Al finalizar la última audiencia del año del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención que funcionó en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Mendoza, el represor Armando Fernández se cruzó a familiares y a víctimas que salían del debate.
“Agracé que estoy en cana sino te cago a trompadas. Asesinos de mierda, montoneros asesinos de mierda”, se le escucha decir a los gritos a Fernández, mientras que el grupo que lo filmaba cantaba “Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”.
El episodio ocurrió el viernes pasado a pocos metros de los tribunales federales de Mendoza, donde Fernández es juzgado como encargado de inteligencia del D2 junto a otra decena de represores por crímenes que tuvieron como víctimas a más de 300 personas, de las que 71 fueron asesinadas o desaparecida y más de una docena era menor de edad cuando ocurrieron los hechos.
Eugenio “Keno” París, sobreviviente del D2 y consejero del Espacio por la Memoria que funciona en ese ex centro clandestino de detención, estaba entre las personas que se toparon con Fernández a la salida del debate.
“Yo soy víctima directa del señor Fernández, en el sentido de que me torturó, nos violó y vi sufrí todas las cosas aberrantes que hizo este señor, que no está de más decir tiene tres condenas a perpetua, una a 20 años y otra a 10 años, entre las que se incluyen desapariciones, torturas y la apropiación de la nieta número 127, hija de Carlos Poblete y (María del Carmen) ‘Pichona’ Moyano”, contó ‘Keno’ Paris a Tiempo y destacó que Fernández mantiene mucho poder sobre los otros acusados, a quienes organizó semanas antes para mostrar todos juntos una imagen de la virgen en sus pantallas durante una audiencia.
El viernes pasado, durante el debate, se había conocido la restitución de la identidad del nieto 138 por parte de Abuelas de Plaza de Mayo y, mientras el público en la sala celebraba la noticia, Fernández se vanaglorió de haber apropiado a la hija de Poblete y Moyano. “La 127 la tengo yo”, manifestó.
“Cuando salimos, lo encontramos a este señor muy orondo, muy tranquilo. Tiene prisión domiciliaria por cuestiones supuestamente de salud pero se lo vio muy bien. Le sacamos alguna fotografía y empezó a insultarnos y se dio todos los acontecimientos que se mostraron en los videos. Hablamos con el Tribunal, salió un secretario, que habló con él, y se hizo una presentación ante el juzgado para que no vuelva a suceder y que Gendarmería se lo lleve”, explicó París.
El sobreviviente contó que quedaron “muy molestos y angustiados” después del episodio. “Un tipo así, con estas condenas, no puede estar impune, no puede estar en la calle, no puede hacer lo que se le da la gana. Lo terrible de todo esto es el clima de época, la angustia que significa que frente a familiares, frente a torturados, este tipo se vanaglorie posibilitado por el aparato político, judicial y mediático que hacen que estas situaciones sigan sucediendo, la reivindicación los discursos y las acciones de odio que están llevando adelante, no solo el presidente sino también la vicepresidenta”, sostuvo.