Por primera vez la TV Pública emitirá novelas mexicanas, producidas por la cadena Televisa. Se trata de Marea de pasiones (lunes a viernes a las 15) y La desalmada (lunes a las 22). El desembarco de estas “latas” contradice la política histórica de la señal de generar contenidos propios y/o asociarse con productores locales para darle espacio a los trabajadores argentinos de la industria audiovisual.
Aunque tal vez no sea tan importante como el aumento de la entrada en las salas del Gaumont y tenga que ver con un exceso de servilismo con el magnate Carlos Slim (importante accionista de Televisa y principal de Claro), la noticia se puede inscribir perfectamente en la misma guerra no declarada del gobierno de Milei contra el cine argentino en particular, y toda la producción audiovisual argentina en general.
Contra la TV Pública y el cine
No por nada apunta periódicamente contra artistas y cantantes, varios de ellos y ellas amados por el público en general y protagonistas de los mayores éxitos comerciales y artísticos de la televisión y el cine en las últimas décadas. De hecho hace unos días, al mostrar su sorpresa y decepción por las denuncias de violencia de género contra Alberto Ferńandez, el actor Pablo Echarri volvió a ser blanco de los ataques de la caterva de trolles (que no necesariamente son máquinas, en más de un caso son bien humanos puestos a la misma tarea) que descargaron en sus cuentas de redes sociales todo tipo de insultos.
Pero eso no es lo peor. En un panorama de gran recesión, quitar una potencial fuente de trabajo, especialmente para la gran masa de trabajadores que no tienen las posibilidades con las que puede contar un Echarri, por ejemplo, es una agresión más cruel. Una verdadera medida de violencia y miseria planificada.