La detención de dos policías cariocas fue el primer paso concreto en la investigación por el asesinato de la concejal y activista política Marielle Franco y del conductor del vehículo en el que viajaba, Anderson Gomes, cuando faltan dos días para cumplirse un año del crimen.
Familiares y dirigentes políticos reclaman que las autoridades ahora determinen quién o quiénes fueron los autores intelectuales del magnicidio.
Si bien nadie aventura hipótesis, uno de los sospechosos vive en el mismo condominio donde tiene su residencia particular el actual presidente Jair Bolsonaro, el otro posteó en su página de Facebook fotos con el entonces candidato y además, la trama de intereses en torno el caso llegaría hasta el mayor de los hijos del mandatario, Flavio, el mayor, famoso por ser el más brutal en sus opiniones sobre todo lo que huela a solidaridad, feminismo y derechos humanos.
Según revelaron las fiscales Simone Sibilio y Leticia Emile, a cargo de la pesquisa que sustancia el juez Júri Gustavo Kalil, «es indiscutible que Marielle Franco fue sumariamente ejecutada en función de su actuación política en defensa de las causas que defendía» y agregaron: «La barbarie practicada en la noche del 14 de marzo de 2018 fue un golpe al Estado Democrático de Derecho».
Los detenidos son Ronnie Lessa, de 48 años, policía retirado, y Elcio Vieiria de Queiroz, expulsado de la Policía Militar por inconducta, de 46. Lessa es sindicado como el autor de los 13 disparos que terminaron con la vida de Marielle y el chofer del auto en el que volvía de un acto en una favela de Río, de donde era oriunda. Vieira de Queiroz era el que conducía el Cobalt en el que se acercaron para ejecutarlos.
Los presuntos homicidas fueron apresados durante la madrugada de este martes en sus casas. Lessa tiene una lujosa vivienda en una coqueta urbanización de Barra de Tijuca donde también tiene propiedad Bolsonaro. Ahí también vive el concejal ultraderechista Marcello Siciliano, del Partido Humanista Social, quien había sido allanado en enero pasado en el marco de la investigación, como presunto autor intelectual del crimen.
Siciliano está implicado en sospechosas compras de tierras donde se asientan bandas paramilitares. Esa era una de las obsesionres de Marielle: la inseguridad provocada por paramilitares, muchos de ellos surgidos de las filas policiales, ligados a dirigentes políticos.
De momento, las funcionarias judiciales no dieron más precisiones sobre como sigue el caso «hacia arriba», aunque aseguraron que no se quedarán con los brazos cruzados. Lo que sí detallaron cómo fue que llegaron a Lessa y Vieiria de Queiroz.
Según informes del sitio O Plantão Brasil, las «sabuesas» demoraron meses con agentes del área informática de la Delación de Homicidios de Río de Janeiro en investigar los aparatos telefónicos que circularon por la zona donde se produjo el asesinato. Y hurgaron minuciosamente en las cámaras de seguridad de la Calle de los Inválidos ese 14 de marzo, confrontando horarios y movimientos.
Llegaron al celular que usa Lessa y luego encontraron el de Queiroz. Se metieron a buscar metadatos en la nube de sus equipos. Según explicaron, hay mucha más información que están procesando, pero quisieron apurar las detenciones porque se avecinaba el aniversario y no querían aparecer con las manos vacías. Entre los aparatos hallaron uno que estaba dentro del Cobalt estacionado cerca de la Casa de las Negras donde Marielle participaba como mediadora de un debate entre mujeres afrodescentientes, como ella, de ese barrio.
Las investigadoras relataron que el magnicidio había sido orquestado desde hacía tres meses antes. Que habían hecho inteligencia sobre Marielle, quien además publicaba sus actividades en FaceBook, de modo que no eran tan difícil saber que ese día la militante del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) iba a estar en la favela de la Maré, donde había nacido 38 años antes.
El asesinato conmovió a Brasil y al mundo cuando estaba por comenzar la campaña para las presidenciales de octubre y aún Lula da Silva estaba libre y con posibilidades de regresar al Palacio del Planalto. Y desde entonces hubo y reclamo contundente. ¿Quién mató a Marielle y quién ordenó matarla?
Hay otra línea de investigación que llega hasta Bolsonaro hijo. Es la que implicaba al ex capitán de las BOPE, (Batallón de Operaciones Especiales de la Policía carioca) Adriano Magallhaes da Nóbrega, cuya madre, Raimunda Vera Magalhaes fue funcionaria del gabinete del entonces diputado estadual Flavio Bolsonaro. Por este lado, se llega a uniformados en actividad y retirados que participan en el submundo del juego ilegal. Pero esta trama también jaquea al presidente, porque se relaciona con un desvío de fondos millonario a traves del chofer de su primogénito.
Como todo parece todavía prematuro, los colegas de Marielle y sus familiares ahora reclaman que la causa judicial no se quede en estos dos ejecutores. Incluso se cree que habría una persona mas en el Cobalt utilizado para el operativo. «Es un paso decisivo pero el caso no está resuelto», dijo a la TV Globonews Marcelo Freixo, diputado federal del PSOL, padrino político y amigo de la mujer, quien pidió establecer «quién ordenó matarla. ¿Cuál es la motivación política? ¿Qué interés existía para matar a Marielle?».
En similares términos se refirió Mónica Benicio, quien fuera su pareja. «Lo que ocurrió en la noche del 14 de marzo fue un intento de silenciar todos esos movimientos: de mujeres negras, de la población LGBT, querían que las mujeres negras abandonaran sus luchas, que la población LBGT se retrajera», destaco la agencia AFP. De visita en Buenos Aires, en setiembre pasado, Benicio había reafirmado a Tiempo la necesidad de «soñar y poner el cuerpo».
Y es lo que no dejó de hacer.