Mientras River jugará este domingo ante Sarmiento en búsqueda de la alegría perdida, Martín Demichelis se asomará al Monumental por última vez al frente de su irregular ciclo (buen comienzo, off the record como bisagra, mal final). Una parte de las autoridades confiaron hasta este sábado por la tarde que el DT podía recuperarse y, mediante los golpes de viento indescifrables del fútbol, llegara al cruce ante Talleres por los octavos de final de la Libertadores, el 14 de agosto. Pero no podrá ser: el club anunció que ya no será más el técnico de River. La presión de los hinchas se tornó insostenible.

Poco antes de las 19 del sábado, la dirigencia anunció que le puso punto final a Demichelis. Tras una semana difícil en la que River sumó un punto de seis contra Lanús y Godoy Cruz y le agregó otra demostración de fragilidad a las eliminaciones ante Boca (Copa de la Liga) y Temperley (Copa Argentina), más la histórica derrota con Riestra, el DT había quedado acorralado. Sin embargo, inesperadamente, hasta el mediodía del sábado todavía le quedaba una vida.

Esa continuidad aún en el abismo y la tardía decisión del despido también pueden interpretarse como el primer eslabón de una interna dirigencial rumbo a las elecciones del año que viene, que elegirán al sucesor del presidente, Jorge Brito. No todas las autoridades querían lo mismo respecto a Demichelis pero el asunto a tener en cuenta era más profundo: también empezó a jugarse la presidencia 2025-2029.

Por un cambio en el estatuto dispuesto por Brito a fines de 2023, River ya no podrá reelegir a su presidente. El cambio sorprendió si se tiene en cuenta que Rodolfo D’Onofrio, el dirigente más exitoso de los últimos años -al compás de Marcelo Gallardo-, gobernó dos ciclos, de 2013 a 2017 y 2017 a 2021. Es cierto que José María Aguilar, tras sus dos gobiernos de 2001 a 2005 y 2005 a 2009, dejó al club entre el fuego que Daniel Passarella luego avivaría con nafta, pero la decisión de Brito fue interpretada de otra manera: como una forma de mantener unido al oficialismo.

El actual gobierno, que hasta ahora –salvo las habituales ambiciones de poder- no afrontó disputas internas relevantes, nació con la gestión de D’Onofrio a fines de 2013 junto a otros dirigentes. Los nombres más relevantes al inicio del oficialismo eran el propio Brito (vicepresidente de 2013 a 2021, y presidente desde ese año) y Matías Patanian (vice y encargado de fútbol de 2013 a 2017, y con los mismos cargos de 2021 a la actualidad), mientras que en los últimos años se sumó un dirigente de bajo perfil pero peso ascendente, Stéfano Di Carlo (vice desde octubre de 2018, en reemplazo del fallecido Guillermo Cascio, hasta 2021, y secretario general a partir de 2021).

Con Brito fuera de carrera y una oposición debilitada a partir de los triunfos del ciclo Gallardo, el oficialismo se prepara para elegir a su candidato a las elecciones de 2025: ¿irá junto o, por primera vez, dividido? Ya sin la figura de D’Onofrio, que dejó el club en 2021, dos dirigentes de la actual gestión tienen la ambición de sustituir a uno de los dueños del Banco Macro y llegar a la presidencia: son los citados Patanian (hoy vice primero y a cargo del fútbol junto a Enzo Francescoli y Leo Ponzio) y Di Carlo (secretario).

Patanian tiene el anhelo de ser presidente hace rato: incluso decidió bajarse para el periodo 2017-2021 porque el estatuto impedía que los dirigentes sumaran tres mandatos seguidos (de 2009 a 2013 había sido opositor). Pensó que podría ser candidato en 2021, a su regreso, pero D’Onofrio bendijo a Brito y el hombre de Aeropuertos 2000 lo acompañó como vice. Patanian creyó entonces que sería el candidato natural para 2025, pero le salió un competidor, Di Carlo, que en 2018 se convirtió en el vice más joven, entonces con 29 años –había sido vocal en las elecciones de 2017 y D’Onofrio lo eligió para el cargo vacante tras la muerte de Cassio-, y que en los despachos del club ya dejó en claro que quiere ser el próximo presidente.

La última vida de Demichelis

Aunque no tomó estado público, en el club hay voces que interpretan –y no solo interpretan sino que también afirman- que la continuidad «contra natura» de Demichelis en las últimas semanas, más allá de su obvia raíz futbolística, había quedado en medio de esa interna. Patanian, que había elegido al DT que sucedió a Gallardo a fines de 2022, intentó apoyarlo hasta las últimas consecuencias. Pero no todos los dirigentes estaban convencidos de que debía seguir, entre ellos Di Carlo. En claro, veían terminado el ciclo.

“Hay dos candidatos a presidente por el oficialismo. Uno es Matías Patanian, y el otro es Stéfano Cozza Di Carlo. Entre los dos van a pujar por la presidencia y se ve a las claras que esa interna política está perjudicando al club”, dijo Carlos Trillo, el segundo candidato más votado en 2021 –y que volverá a presentarse en 2025 como oposición-, este viernes en el stream de TyC Sports.

Tras la derrota ante Godoy Cruz, durante toda la semana, el fuego amigo por momentos quedó fuera de control en las redes entre las acusaciones personificadas a Patanian por el  momento de River y los contraataques a “Cozza Di Carlo” –el apellido compuesto del secretario, nieto de Osvaldo, presidente en 1989-.

A falta de un año y medio para las elecciones –serán a fines del 2025-, Brito apoyaría a Patanian para respetar aquel acuerdo inicial, aunque el rol de D’Onofrio será clave para el candidato oficialista: ¿bendecirá a Di Carlo? ¿O se mantendrá, como hasta ahora, lejos del club? El nuevo estatuto, además, determina que una de las dos vicepresidencias debe ser ocupada por una dirigente: ¿será Clara D’Onofrio, hija de Rodolfo, y actual vocal, con todo lo que implica su apellido?

Brito respaldó hasta último momento la decisión de los encargados de fútbol, o sea de Patanian, para respaldar a Demichelis, pero finalmente lo destitituyó para evitar un Monumental reconvertido en cabildo abierto este domingo. El propio Gallardo, que este sábado vio el partido Independiente Rivadavia de Mendoza-Independiente para seguir a su hijo, es el candidato natural a reemplazarlo y la dirigencia hará el intento -Eduardo Coudet queda como segundo plan-. Pero en River empezó un partido inédito: una interna en el oficialismo. «