Aquella cuarentena necesaria pero llena de incertidumbres que impuso la pandemia le dio al siempre inquieto escritor, músico, actor y director Julián Rodríguez Rona el marco creativo exacto para pergeñar La vida animal, la obra que propone una representación onírica sobre la amistad, el amor y la muerte. Con una fuerte propuesta sonora y rítmica, utiliza la prosa, los diálogos y la poesía como herramientas para explorar la sensibilidad y la naturaleza humana, con exactas dosis de dolor y humor.
«Me interesaba trabajar en un material que esté entre la ficción y la realidad, la relación entre esa extraña y enigmática frontera de los sueños y lo cotidiano. Fui escribiendo escenas de a poco, tomando algunas anotaciones antiguas, y partir de ahí empecé a tirar de ese ovillo para ver qué salía, desarrollando una dramaturgia de base, que luego fui compartiendo con amigas y amigos para hacerla más nutritiva y que quede lo que finalmente estrenamos», revela Rodríguez Rona.
El proceso jugó mucho con lo intuitivo: «Nunca tuve un objetivo de hablar de algo en particular. Pero fueron apareciendo tópicos medulares como la amistad, el amor y la muerte. Estaban ahí. Algo del orden de la fantasía y los fantasmas, una fibra que se ve que me interesa porque estaban en mi obra anterior también», cuenta el autor que en 2017 estrenó su ópera prima, Lo lindo de calzarse es pisar en cualquier lado.
«Sentí que tenía un territorio por explorar y empecé a hacerme preguntas, dejé que los personajes hablaran, para entender de qué trataba la obra», puntualiza. La necesidad expresiva hizo que ocupara varios roles en este proyecto: «Cada material te pide un procedimiento y tenía la sensación de que en esta pieza podían confluir muchos lenguajes, que los tengo incorporados, por eso también actúo y dirijo lo que escribí. Hay algo del polirubro que me toca, que lo dejé fluir. Hice teatro de objetos, también entreno danza, me gusta explorar todos los lenguajes expresivos, pero también dejando la posibilidad de que los que se sumaron al proyecto tomaran la obra como propia y aportaran sus miradas».
Además, reconoce, sus motivaciones incluyen al teatro y también la necesidad de transmitir una mirada propia. «El teatro es un deporte de riesgo. Pero por suerte pude encontrar a personas que se comprometieron con la experiencia y pudimos ir puliendo juntos esa idea primitiva que yo tenía de hablar de la naturaleza humana».
La concepción de Rodríguez Rona busca que tanto los actores como el público finalmente se apropien del material: «La propuesta inicial es personal, pero se enriquece con lo que cada uno pone a ese ritual de encuentro humano que es el teatro. Una obra es el resultado del aporte de cada uno de los que participa, inclusive del espectador. Una vez que una obra arranca toma vida propia, eso lo tenemos claro con el equipo grande que conformamos».
Rodríguez Rona es actor, músico, dramaturgo y director. Entre sus últimos trabajos se destacan La obra, de Mariano Pensotti, con la que viene realizando funciones por numerosos festivales europeos. También integra el elenco de uno de los fenómenos del off La Pilarcita, de María Marull; y compuso la música original de Fuck me, la obra de Marina Otero que es un suceso internacional desde 2021. Ese mismo año se incorporó al elenco de La comedia es peligrosa, de Gonzalo Demaría, dirigida por Ciro Zorzoli, que defino como «un hito en mi carrera». También integró el elenco y realizó la música original de la versión de Jettatore!, dirigida por Mariana Chaud.
«En todo lo que hice aprendí que todos los componentes de la maquinaria son fundamentales. Por ejemplo: sin mi asistente de dirección, colaboradora artística y productora Nadia Crosa, no sé si lo hubiese logrado. Sin la presencia de ella no sería posible, al igual que la de Cecilia Zuvialde, que aportó en la escenografía y vestuario o de Matías Sendón con las luces. Todos los que participaron terminaron de dar forma a esto. Es una creación dirigida por mí pero en muchísimos aspectos, lo grupal es fundamental. Hay algo ahí del encuentro y el trabajo en equipo que me estimula muchísimo».
El autor aclara que esta obra no dialoga directa o explícitamente con la realidad actual. «Obvio que el mundo donde vivimos y cómo nos relacionamos con él es algo que surge. Hoy en día está todo bastante salvaje. La relación con el mundo, con los otros, entre personas, parece que va hacia una barbarie, donde nada importa. En este país, y en el mundo, hay un clima feroz: las instituciones, la manera de hacer política y los vínculos parecen cambiar y de alguna manera indagamos en eso», señala.
Pero el contexto económico y social hace que Rodríguez Rona valore todavía más que este proyecto se haya hecho realidad. «La verdad que es una suerte poder llevarla adelante en un contexto tan difícil –reflexiona–. Pero creo que el abordaje lúdico hizo que nos motiváramos todavía más para terminarla y llegar al estreno. Esperemos que el público pueda disfrutarlo de la misma manera que nosotros». «
La vida animal
Obra de Julián Rodríguez Rona, quien además de estar a cargo de la dirección y la dramaturgia integra el elenco junto a Paula Baldini, Andrés Ciavaglia y Agustín Gagliardi. Los sábados a las 22 en El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034.