad entre los votantes sobre el estado de la política estadounidense. Dos tercios de los votantes dijeron en una encuesta de Reuters/Ipsos de mayo que les preocupaba que la violencia pudiera seguir a las elecciones, casi cuatro años después de que una turba de partidarios de Trump irrumpiera en el Capitolio de Estados Unidos.
Trump subió al escenario como alguien que todavía se enfrenta a un trío de casos penales, incluyendo a sus esfuerzos para anular las elecciones de 2020. El expresidente, que persiste en afirmar falsamente que su derrota fue el resultado de un fraude, ha sugerido que castigará a sus enemigos políticos si vuelve al poder, pero tendrá que convencer a los votantes indecisos de que no supone una amenaza mortal para la democracia, como afirma Biden.
El reto de Biden era ofrecer una actuación contundente tras meses de afirmaciones republicanas de que sus facultades se han entorpecido con la edad.
Si bien las encuestas nacionales muestran una carrera empatada, Biden está detrás de Trump en los sondeos de la mayoría de los estados en disputa que tradicionalmente deciden las elecciones presidenciales. Apenas este mes perdió su ventaja financiera sobre Trump, cuya recaudación de fondos aumentó después de que fue condenado penalmente por tratar de encubrir pagos de dinero para mantener su silencio a la estrella porno Stormy Daniels.
Ni Biden ni Trump son populares y muchos estadounidenses siguen profundamente ambivalentes acerca de sus elecciones. Alrededor de una quinta parte de los votantes dicen que no han elegido un candidato, se inclinan por un aspirante de un tercer partido o podrían no participar en las elecciones, mostró la última encuesta de Reuters/Ipsos.
El segundo y último debate de la campaña de este año está previsto para septiembre.