La artista Lali Espósito publicó una extensa cata en redes sociales, con el fin de aclararle al presidente Javier Milei de dónde provienen sus ingresos. De manera impensada, el presidente argentino destina con insistencia parte de su tiempo en hostigar a la cantante por su ideología política. En rigor, el enojo del Comandante en Jefe de las FFAA proviene de un tuit en el que Lali escribió «qué peligroso, qué triste«.

A partir de allí, comenzó un ataque virtual -que incluye el arsenal de trolls oficialista- que tuvo su pico máximo en la entrevista que Milei cedió a La Nación+, en la que llamó a la artista «Lali Depósito«, al cuestionar que trabaje en eventos organizados por los estados municipales, provinciales y nacionales, tal es costumbre de la gran mayoría de los artistas.

En la misiva, Lali se vio obligada a aclarar que comenzó «a trabajar a los 10 años en Televisión», que pudo «ganar dinero para ayudar a mi familia» y que «pude hasta comprarme mi propia casa». En el mismo sentido, apuntó: «Es un privilegio haber crecido y progresado haciendo lo que amo. Trabajé incansable y honradamente para que así sea».

Espósito abundó en su carrera artística y destacó su rol como «productora en ficción», que le permitió «darle trabajo a mucha gente». Aclaró también que participó «de varios shows municipales con todos los gobiernos, como la mayoría de los artistas convocantes maravillosos que tiene nuestro país».

Luego, se diferenció al plantear que no comparte que «su plan de la espalda o no priorice a la cultura, pero creo que la demonización de una industria y de las personas que la conforman no es el camino», ya que «la asimetría de poder entre usted y los que ataca por pensar distinto y la información falsa vuelve a su discurso injusto y violento».

Finalmente, la artista envió «un respetuoso saludo» y lo invitó «a cualquiera de mis conciertos cuando quiera. Sería un placer tenerlo en el público y la pasaría muy bien. Se lo aseguro».