La liquidación de divisas por parte de las empresas agroexportadoras está por debajo de los niveles que se preveían. En mayo aportaron U$S 2.612 millones, según el parte mensual que elaboran en conjunto CIARA y CEC, las cámaras empresarias que agrupan a esas firmas.
Esa cifra está 37% por encima del mes anterior, pero también otro 37% por debajo de lo que se liquidó en mayo de 2023, un año que, cabe recordarlo, estuvo signado por la que en el sector calificaron como la peor sequía de las últimas seis décadas.
Pasado ese fenómeno climático, todos los pronósticos coincidían en que la liquidación volvería a ser abundante y proveería al Banco Central de las divisas que necesita para hacer frente a las demás obligaciones del comercio exterior. No fue así o por lo menos no lo está siendo en la medida en que se esperaba.
El problema queda inmerso en las opiniones cruzadas en la City sobre la viabilidad de mantener sin cambios la pauta de deslizamiento mensual de 2% en la cotización del dólar oficial. Desde diciembre, la suba acumulada fue de 12 por ciento frente a una inflación aproximada de 115%. Eso implica que se perdió casi todo el efecto de la devaluación inicial dispuesta por el ministro Luis Caputo, lo que quita incentivo a los exportadores.
“La exportación de granos sigue trabajando con altos niveles de capacidad ociosa, así como la industria aceitera, padeciendo márgenes negativos permanentes; algo que creció este mes debido a los paros de los sindicatos aceiteros que paralizaron la actividad por razones ajenas a la industria”, dijeron las cámaras aprovechando para pegarles un palito a los trabajadores por sus reclamos salariales.
Sin embargo, el mismo comunicado reconoce en otro de sus párrafos cuestiones distintas: “El ingreso de divisas del mes de mayo es el resultado del régimen de dólar exportador vigente desde diciembre de 2023, de los precios internacionales, del impacto del clima sobre el ritmo de cosecha de maíz y soja y de la relación de costos de insumos y granos”.
Clima y el valor del dólar
En esa maraña de palabras se leen al menos dos razones diferentes. Una es la climática. Desde la Bolsa de Comercio de Rosario, que sigue de cerca la temática del sector, refirieron en un informe que hubo un atraso en la cosecha, ya casi superado, y que “Buenos Aires – principal provincia productora de soja – fue la más afectada con un retraso importante debido a lluvias por encima de lo normal que no dieron piso para entrar a los campos en amplias regiones”.
Sin embargo, el mismo documento admite las dudas que provoca la cuestión cambiaria: “En perspectiva de lo que fue la precampaña de soja 2023/24, la estrategia comercial fue atípica respecto a años anteriores, dado que se realizaron muy pocos negocios con precio hecho y se decidió dejar una alta proporción de contratos a fijar precio”. Esto es inesperado dadas las necesidades de los productores de entregar lo obtenido para cobrar y cancelar obligaciones, sobre todo después de un 2023 que los dejó “patas para arriba”.
En ese sentido, un gráfico de la consultora 1816 revela que la liquidación de divisas de los agroexportadores en lo que va del año fue de apenas el 30 por ciento del total de la producción, la proporción más baja de las últimas ocho temporadas. En otras cosechas, como la 2017/2018, había llegado al 50 por ciento.
Desde otras consultoras relativizan esa tendencia. En Ecolatina, por ejemplo, recuerdan que el 20 por ciento de las divisas obtenidas se canalizan por el mercado CCL (contado con liquidación) y por eso no son contabilizadas por el Banco Central. “Si se tiene en cuenta la parte de la liquidación que se vuelca al mercado financiero (debido al dólar blend), la liquidación para los meses de abril-mayo superó los U$S 5.600 millones y se encuentra en línea con el promedio de las últimas cinco campañas, al medirla a precios actuales”.
Lo cierto es que, en las últimas seis ruedas el sector agroexportador liquidó en el mercado oficial un promedio diario de U$S 100 millones y el Banco Central sólo retuvo menos de un tercio (U$S 174 millones entre el lunes 27 de mayo y el 3 de junio). Así, teniendo en cuenta las deudas que fue sumando el Banco Central en los últimos meses por los montos no entregados a los importadores, la acumulación de divisas en estos días no parece acorde a las expectativas de la temporada alta ni tampoco a las necesidades del BCRA de ir saneando sus deudas en dólares.