Un aire de incomodidad se respira en el entorno industrial, que se empieza a complicar por el creciente ingreso de productos extranjeros al mercado local, un avance que perjudica a sectores sensibles como la producción textil y el calzado y otras igualmente importantes como la metalmecánica y la propia automotriz, actualmente copada por la producción brasileña.
La crisis es especialmente lapidaria en el mundo pyme pero las grandes firmas empiezan a sentir una presión que asedia en varios frentes. Mientras mascullan sus problemas, los referentes de la Unión Industrial (UIA) se alistan para la tradicional Conferencia Industrial (CI) que tendrá lugar este lunes y martes en el porteño barrio de Puerto Madero.
El Gobierno se anotó en pleno. El presidente, Mauricio Macri, confirmó, al igual que la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y una larga lista de funcionarios. Ante ellos, los empresarios del sector intentarán dar cuenta de una larga lista de temas que consideran pendientes; demandas de un sector que no le levanta la voz al Gobierno pero que contempla las medidas que se tomaron para otros sectores como el agro, las mineras o el mundo de las finanzas y siente que existe una doble vara.
El jueves, el presidente de la UIA y hombre fuerte de Arcor, Adrián Kaufmann Brea, adelantó a la prensa los ejes principales de la agenda del foro empresario. En términos elogiosos del «diálogo» intersectorial, el dirigente destacó las medidas iniciales de la gestión de Macri, como el levantamiento de la administración del comercio exterior y el pago a los fondos buitre. Las definió como «un shock inicial» al que sucedió «un gradualismo» que, de acuerdo a su argumentación, explicaría el mal momento que atraviesa el sector en la actualidad.
Las críticas, en la formalidad del encuentro con los medios, fueron leves. Además del gradualismo del Gobierno, reiteró que Brasil y su recesión afectaron mucho. Sobre las importaciones, aseguró que se limitan a sectores puntuales. Sí renovó el pedido de mejores condiciones para la competitividad de las empresas. También reclamó por un nuevo orden fiscal y en la misma oración despotricó contra la presión tributaria y lo que definió como «muchos años de subsidios y de tarifas bajas». También criticó el aumento de los costos logísticos y señaló que «el gasto público y el energético no se solucionaron ni mucho menos». Entre los puntos críticos apuntó también que todos los sectores de la industria están operando con una capacidad ociosa del 40% promedio pero no salió nunca del tono pacifista y reinvindicador del «diálogo» que auspicia la administración de Cambiemos.
Tras el encuentro con la prensa tallaron versiones periodísticas que pusieron las declaraciones de Kaufmann en el contexto de una presunta puja interna de la UIA, pero altos dirigentes de la central empresaria salieron al cruce de esa explicación en diálogo con Tiempo.
El vicepresidente 1º, Daniel Funes de Rioja, a quien las versiones sindicaron como candidato a suceder a Kaufmann, rechazó la existencia de candidaturas definidas. «Cuando llega la Conferencia Industrial se politizan la evaluaciones. El presidente Kaufmann tiene mandato por dos años», se limitó a decir el representante del sector alimenticio.
En la previa del encuentro con Mauricio Macri y su Gabinete, Funes de Rioja planteó que «hay una necesidad de ponerle una agenda al diálogo tripartito», con ejes en «cómo hacer competitiva a la Argentina y empleables a los argentinos», resumió.
A su vez, el empresario insistió con las «reformas de segunda generación». Resaltó que están en marcha medidas de contralor con los ministerios de Agroindustria y de Producción pero alertó, a tono con Kaufmann, que la presión fiscal, la falta de financiamiento y los costos logísticos y laborales «todavía son cuestiones a resolver».
Otro que rechazó la versión periodística de las candidaturas fue el salteño José Urtubey. Más allá de las internas, el dirigente de Celulosa Argentina adelantó a este diario que existe una voluntad compartida de repetir el pedido de «una agenda para la competitividad sistémica, donde tanto lo financiero como lo monetario apunte al desarrollo del país». El interés, agregó, es que «se precise un poco más el modelo de desarrollo industrial con incentivos para proteger el mercado».
Por último, el dirigente gráfico, Juan Carlos Sacco, le bajó el tono a las versiones. Los invitados «están confirmados» pero «no hay expectativa a priori», moderó. En declaraciones a otros medios, el empresario se quejó de que la industria «perdió 50 mil puestos de trabajo» este año y se alineó con sus pares para despotricar contra «la barbarie impositiva».
Cuenta regresiva para un encuentro clave. Habrá que ver si las críticas resisten hasta el martes o se diluyen en renovados eufemismos.«
Grobocopatel: «En el campo faltan medidas estructurales»
Como contracara del apuro que tiene la industria por recuperar terreno en una economía que pronuncia su recesión aparecen otros sectores como el agropecuario, el minero y el financiero, que atraviesan meses de alta rentabilidad empujada por medidas del Gobierno. En los once meses que lleva la administración de Mauricio Macri, esos ámbitos de la actividad local recibieron medidas tan puntuales como efectivas para ponerse al frente de los espacios más beneficiados. El retiro de las retenciones a las mineras, por ejemplo, es una iniciativa que marca una fuerte diferencia con lo que pasa en la industria.
El otro sector claramente más beneficiado es el agro, que saca provecho de la decisión oficial de eliminar el impuesto que el Estado cobraba a las exportaciones de granos. Precisamente desde ese poderoso ámbito de la actividad vernácula resaltó en las últimas horas una voz que habla poco pero siempre con altos niveles de repercusión por su peso en el mundo empresario. Se trata de Gustavo Grobocopatel, el «Rey de la Soja», quien aun beneficiado por las medidas en cuestión lanzó en una entrevista con el diario La Nación que «faltan muchas medidas estructurales» por tomar «para que el campo despegue».
Las medidas que se tomaron para el sector agrícola «son reparatorias», moderó el empresario que acaba de vender su nave insignia Los Grobo a un fondo inversor. Entre las medidas que restarían, alistó la ley de semillas, la ley de arrendamientos, cambiar el sistema de comercialización de carnes y la transformación en el Senasa «que se tiene que modernizar, desburocratizar».