¡Infeliz Navidad! La motosierra del gobierno anarcocapitalista parece no dejar en pie ni el arbolito. Ni noche de paz, ni noche de amor, anticipa el pronóstico navideño para este domingo. Billeteras flacas, locales vacíos, ventas por el subsuelo, disputas familiares. El fantasma de la triste Navidad deambula por la Argentina en otro diciembre miserable.
El Once parece el desierto del Sahara en la tarde pesada del jueves. Postal de la Navidark en los tiempos de Javier Milei. «El peor diciembre de la historia. Hoy tendría que tener el local repleto, con fila en la puerta. Fijate, no hay gente ni ventas, estamos sólo los vendedores», levanta temperatura Rodrigo, encargado de un afamado bazar de la Avenida Jujuy. No hay plata. El dealer de vasos y ollas grafica el tobogán en las ventas: «La baja es de casi el 60 por ciento. La gente se lleva lo justo y necesario. Además, hay muchas quejas por los precios, y tienen razón los clientes. Yo hago lo mismo cuando voy a comprar algo. Los productos no paran de subir. Después del martes en que habló Caputo, subieron más del 100 por ciento.
Súper ofertas, descuentos al por mayor, con suerte algún saldo… No hay estrategia comercial efectiva, los precios están por las nubes: «Te doy un ejemplo, el plato playo gastronómico, un clásico para renovar la vajilla en Navidad, ya anda por los 4000 pesos –demuestra Rodrigo–. Un plato, ¿me entendés? Sumale lo básico: que hay que ponerle comida arriba. Cuando los gobiernos reparten mal, pasan estas cosas».
El hombre de la bolsa
¿Juguetes para los pibes y las pibas? «¡Afuera!», sentencia el loco de la motosierra. El regordete Papá Noel llegará a muchos hogares con la bolsa vacía, ante la indiferencia de un vasto grupo social. Otros siguen apostando a la solidaridad, a juntarse entre familias, a donar. No todo está perdido. En las veredas se respira bronca y resignación. Gran parte de la sociedad parece aturdida, entumecida. «Viene muy difícil, no hay un mango en la calle. La gente pide descuentos, cuotas, pero no puedo hacer milagros. Me aumentaron los precios de los juguetes tres veces el último mes», confiesa Ariel, juguetero histórico de San Cristóbal.
Con 20 años en el gremio, el vendedor no recuerda una carestía igual: «El presupuesto promedio es de cinco lucas para llevar algo básico. Pensá que con $ 6000 no te comprás ni un kilo de milanesas. Muchos clientes van a regalar útiles escolares, como mochilas, lápices y fibrones, para anticipar la inflación de marzo cuando empiecen las clases». Patines, rollers y bicicletas son artículos de lujo esta temporada. «Si comparo con el año pasado, la venta por artículos cayó a la mitad –remarca–. Ahora viene el sablazo de la suba de los servicios y la inflación que no va a frenar. Le pido a Papá Noel que se vaya rápido este gobierno».
«Camine, señora, camine». El mantra ajustador de la menemista Lita de Lázzari flota sobre la comercial avenida Avellaneda. No hay más precios justos ni justicia social en el barrio de Flores. «La gente sabe que acá se consiguen los mejores precios, pero ni así compran. La última semana repuntó un poco, pero venimos de meses que fueron una muerte», cuenta Alejandro, encargado de un local de indumentaria anclado en Nazca. ¿Los productos más preciados? Enumera Ale: «Salen las medias, los gorros y algún llavero. Las remeras ya están arriba de los 5000 pesos, el doble que el año pasado».
«¡¡¡Tres pares por 3000 pesos, lleve las medias!!!», vocea César, un mantero arrimado desde el Merlo profundo. Le mete 12 horas de corrido al trabajo para llevarse unos pesitos a su casa: «Y con suerte paro la olla». Su vecina Claudia vende gorritos de Papá Noel a 500 devaluados pesos: «Viene triste la Navidad, como la del 2001 o la de la época de Alfonsín. Tengo un plan y no me alcanza, ¿quién vive con 70 mil pesos? Acá sumo un extra. Ni sueño con regalos. Por suerte hoy no me toca cocinar, me aguanta mi cuñada».
Nochemala
¿Y por casa cómo andamos? Promete ser picante el banquete navideño. ¿Se hablará de política antes que den las 12? Julieta tiene 16. Este año votó por primera vez: «Me preparé para eso, leyendo y observando». Hasta ahora, solía pasar las fiestas en la casa-quinta de sus abuelos paternos, con toda la banda de tíos y primos. Ya no. Su núcleo familiar decidió no compartir más encuentros con la parte del clan que votó a Milei. «Nos alejamos de ellos porque nunca supieron ver la situación del resto de la familia. Mis papás son comerciantes en una ferretería y la inflación nos pega de lleno. No hay lista de precios de la mercadería, y muchas veces directamente cierran porque abrir es perder plata», explica la adolescente, que pasó a quinto año. En paralelo planea cursar materias del Ciclo Básico Común de la UBA.
