En noviembre de 2022, el Comité Organizador de París 2024 presentó a la mascota oficial de los Juegos Olímpicos 2024, «Phryge». Esta figura triangular de color rojo, que hace referencia a un gorro, simboliza a la República Francesa y es un símbolo de libertad del país europeo. Cuando Phryge fue conocida públicamente, la directora de la marca de estos Juegos Olímpicos, Julie Matikhine, declaró ante los medios de comunicación, “el objetivo es mostrar que el deporte y sus valores pueden hacer grandes cosas. Todo tiene que ver con la fraternidad y la solidaridad, y esto ayuda a la sociedad a crecer.

Pero estos valores no se pudieron presenciar durante las últimas semanas en París. En los días previos al inicio de las competencias, las fuerzas de seguridad llevaron adelante una “limpieza social” de cientas de personas en situación de calle con la finalidad de mostrar una ciudad en su “esplendor”, tanto para el público que hayan viajado a presenciar los Juegos Olímpicos como en la televisación. En 2021, la organización de París 2024 expresó que se buscaría construir lo que se denominó como una París en “pleno apogeo”.

La necesidad de esconder las profundas desigualdades sociales existentes en las calles parisinas es una necesidad para un Juego Olímpico que tiene como principal protagonista al espacio público. En este marco, la arquitectura y la historia de París fueron utilizadas como la escenografía de las competencias. Por ejemplo, el break dance, el skateboarding o el básquet 3 x 3 se desarrollan en la Plaza de la Concordia, el beach volley a metros de la Torre Eiffel y las pruebas de equitación en los jardines del Castillo de Versalles. De este modo, se muestra a distintos deportes como un fenómeno intrínsecamente vinculado a los espacios urbanos.

Asimismo, se busca crear un clima festivo a partir de la instalación de puntos de festejos en distintas partes de la ciudad donde las y los espectadores se encuentran con las y los atletas que logren alcanzar medallas. Tal como ocurrió en el caso del argentino José “Maligno” Torres, que tras ganar la medalla de oro en BMX freestyle, fue ovacionado por el público presente en el Parque de los Campeones, a metros de la Torre Eiffel.

Los Juegos de París 2024 son la culminación de un recorrido ensayístico que el Comité Olímpico Internacional (COI) inició en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Desde aquel entonces, la intención es sacar el deporte del gimnasio a la calle. El objetivo es invertir una histórica operacionalización, que el deporte vaya donde está la gente y no que las personas vayan donde se encuentra el deporte. En 2018, la construcción de múltiples Parques Urbanos para albergar las competencias, fueron la prueba que necesitaba el COI para trasladar este nuevo formato de narrar el deporte olímpico. 

Para esta novedosa narrativa, se transformó indispensable que las calles parisinas se encuentren “embellecidas” y valladas ¿Cómo podrían convivir las cientas de personas inmigrantes que viven debajo de los puentes del Río Sena con la imagen de igualdad, la fraternidad y la libertad que desea exhibir Francia y el COI?

Los Juegos Olímpicos de París 2024 plantean un escenario deportivo festivo, urbano y desvanecido de la conflictividad política. Aunque, en realidad, se busque esconder las distintas problemáticas políticas de esta cita olímpica. Como, por ejemplo, las personas inmigrantes en situación de calle. A esta lista se le pude agregar, las históricas políticas discriminatorias y persecutorias del COI con las mujeres que no se adecuan a los estándares biomédicos que fijan cuál es modelo permitido de atleta mujer cisgénero, como fue el caso de la corredora sudafricana Caster Semenya, dos veces medallista de oro en los 800 metros en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.

A parir de estos mecanismos de exclusión, Semenya estuvo ausente en los Juegos de Tokio 2020+1. Dos años después, declaró públicamente que se enfermó por tomar las medicaciones para adecuar su nivel de testosterona a las exigencias de las instituciones deportiva. En dicha cita olímpica se presenciaron reclamos para pensar otras formas de organizar y vivir el deporte del más alto rendimiento. Tal vez, el más relevante haya sido el retiro de las competencias de la gimnasta estadounidense Simone Biles para cuidar su salud mental.

Más allá que la mascota sea el gorro frigio y los valores fundantes sean la libertad, la igualdad y la fraternidad, la organización de los Juegos Olímpicos de París 2024 esconden detrás del telón las conflictividades de un mundo profundamente desigual y convulsionado. La enumeración incluye problemáticas relacionadas al género, la salud, el racismo y la geopolítica. A las mencionadas limpiezas de calles y las penalidades a las mujeres que superan los niveles “adecuados” de testosterona, se le debe agregar la discriminación hacia las atletas trans con la imposibilidad de participar en las competencias olímpicas y las arbitrarias penalidades sin precedentes impuestas por el COI a países involucrados en conflictos bélicos.

Los Juegos Olímpicos de París 2024 son una postal de la actual época histórica. Los intentos por mostrar una fiesta deportiva colisionan con un mundo en constante tensión por distintas guerras, el avance de expresiones políticas de extrema derecha a través del voto popular y reposicionamientos políticos que advierten una reconfiguración de la geopolítica global. En esta coyuntura, los valores de la Revolución Francesa parecieran quedar muy lejos.

Juan Bautista Paiva es doctor en Comunicación graduado en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Licenciado en Comunicación con orientación en Planificación Comunicacional graduado en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS) de la UNLP. Docente en la Cátedra II de Culturas Populares y Deporte de la Tecnicatura Superior en Periodismo Deportivo (FPyCS-UNLP).