La presidenta del Conicet, Ana Franchi, confirmó que vacuna argentina contra el Covid, Arvac Cecilia Grierson entró en las Fases II y III de pruebas clínicas en personas: “Es la primera vacuna diseñada y desarrollada en Argentina que llega a esta fase”.
Se trata del último tramo de estudios necesarios para que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) apruebe su libre circulación. Las pruebas requieren de unos 2.000 voluntarios/as. La directora del equipo, Juliana Cassataro, comentó que servirá como refuerzo y podrá adaptarse a cambios de variante.
La vacuna Arvac, que lleva el nombre de la científica y médica pionera en el país (que casualmente protagonizará los billetes de 2000 pesos junto a Ramón Carrillo), fue desarrollada por científicas y científicos del Conicet, el laboratorio Pablo Cassará y la Universidad Nacional de San Martín.
“Ya se completó la Fase I y están iniciando la Fase II y III. La primera fase es más para ver si hay efectos secundarios complicados, y en esta fase ya se empieza a ver la eficiencia de las vacunas”, resaltó Franchi.
“Es la primera vacuna diseñada y desarrollada en Argentina que llega a esta fase. En el Conicet y en los organismos de Ciencia y Técnica la idea es continuar con las investigaciones que nos llevaron a estar en el primer lugar del ranking Scimago de instituciones gubernamentales de América Latina, y dedicarnos también a trabajar asociados a las problemáticas del país, desde las baterías de litio a temas asociados a la producción, como el trigo y la soja transgénica”, acotó la funcionaria de Ciencia.
Refuerzo y variantes
Juliana Cassataro, especialista en Inmunología, enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas a cargo del equipo que desarrolla la vacuna argentina contra la Covid-19, explicó algunos detalles del desarrollo: «Si bien a veces sentimos que vamos lento para lo que la sociedad necesita, al no haberse realizado nunca algo así en Argentina, hay que decir que nos hemos encontrado con muchas dificultades. Pero ahora estamos en la recta final. Hay que entender que este tipo de proyectos es de mediano y largo plazo. Y que para concretarse requiere no solamente del aporte de los científicos, sino también del trabajo conjunto con la industria, organismos regulatorios, médicos clínicos, centros de investigación clínica y un gran financiamiento».
El ensayo clínico que llevan adelante evalúa solamente la respuesta de la vacuna en personas ya vacunadas: «Ergo, esta vacuna podrá utilizarse sólo como refuerzo». En declaraciones a Ámbito Financiero contó que el antígeno elegido –la “partecita” del virus contra la cual quieren generar la respuesta inmune– es el mismo que el de muchas vacunas ya aprobadas: «La diferencia es que nosotros ya hicimos el cambio de variante, es decir, usamos esa misma parte pero con pequeñas modificaciones. Por lo que la vacuna en sí ya no es igual que la versión original».
Además, se refirió a qué tuvieron en cuenta al momento de pensarla y elaborarla: «El primer criterio fue elegir una plataforma de vacuna que pudiera elaborarse, para todo el producto, de principio a fin en la Argentina o en nuestra región. Por eso decidimos utilizar proteínas recombinantes, porque sabíamos que existía la capacidad de producirlas con buenas prácticas de manufactura en la Argentina. Cuando comenzamos a trabajar, en nuestra región -América del Sur- estaba circulando la variante Gamma, mientras que en otras regiones abundaba la Beta. Por eso los desarrolladores de vacunas del norte se enfocaron en la segunda, mientras que nosotros en la Gamma. Igualmente después desarrollamos para versiones Delta; Ómicron BA1 y Ómicron BA4/5. Y ahora en este ensayo clínico de fase II/III estamos evaluando tres prototipos de Gamma, Ómicron y una bivalente Gamma-Ómicron. La vacuna además está diseñada para que, si llegase a circular una nueva variante, en cuatro meses se pueda generar una nueva vacuna».