«La parte de la familia que no votó a Milei somos peronistas. Y nos chocó que votaran a un tipo que básicamente tiene discursos de odio hacia nosotros, que dicen que tienen que exterminarnos», resume Julieta. Su bando familiar no comunicó su decisión. Simplemente, decidieron que no habrá más festejos ni grupos de WhastApp compartidos con quienes defienden a las fuerzas del cielo para cercenar sus derechos. El lazo se rompió.
La situación es más armoniosa en los preparativos navideños de Guillermina Wilder. O no le queda otra. Su beba acaba de nacer y es el motivo por el que su familia –votante de Milei– compartirá las fiestas con la de su novio –votante de Massa–. Eso sí: hubo un pedido para evitar las chicanas políticas. «Le pedí a mi novio que le diga a su familia que no toque el tema, aunque justo son personas a las que les re gusta debatir estas cosas. Yo también voté a Massa y pude hablar dentro de todo bien con mi familia, pero siempre cuidándome de no decir del todo lo que pienso porque empiezan con el típico discurso libertario. Las pocas veces que toqué el tema siempre salió alguna chicana», dice en la previa. La clave para mantener la calma consistirá en que la beba sea el centro de la escena durante toda la noche.
Andrea está en un déjà vu. En 2015, tras el triunfo de Mauricio Macri, dejó de pasar las Fiestas con su familia y la de su marido: «Nos partió al medio el macrismo. Estuvimos todos esos años solos, no podíamos concebir que le hayan entregado así el gobierno. No fue tan descarado como Milei, pero era obvio lo que iba a hacer». Con el tiempo, el vínculo con la familia de su compañero se recompuso. Con ellos pasarán esta Navidad. Con su mamá y su papá, en cambio, la cosa empeoró. «Ahora son mileístas. Sigo con la postura de no sentarme a la mesa con gente que piensa de esa manera. Puedo entender que estén enojados, que no les guste el peronismo, que se hicieron mal las cosas en la era Fernández. Pero no concibo que le tengamos que entregar el país al fascismo», subraya la artesana de Caleta Olivia, criada por sus abuelos. A ellos les debe el peronismo.
Flavia estaba indignada. Cuando ganó Milei publicó en sus redes que no quería pasar las fiestas con su familia por haberlo votado. Pero el plan cambió: «En los últimos días mi familia dio a entender que se confundió al votarlo. Jamás se preocuparon por leer historia nacional. Su voto fue odio hacia los K. No fue pensado. Ya no los quiero juzgar. Son mi familia y siempre pasé la Navidad con ellos».
Los que eligen pasar la Nochebuena en soledad
Cada vez son más las personas que prefieren disfrutar las Fiestas en soledad. Esta decisión, dicen, permite disfrutar de momentos reflexivos y personales, lejos de los compromisos familiares. Ni por melancolía o tristeza, sino por firme resolución. Festejar «a mi manera».
En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, Yago Franco, miembro del Colegio de Psicoanalistas, subraya que hay muchas causas para querer pasar las Fiestas en soledad: «Una, seguramente, es buscar ese momento de introspección, reflexión, descanso de tanta conexión, y también escapar de una imposición de tener que compartir una fiesta con quienes no se desea». Agrega que en estas épocas de conexión constante a través de la tecnología, tomarse un tiempo lejos de las interacciones sociales puede ser un acto necesario para recargar energías. Por otro lado, la elección puede estar vinculada a estados depresivos. En este contexto, serviría como un espacio seguro para enfrentar y gestionar las emociones sin la presión de tener que mostrar una fachada festiva.
Este año tan cargado de emociones agrega un matiz especial a la decisión de pasar las fiestas en soledad. «La incertidumbre económica y las tensiones políticas seguramente pueden influir en la forma en que las personas aborden las festividades. Además, las discusiones políticas candentes pueden agregar otra capa de complejidad y afectar la dinámica de las interacciones sociales durante las festividades», cierra Franco.
Una celebración especial en el Congreso
Una Navidad diferente se vivirá la noche de este domingo en el Congreso de la Nación, donde organizaciones civiles organizarán la Nochebuena con familias en situación de calle.
«Ninguna familia sin Navidad» se titula la jornada encabezada por el referente de Patria Grande, Juan Grabois: «Como hace muchos años, este 24 de diciembre nos vamos a reunir con personas que están en la calle, familias humildes que no pueden pagar la cena de nochebuena, más en el contexto que tenemos ahora con la escalada de precios y la canasta navideña es muy, muy difícil de comprar».
El dirigente explicó: «trabajadores y trabajadoras de la economía popular, cooperativistas, vendedores ambulantes vamos a juntarnos. Se trabaja desde muy temprano preparando los alimentos, la elaboración, la decoración, los juegos para los chicos y más que nunca necesitamos voluntarios y donaciones».
Se reciben alimentos, productos de higiene personal y ropa. Para aportes económicos: Asociación Civil Amanecer. Alias: Navidad.congreso por medio del CBU 1910039155003902813578.