La inquina de Donald Trump contra el “estado profundo”, como se conoce a los recovecos burocráticos que manejan aspectos de la política exterior del país más allá de quién esté en la presidencia, se cobró estos días una pieza de fuste al anunciar el cierre de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID en inglés). Este organismo, creado por John F. Kennedy en 1961, estuvo detrás de centenares de operaciones en todo el mundo y especialmente en América latina contra gobiernos tildados de enemigos del imperio. Entre ceja y ceja de la izquierda, sorpresivamente ahora en la picota de la gestión republicana –por haber accionado en contra de “amigos de Trump”– muchos de sus ancestrales chanchullos salen a la luz por boca de los actuales funcionarios, y el encargado de meter mano en el asunto es Elon Musk como titular del Departamento de Estado de Eficiencia Gubernamental (DOGE en inglés).
Ahora los principales medios de EE UU salen en defensa de las acciones de la USAID asegurando que su cierre afectará “la ayuda humanitaria” que realiza en países donde Washington no es ajena a los conflictos. Pero además, salen a la luz datos hasta ahora cuestionados como información manipulada. Como por ejemplo que en la nómina de la USAID figuran pagos a no menos de 6200 periodistas de todo el planeta, a 279 sociedades civiles y a más de 700 medios privados.
Según WikiLeaks, USAID usó caso 500 millones de dólares de manera encubierta de una ONG secreta financiada por EE UU, Internews Network (IN), que “trabajó con 4291 medios de comunicación, produciendo en un año 4799 horas de emisiones que llegaron a 778 millones de personas y capacitando a más de 9000 periodistas”.
El sitio fundado por el australiano Julian Assange agrega que IN tiene sedes en más de 30 países y que la directora, Jeanne Bourgault, “trabajó en la embajada de Estados Unidos en Moscú a principios de los años ’90, donde estaba a cargo de un presupuesto de 250 millones de dólares, y en otras revueltas o conflictos en momentos críticos, antes de pasar formalmente de USAID a IN”. La USAID también estaba en la mira de amigos de la actual administración. Es el caso del canciller de Hungría, Peter Szijjártó, quien dijo a Fox News que fue utilizada contra el primer ministro Viktor Orban por Joe Biden, que “no podía digerir que no estuviéramos listos para renunciar a nuestros intereses nacionales». Otro que se quejó de la agencia fue el presidente salvadoreño, Nayib Bukele. “La mayoría de los fondos de la USAID se canalizaban hacia grupos de oposición, ONGs con agendas políticas y movimientos desestabilizadores». Y añadió: «‘Periodismo independiente’ no es más que un eufemismo para decir ‘nuestros jefes están en la oscuridad'». El mandatario colombiano Gustavo Petro, a su vez, denunció que en su nación la USAID destinó unos 260 millones de dólares en su contra. Gran parte de esos recursos tenían como destino temas de género, medio ambiente. El secretario de Estado Marco Rubio declaró que hay cosas que hizo bien la USAID a lo largo de su historia, pero que otras no. Se entiende, dadas las características del gobierno de Trump, cuáles son las buenas y cuáles las malas.