En la Casa Rosada aseguran que el segundo semestre de Javier Milei en materia económica arranca en los próximos días, pero no saben hasta dónde podrá acompañarlos el Congreso. En 50 días el Ejecutivo enviará el proyecto de Presupuesto 2025 a la Cámara de Diputados y dentro de un mes se concretarán en el Senado las audiencias para que los aspirantes a la Corte defiendan sus antecedentes. Se avecina la etapa decisiva para el futuro del juez Ariel Lijo y de una contienda determinante que el presidente eligió jugar, pero el oficialismo en las dos cámaras legislativas pasa los días atravesado por internas y errores propios que minan su capacidad de negociación.
En la Cámara Baja el período de receso invernal que esperaban sus autoridades se está diluyendo entre las exploraciones de la agenda legislativa hasta fin de año y los costos políticos que provocó la visita de cinco diputados al penal de Ezeiza para ser recibidos por militares detenidos por delitos de lesa humanidad. Desde diciembre el bloque de La Libertad Avanza tiene 38 bancas y es una caja de Pandora. Conviven desde las excentricidades de Lilia Lemoine y su cercanía con el presidente, hasta los que se fueron junto a la expulsión de Oscar Zago, los que vienen de fuerzas provinciales y los que tienen una extendida militancia en la ultraderecha, con una directa defensa de la última dictadura militar. El titular de la cámara, Martín Menem, tiene que mantener la interlocución con los bloques dadores de quórum, que negocian sus apoyos caso por caso en medio del estado asambleario que tiene su bloque desde que quedó al desnudo la visita a condenados de lesa humanidad.
Cerca del riojano sostienen que no estaba al tanto. La comitiva fue en una camioneta de la Cámara de Diputados, pero en la conducción de la Cámara dicen que es un trámite automático. En el bloque de LLA algunos integrantes descreen de los argumentos de Menem y estiman que «no pudo ni quiso evitarlo» porque no midió las consecuencias. El tema le estalló en la reunión que tuvo este jueves con los jefes de los bloques del PRO, la UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal para que los invitados del Ejecutivo expliquen la reforma política y electoral que quieren enviar a Diputados.
El plan de diferenciación del oficialismo que trazó Mauricio Macri hace un mese encontró otro momento oportuno en la incursión de los diputados a Ezeiza. Cristian Ritondo, presidente del bloque del PRO, le pidió a Menem que se hiciera cargo del error cometido y que diera una respuesta institucional. En LLA no se esperaban que Ritondo echara sal en la herida, pero no se movió solo. Su amigo Zago, que fue presidente del bloque de LLA hasta que lo echaron, también advirtió que su bloque Movimiento de Integración y Desarrollo actuaría con libertad de acción si Menem no hacía algo. Es posible que no mueva ninguna ficha hasta que Unión por la Patria termine de corporizar la ofensiva que ya anunció, con el pedido de una comisión para sancionar a los legisladores que fueron a Ezeiza. La sorpresa de la caja de Pandora de LLA, fue el puntano Carlos D’Alessandro, que anticipó su respaldo a la iniciativa del bloque peronista.
El gesto confirma que dentro del oficialismo nadie quiere hacerse cargo de la incursión que organizó el diputado Beltrán Benedit, con el sigiloso apoyo de Guillermo Montenegro, el legislador que hasta febrero fue el principal asesor político de la vicepresidenta Victoria Villarruel, con un vínculo que creció más allá de la política. Ambos forman parte de las fundaciones Oíd Mortales y Tridentina por los Valores Clásicos donde trabajan desde hace años para conseguir la libertad de los militares condenados por delitos de lesa humanidad. Ahora impulsarán la presentación de pedidos de juicio político contra los jueces que se niegan a conceder la prisión domiciliaria a los militares que están en Ezeiza, en el pabellón de «lesa».
