El Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires (UBA) aprobó por 23 votos a favor y 6 en contra un reglamento que al decir de sus críticos, es discriminatorio y afectará la enseñanza interdisciplinaria que por fuerza debe mantener una facultad de Medicina, como ocurre en todo el mundo y como viene ocurriendo hasta ahora. Además, esa disposición, que obligará a que solo puedan dar clases en esa casa de estudios los egresados de Medicina, representa un ataque contra el Convenio Colectivo de Trabajo, que rige las relaciones laborales en el país y que, por lo que parece, no tiene vigencia en el ámbito docente.

Jorge Geffner es doctor en Bioquímica, investigador en el Conicet en el área de Inmunología y profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Además, integra en Consejo Superior de la UBA y es uno de los que se opuso al nuevo reglamento que, según explica a Tiempo, «tiene carácter discriminatorio ya que solo podrán inscribirse en los concursos para cargos auxiliares los egresados de Medicina, aunque sea para dictar una materia básica».

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Geffner señala además que en todo el mundo, «en escuelas de medicina como las de Harvard o Baltimore, sin ir más lejos» en esa etapa del aprendizaje de un aspirante a médico dictan cursos biólogos, bioquímicos, químicos, psicólogos. Es decir, los que estudiaron especialmente cada una de esas disciplinas como una materia principal y pueden aportar una mirada más integradora.

Cristina Ibarra es también investigadora en el Conicet y es quizás la mayor experta con que cuenta el país en Síndrome Urémico Hemolítico, ese mal que aqueja a los niños pequeños por comer carne no suficientemente cocida, para decirlo en términos sencillos.Para Ibarra, el nuevo reglamento mantiene una línea que en la UBA parece ser tradición, como es la de no reconocer la ley de Contrato de Trabajo.

«Un docente auxiliar tiene que concursar su cargo regularmente», esto implica que si no lo llegara a ganar se tiene que ir a su casa sin derecho a indemnización ni a antigüedad alguna. Pero si lo gana, debe comenzar nuevamente de cero para todas las evaluaciones sobre su desempeño.

El reglamento, que había sido aprobado en Medicina hace diez días, indica que esos cargos iniciales (auxiliares de 1ª y de 2ª, jefes de trabajos prácticos), deberán ser cubiertos por médicos. En la UBA se hizo una modificación al proyecto original, ya que era tan restrictivo que solo aceptaba egresados de esa misma casa de estudios. Ahora, podrían concursar recibidos en cualquier facultad de Medicina de la Argentina.

El argumento de Geffner para oponerse es contundente en cuanto a la limitación que plantea el reglamento. «Desde 2010, el 70% de los premios Nobel de Medicina no son médicos». «

Si no hubiera esa interdisciplinariedad, se perderían los aportes que pueden hacer especialistas en otras disciplinas que son indispensables para la formación de una persona que deberá atender la salud de la población», agrega Ibarra.

Tanto Ibarra como Geffner son egresados de bioquímica pero estudian cuestiones relacionadas con la medicina y, además, son titulares de cátedra en esa facultad. La disposición no los afectaría directamente, porque solo contempla el caso de los auxiliares. Pero, irónicamente, reconocen que si hubiese estado en vigencia cuando se incorporaron a la universidad pública, nunca hubieran podido llegar al cargo que hoy ocupan.

Y casi al unísono, también recalcan que esta normativa «será como retroceder 100 años en la enseñanza académica, es como ir hacia antes de la reforma universitaria». Ibarra estima que van a llover pedidos de amparo de docentes cuyos cargos estarán en peligro.