La advertencia de Ritondo y la ofensiva de UP podría sumar al radicalismo como aliado en esta partida. Una eventual sanción a los legisladores podría transformar la visita a Ezeiza en un revés político que obligaría al Gobierno a reaccionar. Esa tensión latente dejó en segundo plano el cometido original de la reunión del jueves, convocada para escuchar a los vice jefes de Gabinete José Rolandi y Lisandro Catalán explicar qué reforma política enviarán. Tal como anticipó Tiempo en su edición digital, los representantes de cada bloque pidieron una definición en el Senado para la Boleta Única de Papel, que tiene dictamen desde el 10 de enero y le faltaría un voto para cerrar el ciclo que comenzó en junio de 2022 con la aprobación en Diputados, donde Javier Milei y Villarruel pusieron su voto como diputados.
En el Senado habría un acuerdo para debatirlo pronto a partir de una negociación para sumar los votos que faltan, especialmente de la rionegrina Mónica Silva, que impulsó un dictamen alternativo con el respaldo de Sonia Rojas y Carlos Arce, del Frente de la Concordia Misionero. La señal del interés del Gobierno para avanzar con todo el paquete es que el ministro coordinador, Guillermo Francos, busca cerrar un acuerdo con los senadores rionegrinos misioneros, que reportan directamente a sus gobernadores Alberto Weretilneck y Hugo Passalacqua.
Cuando la boleta de papel sea transformada en ley se podría activar el corazón de la reforma política que prepara Francos, es decir, el intento de eliminar las PASO.
Este jueves los funcionarios pudieron confirmar que no están los votos para anular las primarias. A lo sumo habría coincidencias para quitarle obligatoriedad, pero luego resolver los otros temas que quieren radicales y macristas como Ficha Limpia. El Gobierno vuelve a la carga con quitarle el límite a los aportes privados para los partidos políticos, pero la respuesta del otro lado del mostrador vuelve a ser negativa, igual como sucedió en febrero, cuando el tema era parte de la Ley Bases y quedó afuera.
El oficialismo deberá hilar fino, pero está enredado en una trama que no estaba en los planes de Menem, ni del presidente del bloque, Gabriel Bornoroni, ni de Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y garante del esquema de poder que conduce la Cámara Baja.
La lista de problemas sumó otro chispazo que promete vendettas. Menem se prepara para designar a los integrantes de las comisiones bicamerales que no han sido constituidas. La primera sería la de seguimiento y control de los organismos de inteligencia. El bloque de HCF, que conduce Miguel Pichetto, pegó el grito en el cielo porque los dejaron afuera y el oficialismo no designó a Emilio Monzó como uno de sus integrantes. La negociación no está cerrada, pero ahora se sumó un nuevo foco de conflicto con el PRO, pero dentro del Senado, porque el oficialismo estaría dispuesto a respaldar al entrerriano Edgardo Kueider, del peronismo no kirchnerista, para presidir esa bicameral con cabecera en la Cámara Alta. El integrante del bloque Unidad Federal habría llegado a un acuerdo con el asesor presidencial Santiago Caputo, que impulsa la reestructuración del aparato de inteligencia estatal con el relanzamiento de la exSIDE.
«Que se arreglen los diputados, es un asunto de ellos. Lo que haga Montenegro corre por su cuenta, no hay vinculo desde febrero», contestaron a Tiempo cerca de la vicepresidenta para despegarse de la bola que crece en la cámara vecina.
Villarruel está preocupada de otras cosas: fijó el 21 y el 28 de agosto para las audiencia de Lijo y Manuel García Mansilla para que defiendan sus postulaciones a la Corte. Deberá manejar las negociaciones finales para conseguir los votos para designar a los candidatos del presidente, pero esta semana volvió a quedar en evidencia que su relación con Milei es más inestable que antes y que el duelo silencioso con Karina seguirá empeorando, porque la hermana del presidente está decidida en limitar su influencia en cualquier tema que no tenga que ver con el Senado. El pedido de disculpas que la hermana del presidente le ofreció al embajador francés, Romain Nadal, fue una desautorización rotunda para Villarruel. La vicepresidenta quedó enredada en una decisión intempestiva para salir a defender un canto xenófobo de la Selección Nacional luego de ganar la Copa América.
«Ella no se iba a quedar callada y el comentario tampoco es xenófobo», atajaron desde el primer piso del Senado. «Nadal vino dos veces al Senado y tuvo una larga charla con Victoria, nos habría encantado ver la foto de Karina con él, pero no la hubo», evaluaron cerca de Villarruel para contener el impacto negativo del desplante vivido esta semana.